No tenemos otra dicha ni prioridad
que ser instrumentos del Espíritu de Dios, en Iglesia, para que
Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado
Santuario De Aparecida
+ Mons. Felipe Arizmendi Esquivel
Del 13 al 31 de mayo de 2007,
estuvimos reunidos en el santuario de Aparecida cerca de 250
personas, la mayoría obispos con derecho a voz y voto, junto con
varios presbíteros, religiosas y laicos con derecho a voz, que
aportaron mucho al desarrollo de esta V Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano y de El Caribe. Aparecida está entre Río
de Janeiro y Sao Paulo, Brasil.
El tema fue propuesto por algunos que
participamos en reuniones del CELAM y completado por el Papa
Benedicto XVI: Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que
nuestros pueblos en El tengan vida. Tuve la gracia de ser elegido
para vivir este gran encuentro eclesial, representando al episcopado
nacional, junto con otros hermanos obispos del país.
Ya había participado en la IV
Conferencia, en octubre de 1992, en Santo Domingo, República
Dominicana, cuyo tema central fue Nueva evangelización, promoción
humana y cultura cristiana. También formé parte del Sínodo de
América, realizado en Roma en noviembre-diciembre de 1997. Su tema
fue El encuentro con Jesucristo vivo, camino para la conversión, la
comunión y la solidaridad en América. Con estos aportes, el Papa
San Juan Pablo II elaboró la Exhortación La Iglesia en América.
Soy testigo de la acción
sorprendente del Espíritu Santo en su Iglesia. Nosotros hacemos lo
que podemos; opinamos, proponemos, redactamos, compartimos,
corregimos, dialogamos y oramos mucho; pero los resultados rebasan
nuestros esfuerzos humanos. El Espíritu guía a su Iglesia. Yo que
he vivido personalmente estas reuniones, que he sufrido las tensiones
y presiones que nunca faltan, pero que también he gozado con tanta
vida que hay en nuestra Iglesia latinoamericana y americana, doy
testimonio de que los documentos que producimos y las orientaciones
que ofrecemos manifiestan la acción amorosa del Espíritu Santo. Me
quedo sorprendido por los resultados, que nos rebasan completamente.
En Aparecida, me eligieron como
secretario, junto con otro obispo brasileño, en el grupo que nos
tocó elaborar la propuesta que se concretó en el capítulo II del
documento final, que corresponde al paso Ver: Mirada de los
discípulos misioneros sobre la realidad. En el plenario, se le
hicieron todas las modificaciones que los participantes presentaron,
y luego todo pasó a la Comisión Central de Redacción, que presidía
el cardenal Bergoglio, el actual Papa Francisco. Todas estas son
mediaciones humanas, y siempre me digo: ¡Cómo es posible que haya
salido un documento tan importante y trascendente! Nosotros hicimos
lo que pudimos; pero la obra es del Espíritu. Lo afirmo, lo gozo y
lo comparto. ¡El Espíritu Santo guía a su Iglesia!
PENSAR
Es imposible, en este breve artículo,
hacer un resumen del documento. Sólo resalto algo que me llena, me
apasiona, me motiva:
“Aquí está el reto fundamental
que afrontamos: mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y
formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida
y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría, el don
del encuentro con Jesucristo. No tenemos otro tesoro que éste. No
tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del
Espíritu de Dios, en Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado,
seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no obstante
todas las dificultades y resistencias. Éste es el mejor servicio
-¡su servicio!- que la Iglesia tiene que ofrecer a las personas y
naciones” (DA 14).
“Conocer a Jesucristo por la fe es
nuestro gozo; seguirlo es una gracia, y trasmitir este tesoro a los
demás es un encargo que el Señor, al llamarnos y elegirnos, nos ha
confiado” (DA 18).
Y es a partir de Jesucristo, de ser
sus discípulos, como nos convertimos en sus misioneros en todos los
ambientes: sociales, económicos, políticos, culturales, ecológicos
y religiosos. Jesús nos inspira, nos mueve, nos exige, nos orienta,
nos impulsa. Con El, nosotros cambiamos y cambiamos el entorno.
ACTUAR
El Documento de Aparecida es muy
completo y no ha perdido actualidad. Invito a releerlo con un corazón
abierto, descubriendo qué quiere decir el Espíritu a su Iglesia,
para que sea fiel a Jesús.
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