1) Bienaventurado el dirigente
político que entiende su papel en el mundo.
2) Bienaventurado el dirigente
político que ejemplifica personalmente la credibilidad.
3) Bienaventurado el dirigente
político que trabaja por el bien común y no por intereses
personales.
4) Bienaventurado el dirigente
político que es sincero consigo mismo, con su fe y con sus promesas
electorales.
5) Bienaventurado el dirigente
político que trabaja por la unidad y hace de Jesús el apoyo de su
defensa.
6) Bienaventurado el dirigente
político que trabaja por el cambio profundo, desde las raíces, se
niega llamar bueno lo que es malo y utiliza el Evangelio como guía.
7) Bienaventurado el dirigente
político que escucha al pueblo antes, durante y después de las
elecciones y que siempre escucha a Dios en la oración.
8) Bienaventurado el dirigente
político que no tiene miedo de la verdad ni de los medios de
comunicación, porque en el momento del juicio responderá sólo ante
Dios, no ante los medios de comunicación.
Escritas
años atrás por el Cardenal Francisco Javier Van Thuan, obispo
vietnamita que pasó trece años en una prisión durante el régimen
comunista de Vietnam, y que luego, liberado, fue nombrado por el Papa
Juan Pablo II como Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz.
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