El Papa pide perdón a los pobres por
los cristianos que miran hacia otro lado
Rocío Lancho
García
Es la
invitación del papa Francisco a los participantes de la audiencia de
las personas con condiciones precarias, durante el fin de semana del
Jubileo de los excluidos. Así, el Santo Padre les ha hablado de la
pasión que a veces nos hace sufrir, nos pone trabas, internas,
externas, la pasión de la enfermedad, pero también del apasionarse
con salir adelante, la buena pasión que lleva a soñar.
En esta misma línea, ha subrayado
que “la pobreza está en el corazón del Evangelio”. Solo aquel
que siente que le falta algo –ha indicado– mira arriba y
sueña. “El que tiene todo no puede soñar”.
El Santo Padre ha pedido a los
presentes que enseñen “a todos los que tenemos techo, que no nos
falta la comida o la medicina”. Enséñenos –ha exhortado– a no
estar satisfechos.
Otro concepto al que el Pontífice ha
hecho referencia en su discurso es la dignidad, es decir, “encontrar
la vida bella en las peores situaciones”. La capacidad de encontrar
belleza aun en las cosas más tristes, y más sufridas, –ha
reconocido– solamente puede hacerlo un hombre o una mujer con
dignidad. “Pobre sí, arrastrado no. Eso es dignidad”, ha
asegurado el Papa.
Esta es “la misma dignidad que tuvo
Jesús que nació pobre, vivió pobre”. “Pobre sí, dominado no,
explotado no”. Este sentimiento de ver que la vida es bella,
“esta dignidad los ha salvado de ser esclavos”, ha observado.
“Pobres sí, esclavos no”. Por otro lado ha profundizado
sobre el sentido de la solidaridad. “Saber ayudarse, dar la mano a
quien está sufriendo más que yo”. La capacidad de ser solidario
–ha observado– es uno de los frutos que nos da la pobreza.
“Cuando hay mucha riqueza uno se
olvida de ser solidario porque está acostumbrado a que no le falte
nada”, ha advertido. Mientras que “la pobreza vuelve solidario
y se extiende la mano a quien está pasando una situación más
difícil”. De este modo, el Santo Padre ha dado las gracias a los
presentes por este ejemplo que dan y les ha pedido que enseñen esta
solidaridad al mundo.
Por otro lado, el Pontífice ha
hablado de la paz: “la paz que para nosotros los cristianos empezó
en un establo, en una familia marginada”. Así, Francisco ha
asegurado a los presentes que son “artífices de paz”. Al
respecto ha observado que “las guerras se hacen entre ricos para
tener más”. Por eso ha advertido que “es muy triste cuando la
guerra llega a hacerse entre los pobres”. Los pobres, desde su
misma pobreza, son más proclives a ser artesanos de la paz. Y ha
perseguido afirmando que “todas las religiones necesitan crecer en
la paz porque todas las religiones son mensajeras de paz”.
En la última parte de su discurso,
el Papa ha querido pedir perdón, por si alguna vez les ofendió con
sus palabras o por no haber dicho las cosas que debía decir. También
les ha pedido perdón en nombre de los cristianos que leen el
Evangelio “no encontrando la pobreza en el centro”. Pido
perdón–ha dicho el Papa– por los cristianos que delante de una
persona pobre o situación pobre miramos a otro lado. Al mismo tiempo
ha asegurado a los participantes del encuentro que el perdón de
ellos “es agua bendita para nosotros”. Es, ha añadido, ayudarnos
a volver a creer que en el corazón del Evangelio está la pobreza
como gran mensaje.
Al finalizar el encuentro, el Santo
Padre ha hecho esta oración. “Dios Padre de todos nosotros, de
cada uno de tus hijos, te pido que nos des fortaleza, que nos des
alegría, que nos enseñes a soñar para mirar adelante. Que nos
enseñes a ser solidarios porque somos hermanos y que nos ayudes a
defender nuestra dignidad. Tu eres el Padre de cada uno de nosotros.
Bendícenos, amén”.
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