Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe
Comisión ecuatoriana Justicia
y Paz
carta No. 316
–23 de noviembre de 2025
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Después de la consulta: a caminar juntos
En una sociedad pluralista, el diálogo es el
camino más adecuado para reconocer aquello que debe ser siempre afirmado y
respetado, y que está más allá del consenso circunstancial. Hablamos de un
diálogo que necesita ser enriquecido e iluminado por razones, argumentos
racionales, variedad de perspectivas y aportes de diversos saberes y puntos de
vista, sin excluir la convicción de que es posible llegar a algunas verdades
elementales que deben —y deberán— ser siempre sostenidas. Papa Francisco, Fratelli tutti, 211.
El 16 de noviembre de 2025 el Ecuador se expresó en el
referéndum y consulta popular convocados por el Gobierno Nacional. El resultado
fue claro y, hasta cierto punto, contundente. Las cuatro preguntas
gubernamentales, sobre la presencia de bases extranjeras en el país, la
supresión del financiamiento a los partidos y movimientos políticos, la
reducción del número de asambleístas y, sobre todo, la creación de una nueva
Asamblea Constituyente, fueron todas rechazadas por la voluntad popular.
Como suele ocurrir en estos casos, la victoria tiene
numerosos padrinos que se atribuyen el éxito alcanzado, mientras que los
derrotados se refugian en excusas y disculpas. El resultado es, en realidad, un
evento coyuntural; lo importante es pensar en lo que viene ahora y qué rumbo
debe tomar el país. ¿Es posible realizar, por parte del Estado, algunos cambios
profundos, no solo cosméticos o de reciclaje en los ministerios? ¿Podremos
superar la polarización y la división social que tantos daños han causado?
¿Podremos sentarnos como país en una sola mesa a dialogar sobre los problemas
nacionales?
Para responder a estas cuestiones, las enseñanzas de la
encíclica Fratelli Tutti, del papa Francisco, nos ofrecen algunas pistas. En
ella el Papa reflexiona profundamente en torno a la parábola del Buen
Samaritano (Lc 10,25-37) para llevarnos al amor al prójimo. Nos pide ampliar
nuestra comprensión del prójimo para incluir también a cualquier persona
“fuera” de nuestro grupo, perspectiva o identidad. Debemos “acercarnos” a todos
y practicar un amor “universal” que traspasa todos los prejuicios y todas las barreras
históricas y culturales (FT 80-83).
El Papa señala que el amor social debe expresarse en acciones
concretas de solidaridad que enfrenten los problemas más urgentes del país.
Advierte que no basta con contener la pobreza, y que la verdadera preocupación
política debe centrarse en combatir la exclusión social y económica. Recuerda
que el hambre es criminal y la alimentación un derecho inalienable, mientras
seguimos permitiendo que hermanos y hermanas mueran de hambre, sed o falta de
atención básica.
Asimismo, señala que “el auténtico diálogo social supone la
capacidad de respetar el punto de vista del otro, aceptando la posibilidad de
que encierre algunas convicciones o intereses legítimos. Desde su identidad, el
otro tiene algo para aportar…” (FT 203). Si queremos impulsar auténticos
cambios para los principales problemas del Ecuador, debemos promover “la
caridad social, que nos hace amar el bien común y nos lleva a buscar
efectivamente el bien de todas las personas, consideradas no solo individualmente,
sino también en la dimensión social que las une” (FT 182).
El reto ahora es construir, establecer posibilidades de
diálogo y de acuerdos. Los sectores sociales, los movimientos y partidos
políticos tienen que buscar y establecer puntos de convergencia por encima de
las disputas y conflictos coyunturales basados en personalismos e intereses
particulares. También debe superarse cualquier tipo de populismo manipulador.
Ese es el mandato dado por el pueblo con este resultado.
La caridad política se expresa también en la apertura a
todos. Quienes gobiernan están llamados a renuncias que hagan posible el
encuentro y a buscar acuerdos mínimos en algunos temas. En un verdadero
espíritu de diálogo se alimenta la capacidad de comprender el sentido de lo que
el otro dice y hace, aunque uno no pueda asumirlo como una convicción propia
(FT 190 y 198). #ComuniquemosEsperanza
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