La obsolescencia programada es la
vida útil que le da una fábrica o empresa a un producto, cuando
pase este periodo de vida útil el producto se volverá obsoleto,
inútil.
Esto se creó para que el consumidor
se viera obligado a adquirir un producto nuevo igual o similar. La
mayoría de los productos están “programados para morir”,
y muchas veces cuando estos dispositivos mueren es más económico
adquirir uno nuevo que reparar el que ya tenemos.
La obsolescencia programada asegura
una gran demanda, por lo tanto las empresas tienen más beneficios y
una continua oferta. Esto influye de gran manera en el desarrollo de
la economía.
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Obsolescencia de función, este tipo de obsolescencia se da cuando sale a la venta un producto más avanzado, es decir con nuevas funciones.
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Obsolescencia de calidad, en este tipo de obsolescencia el producto después de tener cierto tiempo de uso empieza a presentar fallas y un mal funcionamiento.
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Obsolescencia de deseo, ocurre cuando sale a la venta un producto más avanzado y las personas cambian el que ya tienen, solo por cuestiones de estilos o moda.
La obsolescencia programada afecta de
varias maneras a los consumidores, de manera económica y de manera
psicológica, entramos en un ciclo, comprar, usar, tirar, comprar,
usar, tirar y llegamos a desear productos que no necesitamos.
Este sistema también presenta
otros problemas como el aumento de residuos que se generan al
darse este fenómeno una y otra vez.
¿Cuándo surgió la obsolescencia
programada?
El consumo de la sociedad y la
obsolescencia programa son la base del sistema social y económico
actual. Sin embargo, este sistema no es nuevo y comenzó a
desarrollarse en la década de 1920.
La idea fue del Cártel
Phoebus, con grandes fabricantes como Philips o General Electric.
Acordaron reducir la vida útil de sus bombillas para subir
las ventas. Así, si la bombilla de Edison de 1879 tenía una
vida útil media de 2.500 horas, en 1925 sólo duraba 1.000 horas.
Cifra que ha llegado hasta hoy día.
La obsolescencia programada surge en
el año 1932, Bernard
London creó la obsolescencia buscando lustrarse a costa de
la sociedad. Este término se fue haciendo popular por los años 1954
gracias a un discurso dado por el diseñador industrial
estadounidense Brooks Stevens.
Productos programados para morir.
Hoy en día son muy pocos los
productos que no están programados para morir, tenemos las
bombillas, que se queman cada cierto tiempo y nos vemos obligados a
cambiarlas, las impresoras que dejan de funcionar, los cartuchos de
tinta que usan las impresoras, los videojuegos, los coches, las
baterías y casi todos los equipos electrónicos.
Las primeras bombillas que se
vendieron tenían una vida útil de unas 1500 horas, treinta años
después se empezaron a vender bombillas que llegaban a tener una
vida útil de hasta 2500 horas. Poco después se dieron cuenta que
con bombillas que duraran tanto las ventas iban bajando, por esto se
empezaron a vender bombillas que tuvieran una vida útil de unas 1000
horas, es decir más corta.
Todos estos productos tienen un
tiempo de vida útil determinado por el fabricante, sabemos que los
cartuchos de tinta, luego de imprimir una cierta cantidad de hojas se
acaban y debemos cambiarlos.
Se dice que los
coches fabricados en los años 50 o 60 pueden tener hasta el
doble de vida útil de la que tienen los coches actuales, la duración
de estos coches no pasa de tres décadas. Un claro ejemplo de la
obsolescencia programada lo podemos encontrar en algunas piezas de
los coches como los frenos, que después de un tiempo empiezan a
perder su capacidad.
Otro producto en el que podemos
encontrar la obsolescencia programada, es en las medias de nailon, en
los años 20 estas medias eran casi irrompibles, al durar tanto las
ventas bajaron, ya que las mujeres no necesitaban medias nuevas tan
seguido, gracias a esto se empezaron a vender las medias que tenemos
el día de hoy que se rompen con mucha facilidad.
¿Cómo afecta la obsolescencia
programada a la generación de residuos?
La vida útil de productos como
televisores, teléfonos, neveras y otros productos ha sido reducida,
estos productos tienen sustancias contaminantes como altos niveles de
plomo toxico. Muchas empresas aseguran un mantenimiento ecológico de
sus residuos y algunas empresas hasta ofrecen un servicio donde se
encargaran de su eliminación, sin embargo, muchos de estos residuos
terminan en países tercermundistas, en estos países la
contaminación y estos residuos pueden afectar de maneras graves a
los habitantes.
Hay países como China y Nigeria que
tienen vertederos internacionales en los cuales en 2010 podíamos
encontrar hasta 40 millones de toneladas de estos residuos que no
cuentan con el tratamiento adecuado para su correcta eliminación.
Ciclo de comprar, usar, tirar.
Tenemos un documental
dirigido por Cosima Dannoritzer en el que habla sobre la
obsolescencia programada. Este documental tiene una duración de 52
minutos en los cuales habla de por qué los productos duran cada vez
menos, de las consecuencias de la obsolescencia programada.
En este documental se habla de dos
consecuencias bastante importantes, una de ellas es la contaminación
que produce estos residuos, muchos de estos residuos son desechados
en Ghana ilegalmente. Otra consecuencia que se destaca en este
documental es el hecho de que si seguimos con este modelo de
consumo llegaremos a un punto en el que nos quedaremos sin recursos.
El documental trata los movimientos
que han sucedido en contra de la obsolescencia programada, entre las
personas que destacan en este punto están los hermanos Neistad, el
activista medioambiental Mike Anane, Warner Philips, Michael
Braungart.
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Los hermanos Neistad, iniciaron una campaña en contra de Apple, ya que sus baterías no duraban más de 18 meses y no existía manera de cambiarle la batería a los dispositivos Apple, una abogada interesada en el caso demando a Apple, ella gano este juicio y Apple se vio obligado a vender las baterías para los dispositivos y tuvo que aumentar el tiempo de garantía.
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Mike Anane, es un activista medioambiental, creó una base de datos con el contacto de todas las empresas que envían sus residuos a Ghana para poder demandarlas.
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Warner Philips, uno de los descendientes de los fabricantes de bombillas, creó una bombilla LED con una vida útil de hasta 25 años.
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Michael Braungart, es un químico que ayudo a una fábrica de tejidos Suiza a crear una sustancia biodegradable para usarla en fabricación de tejidos.
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