del Encuentro
Intergeneracional de Teología de la Liberación
Por: Pedro Trigo, SJ.-
Del 12 al 14 de octubre tuvimos en la
Universidad Iberoamericana de Puebla un encuentro intergeneracional
de Teología de la Liberación, auspiciado por Amerindia. El método
fue muy interactivo: Sólo dos ponencias, una de un joven y otra de
un viejo, con el mismo tema, y el resto, mesas redondas y
conversatorios. El encuentro fue muy intenso y a la vez cordial, con
gran sintonía de fondo. Quisiera recalcar tres puntos:
1. Lo que me ha quedado es que
tenemos que seguir profundizando en lo esencial, que no está de
ningún modo agotado, y a la vez, abrirnos a aspectos nuevos o
desatendidos.
Ahora bien, la teología de los
distintos teólogos y, en nuestro caso, de los teólogos que
compartimos la perspectiva de la liberación, siendo siempre
inacabada y complementaria, tiene que ser componible. Porque la
teología teoriza la correlación del seguimiento, que expresa que
nosotros, en nuestra época y situación, tenemos que hacer lo
equivalente de lo que Jesús de Nazaret hizo en las suyas. Así pues,
quedan excluidas, tanto la uniformidad como la dispersión
incomponible. Por eso, junto con el respeto y la libertad son sanas
las preguntas, la colaboración y la interpelación. Todo, dentro del
respeto y de la presunción de la buena voluntad de cada uno y de su
sentido teologal.
2. En concreto, yo me voy con la
convicción de que la trascendencia de la teología se juega en la
capacidad de sintonizar con los que viven cuando no hay condiciones
para vivir, que viven del empeño agónico por la vida digna, en el
que reluce la obediencia habitual al impulso del Espíritu, Señor y
dador de vida, y capaces no menos de expresarlo fehacientemente, y de
fundamentarlo.
Hoy parecería que campea el
totalitarismo de mercado y más precisamente en los últimos lustros,
el de los grandes financistas. Ellos tienen secuestrado tanto el
imaginario, como la política y hasta la esperanza. Parecería que
hemos llegado al infierno de Dante: "dejen toda esperanza,
ustedes que entran" ("Lasciate ogni speranza, voi
ch'entrate"). La tentación que acecha a quienes no acepten
estas reglas de juego ni se resignen a ellas es vivir presos de la
hipnosis del fetiche: blasfemando todo el tiempo de él.
Estas personas que viven la polifonía
de la vida en una cotidianidad sin normalidad, aunque lo que hacen
los de arriba los afecte muchísimo, tanto que casi les quitan todas
las posibilidades de vida, no los influye nada, ya que viven con
libertad liberada: de las relaciones filiales con Papadios y
fraternas con los demás, sin excluir a nadie, ni a los que los
oprimen y excluyen.
Los teólogos tenemos que poder
empatar con estas personas, muchas de ellas mujeres, recibir esa
buena nueva que es su vida, a la vez ayudarlas a alimentar su fe,
sobre todo, en la lectura discipular comunitaria de los evangelios;
recibir, pues, la revelación que Dios hace del misterio del reino a
los pobres, como lugar teológico fundamental, desde donde leer los
lugares hermenéuticos que son la Escritura, sobre todo los
evangelios que son su corazón, y la Tradición.
3. Sólo desde ese grado cero de la
vida en plenitud surgen las auténticas comunidades cristianas de
base, las comunidades de solidaridad y los grupos y organizaciones
solidarios. Y sólo desde ellos cabe arbitrar una alternativa
política, realmente democrática.
Hay que llegar a ella, porque lo que
convencionalmente se llaman las izquierdas, es decir, los que no se
conforman con el orden establecido injusto y buscan una alternativa
superadora, han fracasado, y, sin embargo, son necesarias, es decir,
son necesarios quienes no estén presos del desorden establecido y
pugnen por construir una alternativa superadora, con métodos también
superadores, que contengan en ciernes lo que se busca, que lo vayan
construyendo.
Son tres convicciones de base, que a
la vez son tareas de fondo e inaplazables.
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