nuestro llanto está con los mártires”
El Papa recordó la figura de san
Esteban, el primer mártir del cristianismo y ofreció sus sentidas
condolencias “al querido pueblo ruso” por el avión que precipitó
en el Mar Negro provocando la muerte del coro de las Fuerzas Armadas
Andrés Beltramo Álvarez
Ciudad del Vaticano
“El mundo odia a los cristianos por
la misma razón por la cual odió a Jesús, porque él trajo la luz
de Dios y el mundo prefiere las tinieblas para esconder sus obras
malvadas”. La alegría de la Navidad y la desolación del martirio.
Dos realidades que este lunes evocó el Papa. Lo hizo al evocar la
figura de san Esteban, el primer mártir de la historia del
cristianismo. Y dejó en claro que la vida cristiana implica no sólo
la esperanza de la salvación, sino la certeza de la persecución.
“Jesús anunció a los discípulos
el rechazo y la persecución que encontrarían diciendo así: serán
odiados por todos en mi nombre. Recordemos que Jesús, en la última
cena, rezó para que nos defendiese del malvado espíritu mundano.
Existe oposición entre la mentalidad del evangelio y la mundana.
Seguir a Jesús quiere decir seguir su luz, que se encendió en la
noche de Belén y abandonar las tinieblas del mundo”, sostuvo.
Recordó que Esteban fue lapidado
porque confesó su fe en Jesucristo, hijo de Dios, quien vino al
mundo para invitar a todo creyente a elegir el camino de la luz y de
la vida. Eligiendo la verdad –siguió- el santo se convirtió en
víctima del “misterio de iniquidad” presente en el mundo pero,
en Cristo, él venció.
Sostuvo que también hoy la Iglesia,
para dar testimonio de la luz y de la verdad, experimenta en diversos
lugares duras persecuciones, hasta la suprema prueba del martirio. Y
exclamó: “¡Cuántos de nuestros hermanos y hermanas en la fe
sufren abusos, violencias y son odiados a causa de Jesús!”.
Entonces, saliéndose del discurso
que tenía preparado, advirtió que los mártires de hoy son, en
número, muchos más respecto a los de los primeros siglos. Aseguró
que cuando se lee la historia de los primeros siglos, por ejemplo en
Roma, se observa mucha crueldad con los cristianos. “La misma
crueldad existe hoy, y en número mayor con los cristianos”,
insistió.
Por eso añadió: “Hoy queremos
pensar en ellos y estar cercanos con nuestro afecto, nuestra oración
y también nuestro llanto. Ayer, día de Navidad, los cristianos
perseguidos en Irak celebraron la Navidad en su catedral destruida.
Es un ejemplo de fidelidad al evangelio. No obstante las pruebas y
peligros, ellos atestiguan con su valentía su pertenencia a Cristo y
viven el evangelio empeñándose a favor de los últimos, de los más
abandonados, haciendo el bien a todos sin distinción, atestiguan así
la caridad en la verdad”.
Más adelante, el Papa pidió que al
hacer espacio dentro del corazón de cada uno al hijo de Dios que se
dona a nosotros en la Navidad, se renueve la alegre y valiente
voluntad de seguirlo fielmente como única guía, perseverando en el
vivir según la mentalidad evangélica y “rechazando la mentalidad
de los dominadores de este mundo”.
Después de pronunciar el Angelus,
Francisco envió un mensaje a Rusia: “Expreso vivas condolencias
por la triste noticia del avión ruso precipitado en el Mar Negro. El
señor consuele al querido pueblo ruso y a los familiares de los
pasajeros que estaban a bordo: periodistas, tripulación y el
excelente coro y orquesta de las Fuerzas Armadas. La beata Virgen
María sostenga las operaciones de búsqueda actualmente en curso. En
el 2004, el coro se exhibió en el Vaticano para el vigésimo sexto
año de pontificado de San Juan Pablo II: rezamos por ellos”.
Luego renovó a todos su deseo de paz
y serenidad, para que sean estos, en familia, días de gozo y
fraternidad. También felicitó a todas las personas que se llaman
Esteban y Estefanía por su santo.
Reveló que en estas semanas recibió
muchos mensajes de felicitaciones de todo el mundo y no siéndole
posible responder a cada uno, expreso a todos su agradecimiento,
especialmente a quienes le aseguraron que rezarán por él.
“¡Gracias
de corazón! ¡El señor los recompense con su generosidad!”,
sentenció.
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