La Comisión Ecuatoriana de Justicia y Paz, se inició hace 46 años. Testigo de esta realidad es la Dra. Isabel Robalino, por ser parte de los fundadores, primera vicepresidente y presidente de la Comisión, que en la Asamblea de mayo de 2008, hacía memoria del inicio de la Comisión. Es importante recordar la historia de nuestra Institución.
Discurso de la Dra. Isabel Robalino Bolle
8 de mayo de 2008
Discurso de la Dra. Isabel Robalino Bolle
8 de mayo de 2008
Orígenes y perspectivas
El 1º de septiembre de 1970 se
constituye la Comisión Ecuatoriana de Justicia y Paz, mediante acta
suscrita por: el Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio (FEPP), la
Asociación Desarrollo y Paz, el Instituto Ecuatoriano para el
Desarrollo Social (INEDES), el Instituto Ecuatoriano de Formación
Social (INEFOS), la Fundación Ecuatoriana de Desarrollo (FED), Fe y
Alegría y Central Ecuatoriana de Servicios Agrícolas (CESA).
En la línea de la Constitución del
Vaticano II, “Gaudium et Spes” y para hacer presente la voz de la
Iglesia anunciando la verdadera paz y justicia a la humanidad, Paulo
VI estableció la Pontifica Comisión que lleva este nombre, mediante
las letras apostólicas motu proprio dadas “Catholicam Christi
Ecclesiam”. El 6 de enero de 1967 (A.A.S. 59 (1967) 28). La
creación fue “ad experimentum”, y ella se refiere en la
admirable Encíclica “Populorum Progressio”, dada el 26 de marzo
del mismo año, con estas palabras: “hemos creído que era nuestro
deber, crear entre los organismos centrales de la Iglesia, una
Comisión Pontificia encargada de suscitar en todo el pueblo de Dios
el pleno conocimiento de la función que los tiempos actuales piden a
cada uno, en orden a promover el progreso de los pueblos más pobres,
de favorecer la justicia social entre las naciones, de ofrecer a los
que se hallan menos desarrollados una tal ayuda que les permita
proveer ellos mismos y para si mismos, a su progreso”. Su programa
“puede y debe juntar a los hombres de buena voluntad con nuestros
hijos católicos y hermanos cristianos” (P. P. 5).
Y es así que muy pronto, a partir de
la reunión celebrada en Lima con laicos y sacerdotes, expertos en la
Doctrina Social de la Iglesia –entre ellos Gustavo Gutiérrez (hoy
fraile dominico), los fundadores crearon nuestra Comisión, integrada
por laicos y con vinculación con la Conferencia Episcopal
Ecuatoriana.
Cuán grande fue la alegría de los
laicos participantes, al ver confirmados, en admirable forma por el
Magisterio de la Iglesia, sus ideales, que los llevaron a establecer
las diferentes instituciones nombradas. Las grandes desigualdades que
veíamos y aún vemos, en nuestro país, al haber tomado la cuestión
social dimensión mundial hace decir al Papa “Los pueblos
hambrientos, interpelan hoy, con acento dramático, a los pueblos
opulentos”. El Pontífice se refiere a la mayor toma de conciencia
de la miseria no merecida, a lo que se añade “el escándalo de las
disparidades hirientes, no solamente en el goce de los bienes, sino
todavía más en el ejercicio del poder” (P.P. 9). El desarrollo
del que nos habla el Papa ha de ser desarrollo integral, que no se
reduce al simple crecimiento económico. Se refiere al liberalismo
sin freno, que conduce a la dictadura, nefasto sistema ya denunciado
por Pio XI como generador del “imperialismo internacional del
dinero”. Y hoy se sigue proclamando el neo-liberalismo. El
desarrollo comporta también además del de las organizaciones
profesionales, la actividad de las instituciones culturales. Y decía
el Concilio Vaticano II “el destino del mundo está en peligro si
no se forman hombres más sabios” (Gaudium et Spes 15).
En la Encíclica Populorum Progressio
no falta tampoco la referencia a aquellos dirigentes o representantes
de grandes empresas que si bien en su propio país no están
desprovistos de sentido social y retroceden “a los principios
inhumanos del feudalismo cuando ellos trabajan en países en países
menos desarrollados” (P. P: 70). ¿Qué diríamos hoy al hablar de
las multinacionales?
Si bien Paulo VI crea la Comisión
Pontificia Justitia et Pax, no deja de afirmar en su Encíclica que
“a los seglares les corresponde por libre iniciativa y sin esperar
consignas y directrices, penetrar de espíritu cristiano la
mentalidad y las costumbres, las leyes y las estructuras de la
comunidad en que viven”. (P. P. 81).
Estas orientaciones generales se
concretan en el Motu Proprio de Paulo VI.
La Encíclica Populorum Progressio
parte de realidades que aún permanecen y otras que previstas por la
misma, se han agudizado; también algunas metas han sido alcanzadas
como una mayor conciencia internacional con relación a la justicia y
derechos humanos, la promoción de las clases populares, a través de
sus organizaciones.
Una mayor toma de conciencia no
significa necesariamente un mayor respeto y así S. S. Benedicto XVI
en su reciente discurso en la Asamblea de la ONU, vuelve sobre el
tema, insistiendo en el principio de la “responsabilidad de
proteger” principio recientemente definido, pero ya implícito en
los orígenes de las Naciones Unidas. Y cita el pensamiento del
fraile dominico. Francisco de Vitoria que describió dicha
“responsabilidad como un aspecto de la razón natural compartida
por todas las naciones”. La responsabilidad es de los Estados y en
su defecto de la comunidad internacional. Por otra parte Benedicto
XVI hace una mayor participación de todas las naciones en la
dirección de la ONU.
Si bien Paulo VI crea la “Comisión
Pontificia Iustitia et Pax”, no deja de afirmar en su Encíclica
que “a los seglares les corresponde por libre iniciativa y sin
esperar consignas y directrices, penetrar de espíritu cristiano la
mentalidad y las costumbres, las leyes y las estructuras de la
comunidad en que viven (P.P.81).
Estas orientaciones generales se
concretan en el Motu Proprio de Paulo VI “Justitia et Pacem”,
10 de diciembre de 1976, por el que confirma la Comisión establecida
“ad experimentum”, que realizó importantes estudios de los
documentos de la doctrina de la Iglesia a partir de Gaudium et Spes y
precisa las tareas de la misma. Los principales propósitos de la
Comisión son: la realización de los estudios que sirvan a la
acción, que a su vez sean recursos para la pastoral de
evangelización. Transferir a los miembros e institutos de la
Iglesia, aquellos consejos e impulsos en el obrar que tengan fuerza
de testimonio cristiano; obrar de tal manera que la fidelidad a la
suprema autoridad de la Iglesia sea la orientación primaria de las
mentes y garantía de eficacia, al mismo tiempo que laborar en
actitud ecuménica. No hay que olvidar la constante y acelerada
mutación de las necesidades y los nuevos problemas y aspectos de los
mismos en lo que toca a la justicia, la paz, el progreso de los
pueblos y los derechos humanos. La Pontifica Comisión de Justicia y
Paz (hoy Consejo Pontificio) es un ministerio de la Sede Apostólica
que se ocupa de estas cuestiones, en cuanto a la doctrina, a la
pastoral y apostolado, excitando al pueblo de Dios a conocerlos mejor
y afrontarlos.
Las tareas de la Comisión son las
siguientes:
-
Estudio y difusión de la doctrina social del Magisterio de la Iglesia.
-
Recoger y sintetizar los estudios sobre el desarrollo de los pueblos, la paz, la justicia, los derechos humanos, tomando en cuenta la educación, costumbres, los aspectos económico sociales, los confronta con la doctrina teológica y luego concluya sobre la ayuda que dichos estudios puedan prestar a la acción pastoral y los oficios en que se ocupen los cristianos en las diversas condiciones de lugar, nación o consorcio internacional.
-
Dar a conocer el resultado de estos estudios e investigaciones, a todas las instituciones de la Iglesia a las cuales pertenezca conocer del asunto o pueda serles útil, que haya alguna correspondencia con las Conferencias Episcopales. Ayuda a las instituciones establecidas para realizar dichas investigaciones: Comisiones nacionales de Justicia y Paz y otras creadas o aprobadas por las Conferencias Episcopales.
-
Constante intercambio con los dicasterios y otros ministerios de la Sede Apostólica; también con la Secretaría de Estado y la papal.
-
Conjuntamente con los dichos dicasterios y ministerios, dar a conocer el resultado de los estudios a otros organismos o institutos existentes dentro de la Iglesia, a las Órdenes y Congregaciones religiosas, asociaciones católicas internacionales, igualmente con organismos o personas fuera de los límites de la Iglesia, o los que tratan los dicasterios y ministerios de la Sede Apostólica, como con otras iglesias y comunidades cristianas, religiones no cristianas; asociaciones que tengan propósitos semejantes a la Comisión.
-
Investigar lo que atente contra la justicia, las lesiones a los derechos humanos, las injusticias sociales que nunca se investigaron de manera objetiva y plena; expresar la solidaridad cristianas con aquellos que sufren de las injusticias, cuando la gravedad del caso y sus condiciones lo aconsejen y después de conferir con la Secretaría de Estado.
La Pontificia Comisión de Justicia y
Paz se integra por los cardenales, obispos, clérigos y laicos
nombrados por el Sumo Pontífice por un quinquenio. Será presidida
por un Cardenal, a quien auxiliarán un Secretario y Subsecretario.
Igualmente el Sumo Pontífice nombrará por un quinquenio a
consultores, clérigos y laicos versados en doctrina y acción social
de la Iglesia.
Los miembros se reúnen en asamblea
general una vez por año.
La Comisión Ecuatoriana de Justicia
y Paz, luego de su creación en el año 1970, inicia sus actividades
inspirada por la Encíclica Populorum Progressio, y los lineamientos
señalados por ella para la Comisión Pontificia de Justicia y Paz.
Es un lugar de encuentro y coordinación entre las diversas
organizaciones que la constituyen, dedicadas a afrontar los problemas
sociales a favor de los trabajadores y campesinos, apoyando su
organización, prestando servicios, sirviendo de puente entre los
marginados, carentes de poder y las instituciones gubernamentales
obligadas a afrontar la cuestión social. Realiza estudios sobre la
realidad nacional, sirviendo a la Iglesia Jerárquica suministrando
el resultado de esos estudios. Difunde la doctrina social de la
Iglesia, inspirando en ella la acción de sus miembros. La acción se
realiza asimismo por sus miembros, dando testimonio de la presencia
Iglesia, Pueblo de Dios, en el servicio a los pobres.
De entre las organizaciones
fundadoras desaparecen la “Asociación Desarrollo y Paz”, la
Fundación Ecuatoriana de Desarrollo (FED), e ingresan posteriormente
otras instituciones: el Instituto Ecuatoriano de Formación Social
(INEFOS), se retira y entra en crisis, tomando hoy su lugar algunos
dirigentes sindicales, miembros constituidos por personas naturales,
como se encuentra previsto en los Estatutos.
La Comisión al finalizar la primera
época afronta una crisis que logramos superar con la eficaz
colaboración del señor José Tonello y con la presencia como
Secretario y Directos Ejecutivo del Dr. Enrique Galarza, hoy
Presidente.
Durante la primera época presidió
la Comisión el Dr. Gonzalo Cordero Crespo de INEDES. En ella se
aprobaron por parte de la Conferencia Episcopal los Estatutos.
Contamos con la presencia de los delegados de la misma, en varios
períodos. Se realizó la segunda semana social –ya que la primera,
en 1945 fue iniciativa del P. Inocencio Jácome O. P. y tuvo
vinculación con la primera central sindical CEDOC-.
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