ROBERTO O´FARRILL
Los días 4 y 5 de enero sería mejor
olvidarlos, pero no es posible ni conveniente olvidar esos actos
vandálicos perpetrados en disturbios y saqueos, bajo una torcida
estrategia de generalización del miedo, porque son actos que
evidenciaron una realidad de violencia estructural que se padece en
México, una violencia que viene expresándose desde hace varios años
en diversas regiones del país y que es provocada por el crimen
organizado y desorganizado pero principalmente por un proceso de
degradación social y de decadencia moral.
Adicional a estos hechos deleznables,
la nueva Constitución que se prepara para la ciudad de México no
reconocerá el derecho a la vida que toda persona tiene desde antes
de nacer. Así, a la violencia existente, se sumará una violencia
institucional, carente de toda moral, en contra del más débil de
todos los mexicanos: el que está por nacer.
No solamente México, prácticamente
en todo el sub-continente latinoamericano se encuentran factores
comunes de crisis y desestabilización como devaluaciones, incremento
en los precios de combustibles, inflación, pérdida del poder
adquisitivo, división social, desigualdad, pobreza, corrupción,
crimen organizado y violencia, que aquejan a prácticamente toda la
región.
Ante estos hechos innegables, es
necesario conocer el fondo de este deterioro moral, desarrollar una
mayor sensibilidad social y exigir a las autoridades dialogar con la
sociedad. Para ello se requiere del interés y de la valentía de
todos para atrevernos a cambiar las malas prácticas de nuestros
gobernantes, de las que somos cómplices con nuestra indiferencia y
con el voto ejercido más por intereses personales que por el bien
social y por la recuperación del orden moral.
El deterioro social de los últimos
años es consecuencia de la suma de una serie de proyectos moralmente
fragmentados y de políticas que atentan contra la moral y la
familia. En la ciudad de México la decadencia moral se ha disparado
a partir del ejercicio del poder en manos de gobernantes
progresistas y corruptos.
A la decadencia moral y degradación
social de los mexicanos han venido a sumarse serios problemas en la
política exterior con los Estados Unidos y en la economía, por lo
que el año será complicado con un crecimiento económico previsible
como el de una situación semejante a la de una recesión, al menos
durante la primera mitad del año. Los incrementos a los precios de
gasolinas, electricidad, gas Natural y LP, combinados con el
incremento al salario del 9.5% y la devaluación del peso, coinciden
para generar una burbuja inflacionaria para los próximos meses,
inflación que podría rebasar el 5%. El dólar norteamericano se
mantendrá fuerte frente a todas las monedas, el Euro podría tocar
niveles de uno a uno con respecto al dólar, y el valor de la moneda
mexicana llegará a estar por arriba de los 24 pesos por dólar, y
tal vez hasta 25.
Es previsible que la inseguridad en
México se incrementará ante una mayor repatriación de trabajadores
migrantes y el bajo crecimiento de la inversión en las empresas. La
inseguridad, la burocracia y la corrupción seguirán siendo los
principales obstáculos para la expansión de la economía. La crisis
económica, junto a la inseguridad y corrupción, podrían hacer que
López Obrador, apoyado por Carlos Slim, terminara el año en el
primer lugar de preferencias electorales para 2018, con amplia
ventaja sobre sus contendientes, cosa que afectará seriamente la
confianza económica de los inversionistas y la fuga de capitales
provocando una crisis todavía mayor para el próximo año.
A los problemas nacionales podría
sumarse una hostilidad militar entre Estados Unidos y China como
consecuencia de que Donald Trump calificara a China de manipulador de
su divisa para imponerle un arancel del 45% a sus mercancías; China
respondería con el establecimiento de aranceles elevados a los
productos norteamericanos y con la nacionalización de inversiones de
empresas americanas. Irán podría cancelar el acuerdo nuclear con
Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido y Rusia ante las
agresiones estadounidenses; regresarían las sanciones y crecería la
tensión geopolítica en la zona. Es innegable la presencia del
riesgo de atentados contra Donald Trump por su odio racial hacia los
musulmanes y la afectación de grandes intereses mundiales.
A los mexicanos creyentes nos queda
la esperanza de la oración, pero también es preciso actuar, pues
urge rescatar la moral como un deber prioritario de nuestra sociedad.
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