el papel de la
mujer:
A menudo es víctima de una violencia ciega
El Papa Francisco saluda a una mujer
Por Álvaro de Juana
VATICANO, (ACI).-
El Papa Francisco puso de relieve el papel de la mujer en los
diversos ámbitos de la vida, pero sobre todo en el de la
educación, recordó como es habitual que sean ellas las que se
ocupen de los más desfavorecidos y destacó que son a menudo
víctimas de la violencia.
“Las mujeres, poseyendo
características peculiares, pueden ofrecer un importante aporte al
diálogo con su capacidad de escuchar, de acoger y de abrirse
generosamente a los otros”, dijo el Papa.
“Por desgracia, vemos como hoy la
figura de la mujer en cuanto educadora a la fraternidad universal se
ha oscurecido y a menudo no es reconocida a causa de tantos males que
afligen a este mundo y que, en particular, afectan a las mujeres en
su dignidad y en su papel”.
“Las mujeres, así como los niños,
se encuentran entre las víctimas más habituales de una ciega
violencia”, aseguró el Papa. “Allá donde el odio y la violencia
toman el relevo, se hiere a las familias y a la sociedad, impidiendo
a la mujer desarrollar, en comunión con las intenciones y la acción
del hombre, su misión educadora de modo sereno y eficaz”.
Francisco se detuvo es hablar
brevemente del valor de la mujer, de la educación en la fraternidad
y del diálogo.
Valorizar el papel de la mujer
El Santo Padre aseguró que “hay
necesidad de un mayor reconocimiento de la capacidad de la mujer para
educar en la fraternidad universal”. En su opinión, “las mujeres
tienen pleno derecho de participar activamente en todos los ámbitos
y ese derecho debe ser protegido y reafirmado por instrumentos
legales”.
Educar a la fraternidad
“Las mujeres, en cuanto educadoras,
tienen una particular vocación, capaz de hacer nacer y crecer nuevas
modalidades de acogida y estima recíproca”.
Francisco añadió que “la
educación comporta una riqueza de implicaciones tanto para la mujer
misma, por su modo de ser, tanto como por sus relaciones”.
“Las mujeres, unidas íntimamente
al misterio de la vida, pueden hacer mucho por promover el espíritu
de fraternidad, con el cuidado por preservar la vida y con la
convicción de que el amor es la fuerza que puede hacer el mundo
habitable para todos”.
“Las mujeres se ocupan ellas solas
en acompañar a los demás, sobre todo a aquellos que son más
débiles en la familia y en la sociedad, las víctimas de
conflictos y a todos los que deben afrontar los desafíos de cada
día”.
Por eso, “gracias a su
contribución, la educación a la fraternidad puede superar la
cultura del descarte”, subrayó.
Dialogar
Por último, el Pontífice manifestó
la importancia de “construir lazos de amistad y de respeto”. “Las
mujeres están comprometidas, a menudo más que los hombres, a nivel
de ‘diálogo de la vida’ en el ámbito interreligioso, y así
contribuyen a una mejor comprensión de los desafíos característicos
de una realidad multicultural.
El diálogo es un camino que la mujer
y el hombre deben realizar siempre” porque “hoy más que nunca es
necesario que las mujeres estén presentes”.
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