El encuentro entre el ministro del
Exterior de Ecuador, Guillaume Long, y el Secretario de Estado Pietro
Parolin. En una carta dirigida al Papa, las propuestas del presidente
Correa de abolir a nivel internacional los paraísos fiscales y de un
«Pacto ético» por el país latinoamericano que hace un año
recibió la visita de Francisco. La solidaridad de Por Unum con las
poblaciones afectadas por el terremoto
FRANCESCO PELOSO
Papa Francisco con el presidente de
Ecuador, Correa
CIUDAD DEL VATICANO
El gobierno de Ecuador, guiado por el
presidente Rafael Correa, pretende hacer una propuesta a nivel
internacional y, por lo tanto, también en la sede de las Naciones
Unidas en el próximo mes de septiembre, para la abolición de los
paraísos fiscales. Y ha pedido el apoyo de la Santa Sede.
El
ministro del Exterior, Guillaume Long se reunió con el Secretario de
Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, durante poco menos de
una hora, y le entregó una carta con la propuesta del gobierno
ecuatoriano que será entregada a Papa Francisco, según lo que
refirió el mismo ministro del Exterior de Ecuador.
Este pacto, explican las fuentes
oficiales ecuatorianas, también es descrito en la carta entregada en
el Vaticano, pues fue inspirado «por la palabra y la acción del
Papa Francisco, que en numerosas ocasiones ha denunciado la
degradación humana y ética de la economía sin rostro y sin un
objetivo verdaderamente humano»; el pacto ético debería ser
acatado « por las fuerzas y actores políticos del país, basado en
el rechazo de la candidatura a cualquier dignidad o el ejercicio de
cualquier cargo público de las personas que posean bienes o
capitales en paraísos fiscales». El ministro del Exterior de
Ecuador, Long, dijo que confía en que la propuesta de su gobierno,
basada en la abolición de los paraísos fiscales, será bien
recibida. También observó que «hay una gran compatibilidad con el
mensaje del Papa Francisco» y las encíclicas Rerum Novarum,
Centesimus Annus y, sobre todo, Laudato Si’.
En mayo de 2013, Papa Francisco
afrontó estos temas al afirmar que la crisis actual no es solo
económica, sino que hunde sus raíces en una crisis ética y
antropológica. Seguir los ídolos del poder, de la ganancia, del
dinero, por encima del valor de la persona humana se ha convertido en
una norma fundamental de funcionamiento y en un criterio decisivo de
organización. Nos hemos olvidado, y seguimos haciéndolo, de que
sobre los negocios, sobre la lógica y los Parámetros del mercado,
está el ser humano y hay algo que se le debe al hombre en cuanto
hombre, en virtud de su dignidad profunda: ofrecerle la posibilidad
de vivir con dignidad y de participar activamente en el bien común.
Hace solo un año, justamente durante
su visita a Ecuador, Bergoglio observó: « Lo que somos y tenemos
nos ha sido confiado para ponerlo al servicio de los demás (gratis
lo recibimos, gratis lo damos). Nuestra tarea consiste en que
fructifique en obras de bien. Los bienes están destinados a todos, y
aunque uno ostente su propiedad, que es lícito, pesa sobre ellos una
hipoteca social. Siempre. Se supera así el concepto económico de
justicia, basado en el principio de compraventa, con el concepto de
justicia social, que defiende el derecho fundamental de la persona a
una vida digna».
De cualquier manera, las autoridades
de Quito consideran que la propuesta para abolir a nivel
internacional los paraísos fiscales (es decir de los regímenes que
favorecen a los que depositan capitales en sus bancas, sobre todo en
pequeños Estados) podría ser bien recibida por las organizaciones
sociales y por organismos multilaterales. Según los datos que ha
difundido el gobierno del país, en Ecuador unas 1850 empresas
tendrían ocultos alrededor de 30 mil millones de dólares en
paraísos fiscales; la propuesta del presidente Correa forma parte de
un compromiso más general para llegar a la transparencia en la
gestión administrativa y financiera, con el objetivo de eliminar la
especulación. Entre otras cosas, el país todavía está sufriendo
las consecuencias del terremoto del pasado 16 de abril, que afectó
gravemente a cientos de miles de ecuatorianos.
Sobre este último aspecto habló con
«L’Osservatore Romano» monseñor Segundo Tejado Muñoz,
subsecretario del Pontificio Consejo Por Unum, dicasterio encargado
de administrar una parte de los fondos de caridad de la Santa Sede,
quien acaba de volver de América Latina en donde visitó algunas de
las zonas de Ecuador en las que Cor Unum financiará proyectos de
reconstrucción. «Acompañado durante todo el viaje por el Nuncio,
el arzobispo Giacomo Guido Ottonello —dijo monseñor Tejado—
visité tres circunscripciones eclesiásticas: el vicariato
apostólico de Esmeraldas la diócesis de Babahoyo y la arquidiócesis
de Portovejo. Esta última, sin duda, es la más afectada por el
sismo».
«El terremoto —añadió— fue muy
fuerte, devastador. Algunas zonas quedaron completamente destruidas,
muchas estructuras se derrumbaron, también muchas iglesias».
Además, justamente en estos días se cumple un año de la visita de
Francisco a Ecuador: «Adentrándome en las ciudades y aldeas
—refirió el subsecretario de Cor Unum— me encontré con muchas
personas tratando de llevarles el amor y la solidaridad del Papa y de
la Iglesia. En ellas está todavía vivo el recuerdo de la visita que
el Pontífice hizo al país justamente hace un año»
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