Está
equilibrando el desbalance histórico de la sociedad con la mujer.
Es necesaria una maduración de las
sociedades para permitir la incorporación progresiva de las mujeres
en todos los ámbitos laborales, para que pueda desarrollar su papel
con iguales oportunidades que los varones
Durante milenios, la sociedad en su
conjunto "ha estado coja, porque uno de sus pilares estaba
desatendido y abandonado a su suerte", pero que con el "cceso
de las mujeres a la educación se "está equilibrando ese
desbalance y nos permite participar aportando nuestros personales
carisma a la vida en común, no sólo dentro sino también fuera de
la familia".
Así expresa la comunicadora mexicana Leticia
Soberón, docente universitaria y consultora de la Secretaría de
Comunicación de la Santa Sede, en una breve entrevista con SIGNIS
ALC, a propósito de la conmemoración del Día Internacional de
la Mujer, que se cumple este 8 de marzo.
Según señala, está "siendo
necesaria una maduración de las sociedades para permitir la
incorporación progresiva de las mujeres en todos los ámbitos
laborales, para que pueda desarrollar su papel con iguales
oportunidades que los varones".
Para Leticia Soberón, el proceso
para alcanzar un equilibrio e "iguales oportunidades" entre
mujeres y varones "no es lineal, no avanza como una recta hacia
arriba, sino que tiene subidas y bajadas además con diferencias
entre los diversos ejes culturales del mundo".
Considera que "no es bueno
idealizar a las mujeres, como tampoco a los hombres. Todos somos
personas y como tales, sujetos de virtudes y defectos, de opciones
más o menos acertadas, y libres para construir o destruir a los
demás. Pero es cierto que la sociedad en su conjunto, durante
milenios, ha estado coja, porque uno de sus pilares estaba
desatendido y abandonado a su suerte. El acceso de las mujeres a la
educación está equilibrando ese desbalance y nos permite participar
aportando nuestros personales carisma a la vida en común, no sólo
dentro sino también fuera de la familia".
Al ser consultada sobre la
participación de la mujer en la Iglesia, Leticia Soberón señala
que poco a poco se va descubriendo "la importancia de la
formación de los laicos y laicas en Teología y ciencias religiosas
para que no sean “eternos menores de edad”, sino discípulos(as)
y misioneros(as) que asumen con libertad y decisión el mandato de
Jesús para ir y predicar. Queda mucho camino por recorrer en
corresponsabilidad de todo el Pueblo de Dios respecto a las tareas de
la evangelización, pero la Iglesia camina hacia allí con el corazón
fiel a lo que entiende que Cristo hizo y desea hoy".
Finalmente, considera que "Ser
mujeres adultas, completas, renovadas en Cristo, que lleguen a ser
“Apóstolas de los Apóstoles” como dijo Santo Tomás de Aquino,
es la misión más maravillosa a la que el Señor nos pudo llamar".
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