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sábado, 22 de noviembre de 2025

carta No. 316: Después de la consulta: a caminar juntos

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 316 –23 de noviembre de 2025
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    Después de la consulta: a caminar juntos

En una sociedad pluralista, el diálogo es el camino más adecuado para reconocer aquello que debe ser siempre afirmado y respetado, y que está más allá del consenso circunstancial. Hablamos de un diálogo que necesita ser enriquecido e iluminado por razones, argumentos racionales, variedad de perspectivas y aportes de diversos saberes y puntos de vista, sin excluir la convicción de que es posible llegar a algunas verdades elementales que deben —y deberán— ser siempre sostenidas.  Papa Francisco, Fratelli tutti, 211.

El 16 de noviembre de 2025 el Ecuador se expresó en el referéndum y consulta popular convocados por el Gobierno Nacional. El resultado fue claro y, hasta cierto punto, contundente. Las cuatro preguntas gubernamentales, sobre la presencia de bases extranjeras en el país, la supresión del financiamiento a los partidos y movimientos políticos, la reducción del número de asambleístas y, sobre todo, la creación de una nueva Asamblea Constituyente, fueron todas rechazadas por la voluntad popular.

Como suele ocurrir en estos casos, la victoria tiene numerosos padrinos que se atribuyen el éxito alcanzado, mientras que los derrotados se refugian en excusas y disculpas. El resultado es, en realidad, un evento coyuntural; lo importante es pensar en lo que viene ahora y qué rumbo debe tomar el país. ¿Es posible realizar, por parte del Estado, algunos cambios profundos, no solo cosméticos o de reciclaje en los ministerios? ¿Podremos superar la polarización y la división social que tantos daños han causado? ¿Podremos sentarnos como país en una sola mesa a dialogar sobre los problemas nacionales?

Para responder a estas cuestiones, las enseñanzas de la encíclica Fratelli Tutti, del papa Francisco, nos ofrecen algunas pistas. En ella el Papa reflexiona profundamente en torno a la parábola del Buen Samaritano (Lc 10,25-37) para llevarnos al amor al prójimo. Nos pide ampliar nuestra comprensión del prójimo para incluir también a cualquier persona “fuera” de nuestro grupo, perspectiva o identidad. Debemos “acercarnos” a todos y practicar un amor “universal” que traspasa todos los prejuicios y todas las barreras históricas y culturales (FT 80-83).

El Papa señala que el amor social debe expresarse en acciones concretas de solidaridad que enfrenten los problemas más urgentes del país. Advierte que no basta con contener la pobreza, y que la verdadera preocupación política debe centrarse en combatir la exclusión social y económica. Recuerda que el hambre es criminal y la alimentación un derecho inalienable, mientras seguimos permitiendo que hermanos y hermanas mueran de hambre, sed o falta de atención básica.

Asimismo, señala que “el auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro, aceptando la posibilidad de que encierre algunas convicciones o intereses legítimos. Desde su identidad, el otro tiene algo para aportar…” (FT 203). Si queremos impulsar auténticos cambios para los principales problemas del Ecuador, debemos promover “la caridad social, que nos hace amar el bien común y nos lleva a buscar efectivamente el bien de todas las personas, consideradas no solo individualmente, sino también en la dimensión social que las une” (FT 182).

El reto ahora es construir, establecer posibilidades de diálogo y de acuerdos. Los sectores sociales, los movimientos y partidos políticos tienen que buscar y establecer puntos de convergencia por encima de las disputas y conflictos coyunturales basados en personalismos e intereses particulares. También debe superarse cualquier tipo de populismo manipulador. Ese es el mandato dado por el pueblo con este resultado.

La caridad política se expresa también en la apertura a todos. Quienes gobiernan están llamados a renuncias que hagan posible el encuentro y a buscar acuerdos mínimos en algunos temas. En un verdadero espíritu de diálogo se alimenta la capacidad de comprender el sentido de lo que el otro dice y hace, aunque uno no pueda asumirlo como una convicción propia (FT 190 y 198). #ComuniquemosEsperanza

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