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viernes, 13 de enero de 2017

Convocados a Caminar juntos


Carta Pastoral de los Obispos del Ecuador ante las próximas Elecciones Generales
  1. Introducción
Para el próximo domingo 19 de febrero, el Ecuador ha sido convocado a las urnas para elegir a sus principales dignidades, especialmente al Presidente Constitucional de la República y a los miembros de la Asamblea Nacional. La Iglesia es consciente de la importancia de unas elecciones que marcarán el próximo futuro de nuestro país.
Como católicos y como ciudadanos, tenemos la responsabilidad de participar de forma corresponsable en la vida pública. De aquí la responsabilidad que tenemos de elegir bien, de forma responsable y ética. Es necesario estudiar los programas y las mejores respuestas a las necesidades reales del país, pero también los principios morales y los comportamientos democráticos y éticos de los candidatos. Como Obispos del Ecuador, queremos ofrecer a la sociedad, con profundo respeto, algunas orientaciones que iluminen el proceder de los ciudadanos a la hora de decidir el voto.
  1. Realidades apremiantes
• Superar la pobreza
Todavía hay muchos hermanos nuestros que necesitan ayuda y promoción, desempleados que esperan un trabajo adecuado, pueblos y nacionalidades que aspiran a ser respetados en su identidad, empobrecidos que exigen mejor asistencia pública. Necesitamos construir una sociedad más justa y solidaria, con un auténtico desarrollo integral.
• La dignidad de la persona humana
También entre nosotros se dan situaciones lacerantes de pobreza que condicionan la dignidad de la persona, especialmente en el mundo rural o en los barrios marginales de nuestras grandes ciudades. El cuidado y la promoción de los empobrecidos debe de iluminar cualquier programa político ético e integrador.
• El bien común
La justicia social debe de integrar a todos, pero, especialmente, a los más desfavorecidos de nuestra sociedad. Necesitamos un pacto por el bien común que promueva relaciones de equidad y de justicia. Siempre, por encima de intereses de partido o de grupos de poder.
• La subsidiaridad
El hombre nace y crece en familia, forma parte de asociaciones y grupos sociales. Recibe y, al mismo tiempo, crea una cierta visión del mundo y una cultura. No podemos despreciar el ingente esfuerzo de trabajadores, empresarios, instituciones públicas y privadas. La creación de riqueza, empleo y oportunidades es el fruto del trabajo de millones de ecuatorianos que luchan cada día por salir adelante. El Estado tiene un valor subsidiario y no debe de sustituir la iniciativa privada.
• El diálogo en los diversos ámbitos de la vida
Los ecuatorianos compartimos una misma historia y, juntos, tenemos que seguir construyéndola. Esto sólo es posible desde una clara libertad de opinión y de expresión, desde el diálogo, buscando lo que conviene al conjunto de la sociedad, ceñidos a la verdad y a la justicia. Necesitamos políticos que promuevan un auténtico diálogo social.
• La participación y la corresponsabilidad
No puede haber corresponsabilidad sin participación política y ciudadana. El estatismo, el centralismo y el discurso único, son una gran tentación de poder y de control. Nadie puede suplir la libertad y la dignidad de las personas.
• La solidaridad
La sociedad y, especialmente, quienes la sirven, están llamados a educar y a promover una profunda solidaridad. Necesitamos una economía social, solidaria y productiva, que garantice trabajo digno y supere la enorme quiebra entre ricos y pobres. Nos preocupan especialmente los jóvenes, aquellos que ni estudian ni trabajan, especialmente sensibles a la delincuencia, al alcohol, a la droga,… En este momento, crear fuentes de trabajo digno es una prioridad.
• La interculturalidad
El mundo intercultural de pueblos indígenas, afros y montubios es una inmensa riqueza del Ecuador. Promover su identidad, usos y costumbres ancestrales no puede ser un botín político. Dividir a los indígenas, debilitar sus organizaciones, es un grave atentado al derecho que los pueblos tienen a vivir y progresar en paz.
  1. Compromisos
• El compromiso ético
La ética política pide a todos una conducta moral intachable. El Papa Francisco nos decía: “La corrupción supone la destrucción del tejido social” y “es un fraude a la democracia”. Resulta escandaloso que la corrupción se dé al tiempo en que miles de personas viven en el desempleo y las familias humildes experimentan graves necesidades. Los ciudadanos claman por un ejercicio honesto del poder. La corrupción deja en evidencia la falta de control y de fiscalización de las diversas instituciones. Es un derecho social que tienen los ciudadanos.
• El respeto a la vida
Desde la concepción hasta la muerte natural de las personas. Éticamente, resultan inaceptables políticas públicas que promuevan el aborto, la eutanasia, la pena de muerte, la trata de personas o el maltrato físico o psicológico. No se trata sólo de derechos individuales. La sociedad debe de defender la vida y la calidad de la vida.
• El cuidado de la familia
Son muchos los que, desde una ideología de género, tienden a equiparar cualquier forma de convivencia humana con la familia conformada por el padre, la madre, los hijos. La Constitución deja claro el matrimonio entendido como la unión entre un hombre y una mujer. Respetando las opciones de cada cual en el ámbito del bien común, nos parece inaceptable la equiparación de toda unión legal o de hecho con el matrimonio. La defensa de la familia también supone respetar el derecho de los padres a educar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones éticas y religiosas. Una educación de discurso ideológico único y obligatorio contradice la libertad educativa propia de un estado democrático.
• El cuidado de la Creación
El Papa Francisco nos recuerda el deber que todos tenemos de cuidar “nuestra casa común”. El cambio climático, la falta de acceso al agua potable, la explotación salvaje de los recursos naturales, sobre todo petroleros y minerales, sin las debidas garantías y sin la consulta previa a las comunidades, pone en peligro nuestro futuro personal y el de nuestros pueblos. Necesitamos políticas y leyes adecuadas, pero también la educación de la conciencia y la promoción de nuevos estilos de vida, humanos y saludables.
  1. Conclusión
No existen políticas ni políticos perfectos, pero es necesario elegir a aquellos que más se acercan al ideal de sociedad que, desde nuestros principios y valores, tenemos y deseamos. Les invitamos a orar para que el Señor ilumine la conciencia de los votantes. Pero, también por aquellos que serán elegidos. Que quienes nos gobiernen nunca antepongan intereses personales, familiares o de grupo a los intereses del Ecuador, al bienestar de nuestro pueblo. Que las elecciones sean un auténtico evento cívico, respetuoso y pacífico. En su día nos tocará respetar la voluntad popular expresada en las urnas. Pero, después, todos tendremos que seguir trabajando a favor de nuestro país. Ponemos en las manos de Dios y de la Santísima Virgen María el futuro de nuestra Patria.
Reciban el saludo cordial y fraterno de

Los Obispos del Ecuador 6 de enero, 2017

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