“Pero se necesita prudencia para integrar bien”
La conferencia de prensa de Francisco
durante el vuelo de Malmö a Roma: «se paga políticamente la
imprudencia en los cálculos» sobre cuántos recibir, que no permite
ofrecerles casa, escuela y trabajo. El elogio de los oratorios y del
voluntariado en Italia, nacidos «del celo apostólico de los
párrocos». E insistió en el «no» al sacerdocio femenino
Papa Francisco dialogando con los
periodistas durante el vuelo de regreso de Malmö a Roma
ANDREA TORNIELLI
«No es humano cerrar puertas y
corazones a los refugiados», pero también se necesita prudencia
para poder acoger a todos los que pueden se integrados de verdad
ofreciéndoles casa, escuela y trabajo. Lo dijo Papa Francisco
dialogando con los periodistas durante el vuelo de regreso de la
ciudad de Malmö a Roma.
«Quisiera saludarles y agradecerles por el
trabajo que hicieron —dijo al inicio Francisco—; por el frío que
se cogieron. Pero salimos a tiempo, dicen que hoy en la noche habrá
cinco grados menos».
Cada vez más personas buscan refugio
en los países europeos, pero hay reacciones de miedo. Hay quienes
dicen que los refugiados pueden amenazar la identidad y el
cristianismo en Europa. También Suecia comienza a cerrar las
fronteras…
Como argentino y sudamericano,
agradezco mucho a Suecia por esta acogida, porque muchos argentinos,
chilenos, uruguayos, en la época de las dictaduras militares, fueron
acogidos aquí. Tiene una larga tradición de acogida, y no solo
recibiendo, sino también integrando, buscando casa, escuela y
trabajo inmediatamente. Integrar en un pueblo. Tal vez me equivoco,
no estoy seguro, pero Suecia tiene 9 millones de habitantes y 850 mil
serían “nuevos suecos”, es decir migrantes y refugiados. O sus
hijos. Hay que distinguir entre migrante y refugiado. El migrante
debe ser tratado con ciertas reglas, porque migrar es un derecho,
pero está muy regulado. En cambio, el refugiado viene de situaciones
de angustia, hambre, guerra terrible, y su estatus requiere más
cuidados y más trabajo. También en esto Suecia siempre ha dado un
ejemplo alojando, enseñando la lengua e integrando en la cultura.
Sobre la integración de las culturas: no debemos espantarnos. Europa
fue construida con una continua integración de culturas. ¿Qué
pienso sobre los países que cierran las fronteras? Creo que, en
teoría, no se puede cerrar el corazón a un refugiado. También está
la prudencia de los gobernantes, que deben ser muy abiertos para
recibirlos pero también deben hacer el cálculo de cómo poderlos
alojar, porque no solo hay que recibir a un refugiado: hay que
integrarlo. Si un país tiene una capacidad de integración, que haga
lo que pueda. Si otro tiene más, que haga más, siempre con el
corazón abierto. No es humano cerrar las puertas, no es humano
cerrar los corazones, y a la larga esto se paga, se paga
políticamente, como también se paga políticamente una imprudencia
en los cálculos y recibiendo a más de los que pueden ser
integrados. ¿Cuál es el riesgo si un migrante o un refugiado no es
integrado? ¡Se guetiza! Entra a un gueto, y una cultura que no se
desarrolla en una relación con la otra cultura, esto se vuelve
peligroso. Creo que el peor consejero para los países que tienden a
cerrar las fronteras siempre es el miedo. Y el mejor consejero es la
prudencia. Hablé con un funcionario del gobierno sueco y me dijo que
hay algunas dificultades, porque llegan muchos y no hay tiempo para
encontrarles una casa, una escuela, un trabajo. La prudencia debe
hacer este cálculo. Yo creo que si Suecia disminuye su capacidad de
acogida, no lo hace por egoísmo; si hay algo de este tipo es por
todo lo que dije antes… ven a Suecia, pero no hay tiempo para
ayudarlos a todos.
En Suecia hay una mujer como guía de
su Iglesia. ¿Es realista pensar que también habrá mujeres
sacerdote en la Iglesia católica?
Leyendo un poco la historia de esta
zona, en donde hemos estado, vi que hubo una reina que se quedó
viuda tres veces y dije: esta mujer es fuerte. Me dijeron: “Las
mujeres suecas son muy fuertes y muy buenas…”. Sobre las mujeres
ordenadas: la última palabra clara fue la que dio Juan Pablo II. Y
sigue siendo la misma. Las mujeres pueden hacer muchas cosas mejor
que los hombres. La eclesiología católica tiene dos dimensiones, la
dimensión petrina, la de los apóstoles Pedro y el colegio los
obispos; y la dimensión mariana, que es la dimensión femenina de la
Iglesia. ¿Quién es más importante en la teología y en la mística
de la Iglesia? ¿Los apóstoles o María? Es María: la Iglesia es
mujer. La Iglesia se casa con Jesucristo. Es un misterio esponsalicio
y a la luz de este misterio se entiende el por qué de estas dos
dimensiones. No existe la Iglesia sin esta dimensión femenina.
Pero, ¿nada de mujeres sacerdote?
Si usted vuelve a leer bien, la
declaración de san Juan Pablo II va en esta línea.
A la vigilia del pentecostés de 2017
habrá un encuentro en el Circo Máximo para el aniversario de la
renovación carismática. ¿Qué espera?
Fue ver a los evangélicos de
Caserta, y después en Turín estuve con los valdenses: estas son
iniciativas de reparación de perdón, porque los católicos, parte
de la Iglesia católica, no se comportó cristianamente con ellos.
Había que pedir perdón y sanar heridas. La otra iniciativa es la
del diálogo En Buenos Aires tuvimos tres encuentros en el estadio
con fieles evangélicos y católicos, en la línea de la renovación
carismática, pero abierta. Encuentros de todo el día, durante los
que predicaban un obispo evangélico y un obispo católico. En dos de
estos encuentros predicó el padre Cantalamessa. También tuvimos dos
retiros espirituales de tres días, con pastores y sacerdotes
católicos juntos. Esto ha ayudado mucho al diálogo, a la
comprensión al acercamiento al trabajo por los más necesitados. En
Roma he tenido reuniones con algunos pastores. Se organiza una
celebración por los 50 años de la renovación carismática, que
nació ecuménica. Si Dios me dará vida, iré a hablar ahí, al
Circo Máximo. Cuando nació la renovación carismática, uno de los
más fuertes opositores fue quien les está hablando, que era
provincial de los jesuitas: le prohibí a los jesuitas entrar a esto
y dije que, cuando había una celebración litúrgica, tenía que ser
una celebración y no una escuela de samba. Ahora pienso lo
contrario, y cada año en Buenos Aires ofrecía una misa por los
carismáticos Hubo un proceso de reconocimiento del bien que ha hecho
esta renovación, con la figura del cardenal Suenens…
Usted recibió hace poco tiempo al
presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. ¿Qué sensación le dio
este encuentro y qué piensa del inicio del diálogo?
El presidente de Venezuela pidió una
cita porque llegaba de Medio Oriente y hacía una escala técnica en
Roma. Cuando un presidente lo pide, se le recibe. Lo escuché media
hora, le hice alguna pregunta y escuché su parecer. Siempre es bueno
escuchar el parecer de todos. Sobre el diálogo: es la única vía
para todos los conflictos, o se dialoga o se grita. Con el corazón,
le entro con todo al diálogo, creo que hay que ir por ese camino, no
sé cómo va a acabar… Está Zapatero, que fue jefe del gobierno
español. Ambas partes pidieron a la Santa Sede que estuviera
presente. La Santa Sede designó al Nuncio en Argentina. El diálogo
que favorece la negociación es el único camino para salir de los
conflictos. Si esto se hubiera hecho en Medio Oriente, cuántas vidas
se habrían salvado.
En Suecia la secularización es muy
fuerte. Es un fenómeno que afecta a toda Europa; se estima que en
Francia la mayor parte de los ciudadanos no tendrán religión. ¿La
secularización es una fatalidad? ¿De quién es la responsabilidad,
de los gobiernos laicos o de la Iglesia que es tímida?
¿Fatalidad? No, yo no creo en las
fatalidades. ¿Quiénes son los responsables? No sabría decirlo, es
un proceso. Benedicto XVI habló mucho y claramente sobre esto.
Cuando la fe se vuelve tibia es porque se debilita la Iglesia. Los
tiempos más secularizados (pensemos en Francia, por ejemplo), son
los de la mundanización, cuando los sacerdotes eran lacayos de la
corte, había un funcionalismo clerical, faltaba la fuerza del
Evangelio. En tiempos de secularización podemos decir que hay alguna
debilidad en la evangelización. Pero también hay otro proceso,
cuando el hombre recibe el mundo de Dios para hacerlo cultura, para
hacer que crezca. Pero, en determinado momento, el hombre se siente
tan padrón de esa cultura que comienza a hacer él el creador de
otra cultura, pero propia, y ocupa el sitio de Dios creador. En la
secularización, creo que antes o después se llega al pecado contra
Dios creador, el hombre autosuficiente. No es un problema de
laicismo: se necesita un sano laicismo, la sana autonomía de las
ciencias, del pensamiento, de la política. Otra cosa es un laicismo
como el que nos dejó como herencia la Ilustración… Quien va más
allá de los límites y se siente Dios; hay una debilidad en la
evangelización, los cristianos se vuelven tibios. Es necesario
retomar una saludable autonomía en el desarrollo de la cultura y de
la ciencia, pero siendo criaturas, sin sentirse Dios. El cardenal De
Lubac dijo que cuando en la Iglesia entra esta mundanidad es peor de
lo que sucedió en la época de los Padres corruptos. Jesús, cuando
reza por todos nosotros en la Última cena, pide una cosa al Padre:
que no nos quite del mundo, sino que nos defienda del mundo, de la
mundanidad, que es peligrosísima: una secularización un poco
maquillada o disfrazada, un poco “lista para llevar”.
Hace algunos días usted se reunió
con el Grupo Santa Marta, que se ocupa de contrarrestar la esclavitud
y del tráfico de seres humanos. ¿Por qué? ¿Tuvo alguna
experiencia en Argentina?
Cuando era cura siempre tenía esta
inquietud de la carne de Cristo, el hecho de que Cristo continúa
sufriendo, que Cristo es crucificado constantemente en sus hermanos
más débiles. Siempre me ha conmovido. Como cura, trabajé en
pequeñas cosas, con los pobres, pero no exclusivamente: también
trabajaba con universitarios. Después, como obispo de Buenos Aires,
hicimos iniciativas contra la esclavitud en el trabajo también con
grupos de no católicos y de no creyentes. Llegan migrantes y les
quitan el pasaporte y los ponen a hacer trabajo esclavo. He trabajado
con dos congregaciones de monjas que se ocupan de prostitutas,
mujeres esclavas de la prostitución (no me gusta decir prostitutas:
esclavas de la prostitución). Una vez al año hacíamos una misa
para estas mujeres… Trabajábamos juntos y aquí en Italia hay
muchos grupos de voluntariado que trabajan contra cualquier forma de
esclavitud. Hace algunos meses visité una de estas organizaciones.
Se trabaja bien, no me lo hubiera imaginado. Es una cosa bella que
tiene Italia, el voluntariado, y esto se debe a los párrocos: el
oratorio y el voluntariado nacieron del celo apostólico de los
párrocos.
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