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miércoles, 19 de octubre de 2016

Asesinan al p. Juan Viroche


A los familiares, a la comunidad de la Florida, a los amigos, compañeros sacerdotes del padre Juan Viroche, a la Iglesia de Tucumán, a la sociedad civil nacional e internacional

Con profundo dolor, rabia e indignación, estamos siguiendo por la información que nos llega, las noticias relacionadas con el asesinato del p. Juan Viroche.
La lacra de la corrupción y el narcotráfico cubre como una metástasis nuestra Abya Yala y desde Ecuador, en el centro del mundo, nos solidarizamos con ustedes, con sus luchas y con el rescate de la Memoria viva, pascual entregada del Padre Juan.
Somos conscientes que el poder, sea éste político, policial, económico, o incluso religioso, puede querer empañar la memoria del Padre Juan. Pero los/as seguidores/as de Jesús, un Crucificado-Resucitado, asesinado por enfrentar a esos poderes de su tiempo, sigue siendo Luz, Fuerza y Guía en nuestro caminar hacia la Liberación.
Queremos que nos sientan cerca, como compañeros, amigos y hermanos y nos ofrecemos en la medida de nuestras pequeñas y humildes posibilidades para denunciar, replicar a nivel internacional y acompañar de cerca el caso de la muerte del P. Juan.
Solicitamos, encarecidamente, a Monseñor Alfredo Zecca, arzobispo de la Iglesia que peregrina en Tucumán, que interponga sus buenas acciones, como pastor de esa Iglesia para que se esclarezca la muerte del p. Juan, se castigue a los responsables y se proteja y acompañe a las víctimas.
Que el Dios de la Vida, el Dios de Jesús de Nazaret, aliente su caminar, seguros, de que con la intercesión de “San Romero de América”, beato de la Iglesia, Rutilio Grande, las compañeras y compañeros mártires de la UCA, Berta Cáceres, Lázaro Condo, Fernando Daquilema, Dolores Cacuango, Tránsito Amaguaña, José Tendetza, Yolanda Garófalo y José Aguilar, todos muertos por defender la Vida, fortalezca sus pasos.
Que la luz del obispo de los indios, Monseñor Leonidas Proaño, quien creyó profundamente, en el Hombre y la Mujer y en la Comunidad, inspire su compromiso en la construcción de la Tierra Nueva.
Pedimos por intercesión de nuestra Madre, la Virgen, Santa María de la Esperanza, que su dolor, rabia e indignación se convierta, como la sangre del p. Juan, en semillas de resurrección y de vida.
Atentamente, por el Equipo Misionero Itinerante de la Iglesia de Riobamba, por los/as Defensores/as del Páramo de Tangabana, por la Parroquia El Bautismo de Jesús, de Monte Sinaí, Guayaquil

P. Antonio Martínez, Edisa Chávez, Alquímedes Baño.

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