Como
solución al desperdicio de alimentos
Para producir los alimentos que
terminan en los vertederos se utiliza el 30% de las tierras agrícolas
del planeta y 250 millones de litros de agua
ALBERTO BARBIERI
1.325,9 millones de kilos de comida
al año acaban en la basura de los hogares españoles
Cada año en el mundo se derrochan
1,6 mil millones de toneladas de comida, es decir que un tercio de
todos los alimentos acaba en la basura, de acuerdo con estimaciones
de la FAO: es el equivalente necesario para alimentar al 12% de la
población mundial.
1.325,9 millones de kilos de comida
al año acaban en la basura de los hogares españoles”
Según el Magrama en España la
mayoría de los alimentos comestibles acaba en la basura intacto y
solo el 20% de los desperdicios procede de lo no acabado. Frutas,
verduras y pan fresco son los alimentos más desechados y representan
el 48,1% del volumen total de lo que se tira en España.
La mayoría de los desperdicios se
produce en casa: 1.325,9 millones de kilos de comida al año acaban
en la basura de los hogares españoles, 25,5 millones de kilos a la
semana. En los hogares, el desperdicio alimentario alcanza el
42% del total, en la fase de fabricación el 39%, en la restauración
el 14% y en la distribución el 5%.
El cultivo de los alimentos que
acaban en los vertederos implica el uso de 250 millones de litros de
agua, lo mismo que consume Nueva York (RomanBabakin)
Para producir los alimentos que
terminan en los vertederos se utiliza el 30% de las tierras agrícolas
del planeta y 250 millones de litros de agua, lo que equivale al
consumo de la ciudad de Nueva York desde ahora hasta 2134. Es más:
el transporte, el procesamiento y el almacenamiento de los alimentos
desperdiciados provocan 3,3 millones de toneladas de emisiones de
dióxido de carbono al año, siendo la tercera fuente de
contaminación global.
El impulso de la economía
colaborativa
Repensar la cadena de producción,
distribución y consumo de los alimentos, en definitiva, es de sabios
y también algo revolucionario, pero sobre todo es necesario. Después
de todo, ya compartimos coches, casas y sofás ¿por qué también no
podemos compartir comida?
El ‘foodsharing’ organizado nació
en Alemania en 2012”
La economía colaborativa es el
fenómeno que está revolucionando tanto el patrón de consumo como
los de producción de bienes y servicios. Sin embargo, si cuando se
trata de plataformas para compartir coches o casas siempre hay una
empresa detrás que está ganando dinero, de momento con la comida
compartida los únicos que se benefician son las personas y el
planeta.
El Foodsharing
El foodsharing organizado
nació en Alemania en 2012 por iniciativa de algunos chicos que, de
forma totalmente voluntaria y no lucrativa, crearon una
plataforma digital donde se puede compartir el exceso de comida para
luego redistribuirlo. Los productos son variados y ordenados por
fecha de caducidad. Foodsharing. de muestra en su web la
cuenta actualizada de comida ‘salvada’ de la basura, a día de
hoy estamos a 7.604.383 kg.
Para utilizar el servicio, hay que
registrarse y declarar lo que se puede regalar, cuando va a caducar y
dónde se encuentra (Foodsharing)
Para utilizar el servicio, hay que
registrarse y declarar lo que se puede regalar, cuando va a caducar y
dónde se encuentra. Alguien de la organización lo pasa a recoger y
lo pone en distribución. El servicio no se dirige sólo a privados,
sino también a minoristas y fabricantes, de hecho el éxito rotundo
ha sido posible gracias a la colaboración de restaurantes y cadenas
de supermercados, que han entendido la ventaja económica indirecta
del proyectar una imagen sensible a los temas éticos.
Además, la comida recogida no está
destinada solo a personas sin recursos, sino que a todo lo que lo
pida. Si las personas sin hogar difícilmente tendrán acceso a
Internet, si lo tienen las asociaciones que se ocupan de ellos,
pero la plataforma también la usan estudiantes, obreros y hasta
abogados y profesionales de todo tipo. El problema, tal vez, se
encuentra en las definiciones: si en lugar de llamarla desperdicio,
consideráramos esta comida como almuerzos y cenas potenciales,
entonces comer del inutilizado por otras personas, no nos parecería
tan extraño.
La comida recogida por Foodsharing.de
no está destinada solo a personas sin recursos, sino que a todo lo
que lo pida”
Además del ejemplo alemán existen
otras plataformas y aplicaciones dedicadas a la recuperación de
alimentos. Algunas utilizan el concepto de trueque y las personas
pueden encontrar lo que necesitan a cambio de algo que tienen en
exceso. Otras, poner en red platos cocinados en casa, con el fin de
crear una plataforma de intercambio para los que, por ejemplo, han
exagerado con la producción de croquetas o de merelada.
Un problema cultural
Luis Tamayo de OuiShare, una
organización internacional que promueve la economía colaborativa,
releva que cada vez somos más “conscientes de la gran cantidad de
comida que se tira y que todavía es apta como alimento, mientras
otra parte de la humanidad se muere de hambre”. Por tanto,
argumenta Tamayo, “la comida no se puede tratar como una mercancía
más, como un producto con el que se especula para que sea más
rentable”.
La economía colaborativa no es
suficiente, se necesitan cambios en los procesos productivos
Por supuesto, una página web por sí
sola no puede hacer milagros. Se necesitan cambios en los procesos
productivos, políticas favorables y un cambio de mentalidad en la
participación ciudadana, hasta el momento en que pedir
un tupper (el doggybag, en Inglés) para las sobras
del restaurante ya no suponga ninguna vergüenza.
Cada vez somos más conscientes de la
gran cantidad de comida que se tira y que todavía es apta como
alimento, mientras otra parte de la humanidad se muere de hambre”
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