El legado de la “guardiana de los
ríos” no sólo vive en la organización, vive también en su
comunidad y en otros muchos pueblos de América Latina.
Tegucigalpa, Honduras.-
Este jueves 2
de marzo se cumple un año en que fue asesinada la líder campesina
Berta Cáceres, una luchadora incansable en contra la construcción
de la hidroeléctrica Agua Zarca en el río hondureño Gualcarque y
defensora de la Madre Tierra, sin que hasta el momento el crimen haya
sido resuelto, ni los responsables sancionados.
Según la
organización Amnistía Internacional, “La vergonzosa ausencia de
una investigación efectiva para hallar a quienes ordenaron el brutal
homicidio envía un aterrador mensaje a los cientos de personas que
se atreven a manifestarse contra los poderosos”.
El homicidio de Berta Cáceres,
conocida cariñosamente como “guardiana de los ríos”, sigue sin
responsables claros, aunque el proyecto Agua Zarca, contra el que
luchó, está paralizado. La organización que liderara el Consejo
Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras
(COPINH), recuerda constantemente que ‘Berta Vive’ porque su
defensa de los ríos está fortalecida porque “Berta ha sembrado
una semilla para seguir cosechando lucha”.
En una nota editorial de Radio
Progreso de Honduras, el pasado 5 de enero se cuestionó la impunidad
en que se mantiene este caso que indignó a la comunidad nacional e
internacional, pues ni siquiera "se ha permitido la creación de
una Comisión internacional independiente de expertos investigue el
crimen, han sido meses de represión a los indígenas que no cesan la
lucha por justicia"
Agrega que durante estos meses siguen
latentes las "muestras hermosas de resistencia y
solidaridad en Honduras y el mundo. Han sido meses en que las
organizaciones populares e indígenas han realizado plantones en el
Ministerio Público, Corte Suprema de Justicia; meses de
peregrinaciones, actos culturales, de producción musical, de
pintura, grafiti, acto ecuménico: todo movido por el espíritu
libertario de Berta Cáceres".
Mientras tanto, una de sus hijas,
Berta Zúñiga Cáceres, exigió que se marque “un precedente de
justicia en un país donde no hay justicia”. Así también su
madre, Austra Berta Flores, responsabilizó al Estado, a la empresa
DESA, a las fuerzas políticas y los consorcios e intereses
empresariales, por la muerte de su hija Berta Cáceres.
Y es que el legado de Berta Cáceres
no está sólo presente en su familia, sino también en su comunidad,
en sus compañeras de organización y en otros muchos pueblos a los
que quieren arrebatar su espacio, su identidad.
El asesinato de Berta Cáceres ha
demostrado que el modelo extractivista y la represión están
amenazando el acceso a la tierra, al agua, a la historia, a la
identidad, a los derechos al pueblo lenca; pero también al pueblo
hondureño, al pueblo centroamericano y, tristemente, a gran parte de
la ciudadanía global que carece de ningún tipo de privilegio.
Defendamos a las que nos defienden es el reclamo de la Iniciativa
Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos, que lanza
constantemente alertas de mujeres en peligro por su activismo social
y medioambiental y que está promoviendo movilizaciones en las
embajadas de Honduras para el 2 de marzo: “Nosotras, sus compañeras
de lucha, hermanas, cómplices y amigas seguimos su legado”.
El legado de la
“guardiana de los ríos” no sólo vive en la organización, vive
también en su comunidad y en otros muchos pueblos de América
Latina. “Este río siempre me llama y yo tengo que andar ahí”,
dice María Domínguez, hondureña lenca amenazada y golpeada por
defender las aguas del Gualcarque. “Vamos a seguir luchando, nunca
nos vamos a desmayar”, dice, por su lado, doña Merche, otra
activista.
Signis
No hay comentarios:
Publicar un comentario