A los
organizadores del IX Encuentro Mundial de la Familia
La JMF se realizará del 21 al 26 de
agosto de 2018 en Dublín, Irlanda, sobre el tema “El Evangelio de
la Familia: alegría para el mundo”
(Ciudad del Vaticano, 30 Mar. 2017).-
Publicamos a continuación la carta que el santo padre Francisco ha
enviado al prefecto del dicasterio para los Laicos, Familia y Vida,
cardenal Kevin Farrell, teniendo en vista la preparación del IX
Encuentro Mundial de las Familias.
Este evento se realizará del 21 al
26 de agosto de 2018 en Dublín, Irlanda, sobre el tema “El
Evangelio de la Familia: alegría para el mundo”.
Ahora, con el deseo de comenzar su
preparación, me complazco en confirmar que se desarrollará del 21
al 26 de agosto de 2018, sobre el tema: “El Evangelio de la
familia: alegría para mundo”. Y con respecto a este tema y a su
desarrollo quisiera ofrecer algunas indicaciones más precisas.
Deseo, efectivamente, que las
familias puedan profundizar en la reflexión y compartir los
contenidos de la Exhortación Apostólica post-sinodal Amoris
Laetitia.
Nos podríamos preguntar: ¿El
Evangelio sigue siendo alegría para el mundo? Y también: ¿La
familia sigue siendo una buena noticia para el mundo de hoy? ¡Yo
estoy seguro de que sí! Y este “sí” está firmemente fundado en
el plan de Dios.
El amor de Dios es su “sí” a
toda la creación y al corazón de la misma, que es el hombre. Es el
“sí” de Dios a la unión entre el hombre y la mujer, abierta a
la vida y al servicio de ella en todas sus fases; es el “sí” y
el compromiso de Dios con una humanidad a menudo herida, maltratada y
dominada por la falta de amor.
La familia, por lo tanto, es el “sí”
del Dios Amor. Solamente partiendo del amor la familia puede
manifestar, difundir y regenerar el amor de Dios en el mundo. Sin
amor no se puede vivir como hijos de Dios, como cónyuges, padres y
hermanos.
Quiero hacer hincapié en la
importancia de que las familias se pregunten a menudo si viven
partiendo del amor, por el amor y en el amor. Esto significa
concretamente darse, perdonarse, no perder la paciencia, anticiparse
al otro, respetarse. ¡Cómo mejoraría la vida familiar si cada día
se vivieran las tres sencillas palabras “permiso”, “gracias”,
“lo siento”!
Todos los días experimentamos la
fragilidad y la debilidad, y por eso todos nosotros, familias y
pastores, necesitamos una humildad renovada que plasme el deseo de
formarnos, de educarnos y de ser educados, de ayudar y de ser
ayudados, de acompañar, discernir e integrar a todos los hombres de
buena voluntad.
Sueño con una Iglesia en salida, no
autorreferencial, una Iglesia que no pase lejos de las heridas del
hombre, una Iglesia misericordiosa que anuncie el corazón de la
revelación de Dios Amor que es la Misericordia.
Es la misma misericordia que nos hace
nuevos en el amor; y sabemos cuanto las familias cristianas sean
lugares de misericordia y testigos de misericordia; después del
Jubileo extraordinario lo serán todavía más, y el Encuentro de
Dublín podrá dar señales concretas.
Invito, pues, a toda la Iglesia a
recordar estas indicaciones en la preparación pastoral para el
próximo Encuentro Mundial.
Ante Usted, querido Hermano, junto
con sus colaboradores, se presenta la tarea de conjugar de una forma
especial la enseñanza de Amoris Laetitia, con la cual la Iglesia
desea que las familias estén siempre en camino, en esa peregrinación
interior que es una manifestación de vida auténtica. Mi pensamiento
se dirige de manera especial a la archidiócesis de Dublín y a toda
la querida Nación irlandesa, por la generosa hospitalidad y el
esfuerzo que implica organizar un evento de esta magnitud.
¡Que el Señor les recompense a
partir de ahora, concediéndoles en abundancia favores celestes! La
Sagrada Familia de Nazaret guíe, acompañe y bendiga vuestro
servicio y a todas las familias involucradas en la preparación del
gran Encuentro Mundial de Dublín.
Desde el Vaticano, 25 de marzo de
2017
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