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domingo, 15 de junio de 2025

carta No. 293: ¿Nuevos cortes de Energía Eléctrica?

 

 

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 293– 15 de junio 2025
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¿Nuevos cortes de Energía Eléctrica? 


“La red eléctrica es un sistema complejo, donde todo está conectado, donde la energía puede llegar hasta la última casa en una colina, porque detrás de ese último tramo de cable hay todo un sistema que lo sostiene…La red es también una bella metáfora de la cooperación y la reciprocidad humana, de la relación entre la parte y el todo...La electricidad como infraestructura es esencial para el desarrollo de las comunidades, especialmente las más pobres”. (Papa Francisco, audiencia con una empresa eléctrica, agosto 2024).

 

La política, los políticos, las autoridades de elección popular deben promover el bien común. Una política que se identifica con las periferias entenderá el clamor popular y no confundirá el futuro del pueblo con los relatos que proyectan a través de medios complacientes. Servir al pueblo es apreciar su cultura, sus valores espirituales y valores religiosos, atender sus necesidades, sus requerimientos de educación, salud, servicios básicos, combatir la pobreza, crear fuentes de trabajo y administrar justicia de forma equitativa.

El pueblo para desarrollar sus actividades diarias necesita contar con servicios públicos eficientes de las autoridades, que deben trabajar sin descanso y proporcionar los medios para que las grandes mayorías se eduquen, tengan acceso a salud, educación, trabajo, servicios básicos y todo lo que permita asegurar unas condiciones de vida dignas.

En este contexto, la electricidad es fundamental para el desarrollo de las múltiples actividades cotidianas. Está en nuestros hogares, permitiéndonos tener luz, electrodomésticos, sistemas de calefacción y refrigeración y dispositivos electrónicos que facilitan nuestra cotidianidad. En la Comunicación podemos usar teléfonos, computadoras, internet y otros medios que nos mantienen conectados con el mundo. En la Salud y bienestar, los hospitales y centros de salud dependen de la electricidad para operar equipos médicos, realizar cirugías, mantener medicamentos en condiciones adecuadas y salvar vidas. En la Educación, las escuelas y universidades utilizan electricidad para la enseñanza, investigación y acceso a información digital. En la Economía y producción, impulsa industrias, comercios y servicios, permitiendo la producción de bienes y servicios que sostienen la economía. Sin electricidad se paraliza la economía. En el Transporte e infraestructura, los trenes eléctricos, semáforos, sistemas de agua potable y otros servicios urbanos dependen de la electricidad para funcionar. En Innovación y desarrollo es clave para avances tecnológicos, energías renovables, investigación científica y nuevas soluciones que mejoran nuestra calidad de vida. En Seguridad, los sistemas de alumbrado público, alarmas y cámaras de vigilancia ayudan a mantener seguros a los ciudadanos. La electricidad es la columna vertebral de la sociedad moderna, permitiendo que todo funcione de manera eficiente, segura y cómoda. Sin ella, muchas de las actividades que damos por hechas serán imposibles o mucho más difíciles.

Un país para que funcione muy bien debe asegurar la provisión de energía eléctrica y para ello debe trabajar planificadamente al mediano y largo plazo.

Actualmente en Ecuador el 92% de la generación de energía proviene de centrales hidráulicas, el 7% de térmicas y el 1% de fuentes no convencionales. En periodos de estiaje tenemos serias dificultades para satisfacer la demanda de energía eléctrica, y llegan los racionamientos por varias horas que generan grandes pérdidas económicas a todo nivel. Es importante considerar que en Ecuador el consumo de energía se incrementa tanto a nivel nacional como por persona. El consumo por persona entre 2010 y 2020 se incrementó en el 33,0%, pasando de 1.105 kWh por habitante a 1470.

Lo que ocurrió con los apagones en 2024 fue que el gobierno no previó la situación que se venía, improvisó, fue incapaz de encontrar soluciones y algunas de las que tardíamente implementó resultaron ineficientes y generaron dudas de corrupción.

Con esa experiencia negativa, esperamos que ahora hayan planificado y actúen con eficiencia y eficacia para contar con fuentes de energía que cubran las demandas crecientes, si no el desabastecimiento llegará y también los cortes.  El temor a que se repita la crisis energética en Ecuador preocupa e inquieta a una gran parte de la población. La dependencia de fuentes hídricas, así como del petróleo y gas, la falta de mantenimiento de las termoeléctricas y la insuficiente inversión en infraestructura energética han debilitado el sistema eléctrico del país. ¡Ojalá que no se repitan los cortes! #ComuniquemosEsperanza

 

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

sábado, 7 de junio de 2025

carta No. 292: Niñez: entre las sombras y la esperanza

 

 

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 292– 8 de junio 2025
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Niñez: entre las sombras y la esperanza 

“La gran pregunta para todos: ¿Por qué sufren los niños? ¿por qué sufren los niños? Recién cuando el corazón alcanza a hacerse la pregunta y a llorar, podemos entender algo…Los invito a que cada uno se pregunte: ¿Yo aprendí a llorar? ¿Yo aprendí a llorar cuando veo un niño con hambre, un niño drogado en la calle, un niño que no tiene casa, un niño abandonado, un niño abusado, un niño usado por una sociedad como esclavo?... y la gran respuesta que podemos hacer todos nosotros es aprender a llorar”. Papa Francisco, 2015.


Cada 1 de junio en Ecuador se celebra el Día del Niño, una fecha instituida para reconocer y promover los derechos de la infancia. Sin embargo, hoy cabe preguntarnos si esta conmemoración se ha reducido a un festejo comercial más, o si aún conserva su verdadero sentido: valorar la importancia de la niñez y defender sus derechos. Recordemos que, si los derechos no son para todos, dejan de ser derechos y se convierten en privilegios.

Vivimos en una sociedad que muestra dos rostros frente a la infancia. Por un lado, se proclama el derecho a la vida, según el cual todo niño debería nacer, vivir y desarrollarse en un entorno seguro. Pero, por otro lado, se elude la responsabilidad hacia los niños que ya han nacido, especialmente aquellos que crecen en hogares donde no se garantiza un ambiente adecuado que favorezca su sano desarrollo.

Se afirma que cada niño, desde su nacimiento, tiene derecho a un nombre, a una nacionalidad y a vivir en familia, en un entorno de afecto y seguridad. Mientras tanto, el mundo es testigo de la aniquilación de familias enteras y de miles de criaturas inocentes en guerras genocidas, que dejarán tras de sí tumbas sin nombre en países que algunos pretenden borrar del mapa.

Aunque se proclama el derecho de los niños a la educación, la salud y la protección, en la práctica estos derechos no alcanzan a quienes viven en pobreza extrema. Muchos son excluidos del acceso básico y, peor aún, terminan siendo víctimas de explotación, violencia y esclavitud, usados como herramientas por redes criminales o por intereses económicos sin ética.

Vemos con preocupación cómo las nuevas tecnologías y medios digitales, sin una adecuada mediación adulta, se convierten en espacios de manipulación mental. Niños sin acompañamiento ni filtros caen en juegos, redes y trampas cuyos efectos psicológicos y emocionales son devastadores, provocando verdaderas tragedias familiares y sociales.

A pesar de que se predica el derecho a la igualdad, persisten formas sutiles de discriminación y segregación, incluso en entornos escolares, donde el bullying y el racismo siguen marcando a muchas infancias.

Y quizá una de las tragedias más dolorosas —y a la vez más invisibilizadas— es la discriminación contra las niñas. Muchas de ellas siguen siendo privadas de estudiar, forzadas a realizar tareas domésticas, expuestas a violencia de género o incluso obligadas a contraer matrimonio a edades tempranas.

“Al mundo de hoy le falta llorar. Lloran los marginados, lloran los que son dejados de lado, lloran los despreciados; pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades, no sabemos llorar. Solamente ciertas realidades se ven con los ojos limpios por las lágrimas. Los invito a que cada uno se pregunte: ¿Yo aprendí a llorar? ¿Aprendí a llorar cuando veo a un niño con hambre, un niño drogado en la calle, un niño que no tiene casa, un niño abandonado, abusado, esclavizado por una sociedad sin alma?” — Papa Francisco.

Preguntémonos con honestidad si nuestra postura es coherente con el Evangelio y si asumimos verdaderamente la responsabilidad moral de exigir garantías reales para que todos los niños —sin excepción— reciban los cuidados que el Estado y la sociedad deben brindarles. Sobre todo, aquellos más pobres, más olvidados, más vulnerables. Los descartados. Los que no tienen otra voz que la de Dios. Porque al final, de ellos es el Reino. #ComuniquemosEsperanza

 

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

sábado, 31 de mayo de 2025

carta No. 291: ¡Vivir plenamente nuestra fe!

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 291– 1 de junio 2025
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¡Vivir plenamente 

nuestra fe!

“El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social. De hecho, el deterioro del ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles del planeta…Los más graves efectos de todas las agresiones ambientales los sufre la gente más pobre. (Papa Francisco, Laudato si n.48). 


El 23 de mayo de 2025, la Iglesia del Vicariato de Aguarico y la Iglesia del Ecuador recibimos una gran noticia que nos llena de inmensa alegría: en Roma, el Papa León XIV declaró “venerables” a Mons. Alejandro Labaka y a la Hna. Inés Arango, misioneros que entregaron su vida al ser alanceados como mártires por defender a los Tagaeri, pueblo amazónico en aislamiento, amenazado por la expansión agresiva de la industria petrolera. Esta proclamación reconoce que ambos vivieron y practicaron virtudes cristianas de forma heroica, y representa un paso fundamental en el camino hacia su beatificación. Desde ahora pueden ser venerados oficialmente por nuestra Iglesia ecuatoriana.

Esta declaración coincide providencialmente con los diez años de la encíclica Laudato si’ del Papa Francisco, publicada el 24 de mayo de 2015. Un hito clave para la Iglesia contemporánea, dedicada al cuidado de la “casa común” y de los más pobres y excluidos, como los pueblos en aislamiento. En ella, Francisco se inspira en San Francisco de Asís. Al igual que él, Alejandro e Inés fueron franciscanos: él capuchino, ella terciaria capuchina.

Ambos entregaron su vida en la Amazonía ecuatoriana, defendiendo a pueblos aislados considerados un obstáculo para el desarrollo. Su compromiso fue total, como expresó Mons. Alejandro: “Si no vamos nosotros, los matan a ellos”. Esta convicción los llevó al martirio el 21 de julio de 1987.

No fue un hecho aislado. Toda su vida fue coherente con esa entrega. Alejandro dedicó buena parte de su misión pastoral a la defensa de los derechos de los pueblos indígenas de la Amazonía; Inés asumió con firmeza esos mismos valores desde su incorporación al Vicariato en 1977. Ambos veían en la cultura y la cosmovisión ancestral de esos pueblos las “semillas del Verbo” que Dios sembró desde el origen. Promovieron una evangelización profunda y respetuosa, articulada con la defensa del territorio y de la vida, como lo han hecho tantos otros misioneros y laicos comprometidos en Aguarico.

Vivieron una fe encarnada, uniendo el amor a las personas con el respeto profundo a la naturaleza esplendorosa de la selva. Porque, como recuerda Laudato si’, “no puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos… Se requiere una preocupación por el ambiente unida al amor sincero hacia los seres humanos y a un constante compromiso ante los problemas de la sociedad” (n. 91).

En honor a su memoria, la Iglesia del Vicariato de Aguarico realiza cada año en julio una peregrinación/caminata que parte desde Quito y otros lugares de la Amazonía hasta llegar a El Coca, donde descansan sus cuerpos. No es solo un acto de recuerdo, sino un verdadero compromiso con la vida, los derechos de los pueblos y la defensa de la casa común. Es admirable la cantidad de jóvenes y personas adultas que se suman cada año a esta expresión viva de una Iglesia que camina, que sueña, que lucha y que se abre a todos.

Alejandro e Inés, ahora venerables, nos siguen convocando. Su testimonio nos llama a vivir una fe coherente, profunda, comprometida. Una fe que no se conforma con palabras, sino que se convierte en entrega, en riesgo, en amor radical. Porque “no hay mayor amor que dar la vida por los amigos” (Juan 15,13). #ComuniquemosEsperanza

 

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sábado, 24 de mayo de 2025

carta No. 290: ¡Vencer el miedo dando Dignidad!

 

 

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. No. 290 – 25 de mayo de 2025
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¡Vencer el miedo dando Dignidad!

“La paz comienza con cada uno de nosotros: con la forma que miramos a los demás, escuchamos a los demás y hablamos de los demás. Por lo tanto, cada uno debe evitar el orgullo y medir también su lenguaje, para poder avanzar en esperanza”. S.S. León XIV.

La dignidad humana es un valor inherente, inalienable y universal, fundamento de la doctrina social del Evangelio. Todos, sin distinción, hemos sido creados a imagen de Dios, redimidos por Cristo y llamados a vivir en plenitud, en relación fraterna con los demás y con toda la creación.

Para alcanzar esa plenitud, los seres humanos debemos conquistar la libertad. Para ello hemos sido dotados de inteligencia, voluntad, cuerpo, emociones y afectividad. Pero la libertad no es algo dado ni hecho: es una construcción permanente, una tarea diaria. Y para que esa libertad sea auténtica, debe ser solidaria, generosa, austera y comunitaria.

Alguien podría pensar que el proyecto de Dios tuvo desde el inicio una “falla”: habernos dado la capacidad de buscar ser libres. Tal vez —dirían— todo habría sido más simple si nos hubiera creado “buenos” por defecto, sin posibilidad de elegir, hechos solo para hacer el bien. Pero como alguna vez dijo un joven frente a esa idea: “¡Qué aburrido vivir entre angelitos y ser uno de ellos!”. Dios nos dio la capacidad de equivocarnos y también de rectificar; de caer y volver a comenzar.

A lo largo de la historia, los seres humanos han cometido muchos errores, e incluso crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, grandes imperios, déspotas y tiranos han desaparecido con el tiempo. La experiencia cristiana nos enseña que, desde Jesús, la verdad, la justicia, la vida y la libertad sobreviven. Lo fundamental es que las víctimas puedan actuar con eficacia, sin perder la esperanza.

Hoy, en Ecuador como en otros países de América y del mundo, se viven tiempos marcados por el miedo y la incertidumbre. El poder responde con una estrategia de “guerra interna” que no ha logrado abrir salidas reales. Monseñor Antonio Crameri, obispo de Esmeraldas, lo expresó con fuerza en un reciente comunicado:

“Hoy, en las lágrimas de este pueblo… escucho un clamor grande por la paz y por la justicia social. Se escucha en nuestras calles y plazas, en nuestros campos, ríos y mares que están teñidos de luto y silenciados por el miedo, en el llanto de las familias que han perdido hijos e hijas, en el dolor de niñas y niños que buscan a sus padres, y en el clamor de una tierra fértil que solo ansía florecer en paz y que es constantemente arrasada por el extractivismo, la contaminación y promesas incumplidas…” (20 de mayo de 2025).

El miedo, la amenaza del criminal, del sicario o del secuestrador, acecha especialmente a los más pobres, a quienes ya están casi en total indefensión. Esto nos expone a riesgos aún mayores: la indiferencia general, la normalización de la violencia o la conversión del Estado en una máquina represiva y autoritaria. Como país, estamos heridos. Vivimos sumidos en el horror y el terror. La cultura del miedo está destruyendo los lazos de solidaridad. Aterrados, nos cerramos, cultivamos el individualismo, y dejamos de mirarnos como prójimos.

Por eso, en este contexto de dolor, hacemos nuestro el pedido de Monseñor Crameri:

“Pido que los puños cerrados por el odio y el resentimiento se abran para estrecharse las manos, que los gritos y llantos de dolor se transformen en memoriales de esperanza y de no repetición. Que con el dolor y la sangre derramada broten vástagos de un futuro compartido de justicia social y esperanza, de paz y armonía”. #ComuniquemosEsperanza

 

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domingo, 18 de mayo de 2025

carta No. 289: ¡La Asamblea que necesitamos!

 

 

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 289– 18 de mayo 2025
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¡La Asamblea que necesitamos!

La democracia tiene inherente un gran e indudable valor: el de estar "juntos", el de que el ejercicio del gobierno tenga lugar en el contexto de una comunidad que se confronta libre y secularmente en el arte del bien común, que no es sino un nombre diferente de lo que llamamos política. Papa Francisco.



La función legislativa en Ecuador ha sido, desde sus inicios, un actor central en la vida política, espacio de debate y búsqueda de consensos. Pero también ha caído en prácticas de componenda, incoherencia y uso indebido del poder, favoreciendo intereses particulares y aprobando leyes a conveniencia.

Por el Parlamento han pasado destacados ecuatorianos en la agitada historia nacional: los próceres que se reunieron en la sala Capitular de San Agustín el 10 de agosto de 1809, quienes proclamaron la independencia de Guayaquil en 1820, y los legisladores que fundaron la República en 1830. Pero también han pasado personajes que han esquilmado y vilipendiado el prestigio de la legislatura, al punto de convertirla en una de las instituciones más desacreditadas y rechazadas por la ciudadanía.

Desde 1979, el Congreso —hoy Asamblea Nacional— ha decaído notablemente, debido a la “calidad” de muchos de sus integrantes, los constantes “camisetazos”, la ineficiencia, los escándalos, los pactos, los amarres. El “toma y daca” se volvió, en muchos casos, el método de trabajo de numerosos legisladores. Antes que el interés nacional, prevalecieron los intereses partidistas o grupales.

La Asamblea Nacional que inició funciones el 14 de mayo (período 2025–2029), conformada por 151 asambleístas y ahora bajo mayoría del partido de gobierno, hereda más de 1.500 proyectos de ley —algunos desde 2009— de diversa índole. En sus 18 meses de funcionamiento, la anterior Asamblea (2023–2025) presentó 554 proyectos de ley; 472 siguen en trámite, 58 fueron aprobados: 14 propuestos por el presidente Noboa, 38 de períodos anteriores y solo 6 nacidos de la propia Asamblea saliente.
La Asamblea Nacional es el reflejo del país: muestra lo que somos, con nuestras virtudes, defectos y contradicciones. En ella se expresa nuestra diversidad, exclusiones, lealtades y aspiraciones. Sus integrantes son fruto de la misma sociedad que los elige: su formación, sueños y ambiciones nacieron de ella.

Pero la realidad y las urgencias nacionales superan ampliamente la capacidad de respuesta del Legislativo. A pesar de contar con presupuesto, asesores, personal administrativo y todos los recursos, muchos asambleístas se ven atrapados en discusiones espurias, declaraciones estériles, exhortaciones improcedentes o debates vacíos, amplificados solo para responder a consignas o retaliaciones políticas.

En 2023, la confrontación parlamentaria llegó a tal punto que el expresidente Guillermo Lasso optó por aplicar la muerte cruzada, como único recurso para destrabar esa expresión de la barbarie politiquera nacional.

Esperamos que la nueva Asamblea rompa con esa “hoja de ruta” que ha desacreditado al Parlamento y ha sumido al país en enfrentamientos, bloqueos y obstáculos que han imposibilitado una gobernanza conjunta, articulada y estructurada entre el Ejecutivo y el Legislativo. Los problemas graves del país exigen consensos y acuerdos mínimos que permitan adoptar soluciones reales para los 18 millones de ecuatorianos.

Los asambleístas electos deben dejar de ser “adalides” de partidos o intereses particulares, y asumir con integridad su compromiso con el país: legislar y fiscalizar con responsabilidad, pensando en las múltiples necesidades que requieren un marco legal oportuno, viable, pertinente y justo. #ComuniquemosEsperanza

 

 

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domingo, 11 de mayo de 2025

carta No. 288: El Proyecto del Reino y la Iglesia de hoy

 

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 288– 11 mayo 2025
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El Proyecto del Reino y la Iglesia de hoy

 

“La Iglesia debe salir de sí misma, ir hacia las periferias geográficas y existenciales, buscando a aquellos que están marginados o alejados de la fe…La Iglesia es una comunidad de hermanos y hermanas en Cristo, donde hay lugar para todos, sin distinción de origen, raza o situación”. Papa Francisco.

“Queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, busca siempre la caridad, busca siempre ser cercana, especialmente a quienes sufren” Papa León XIV.


 

El Reino de Dios, desde una visión cristiana y teológica, es un proyecto integral de transformación espiritual, social y humana, inspirado en las enseñanzas de Jesús. No es solo un reino político o futuro, sino una realidad presente de justicia, paz, amor y solidaridad bajo el reinado de Dios.

El Reino de Dios, centro del mensaje de Jesús, propone un nuevo orden basado en el amor, la justicia, la paz y la inclusión. No es solo promesa futura, sino transformación del presente. “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia…” (Mt 6,33) sigue siendo una tarea urgente y permanente.

El Reino de Dios busca restaurar la relación entre Dios y la humanidad, afirmando la justicia y la dignidad, erradicando la exclusión y la violencia, y promoviendo la comunión más allá de toda diferencia. Supone una transformación tanto de las estructuras sociales como del corazón humano.

El Reino de Dios no está aislado del mundo, sino que actúa en la historia. Se articula con las luchas por la justicia social y contra las desigualdades, los movimientos de paz y derechos humanos, las crisis ecológicas —promoviendo el cuidado de la Casa Común, como inspira la Laudato si’— y con los grandes desafíos del mundo contemporáneo: migración, guerras, corrupción, descarte, cambio climático, y la construcción de una economía solidaria y sostenible.

El Papa Francisco trabajó incansablemente durante su pontificado por la construcción del Reino de Dios. Por eso deseaba una Iglesia “pobre y para los pobres”, en salida y abierta al mundo.

El 8 de mayo, el humo blanco anunció la elección de León XIV como nuevo Papa, sucesor de San Pedro y del querido Papa Francisco. Robert Prevost Martínez, de la Orden de San Agustín, es norteamericano y peruano, con experiencia como misionero y obispo de Chiclayo (Perú). En 2023, el Papa Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, y luego lo creó cardenal. Hoy, León XIV se destaca como un Papa de raíz misionera, defensor de los derechos humanos y de la naturaleza, comprometido con la realidad de los pueblos y con la construcción del Reino de Dios.

El Papa León XIV ha declarado: “Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes de diálogo, siempre abierta a recibir con los brazos abiertos a todos, a todos aquellos que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, el diálogo y el amor”.

Esperamos que nuestra Iglesia siga caminando hacia el futuro, manteniendo los rasgos marcados por el Papa Francisco:

  1. Iglesia en salida: abierta al mundo, al encuentro de los más vulnerables.
  2. Misericordiosa y acogedora: que incluya sin juzgar, especialmente a los excluidos.
  3. Descentralizada y participativa: con voz para laicos, mujeres, jóvenes e Iglesias locales.
  4. Ecológica y socialmente comprometida: que cuide la creación y defienda a los pobres.
  5. Sinodal: que escuche, dialogue y camine unida con el Pueblo de Dios.

Construir el Reino de Dios es el gran proyecto de Jesús, y la Iglesia está para hacer lo que Jesús hizo. La Iglesia debe seguir fielmente sus huellas. Al Papa León XIV le corresponde ser un apóstol incansable, un discípulo y misionero al modo de Jesús. #ComuniquemosEsperanza

 

 

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domingo, 4 de mayo de 2025

carta No. 287: FRANCISCO: …y la dignidad del trabajo

 

 

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 287– 4 de mayo, 2025
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FRANCISCO: …y la dignidad del trabajo 

“En la fiesta de San José Obrero y el Día del Trabajador…recemos por todos los trabajadores. Por todos. Para que a nadie le falte el trabajo y que todos sean justamente remunerados y puedan gozar de la dignidad del trabajo y la belleza del descanso”, homilía del1 de mayo de 2020, Papa Francisco.


 

Este 1 de mayo celebramos el Día Internacional de los Trabajadores o la conmemoración del movimiento obrero mundial, que reafirma sus reivindicaciones sociales, laborales y sus justos derechos. Uno de los principales problemas que históricamente aqueja al Ecuador es la falta de fuentes de trabajo, especialmente para los jóvenes. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), a noviembre de 2024 existían 322.001 personas desempleadas a nivel nacional y 5.396.096 personas sin un empleo adecuado, es decir, que entran en la categoría de subempleo, empleo no remunerado, empleo no pleno y empleo no clasificado.

En el mercado laboral persisten fuertes desigualdades, especialmente en la calidad del empleo y por razones de género o edad. La falta de oportunidades empuja a muchos a migrar, refugiarse en la informalidad o en emprendimientos temporales, e incluso a ser manipulados por grupos que se aprovechan de su necesidad.

El Papa Francisco recordó que el trabajo no es solo una actividad económica, sino una vocación que une al ser humano con la obra creadora de Dios. El trabajo dignifica, permite contribuir al bien común y expresa la creatividad y armonía del ser humano. También denunció las injusticias que sufren muchos trabajadores: explotación, salarios insuficientes y condiciones indignas.

El Papa Francisco, en muchas ocasiones, pidió que se luche por la justicia en el mundo laboral, promoviendo condiciones dignas y salarios justos para todos, enfatizando que cualquier atropello contra los trabajadores es un ataque a la dignidad humana. Instó a los empresarios a cuidar de sus empleados como si fueran sus propios hijos, fomentando un ambiente de respeto y solidaridad. Resaltó que “de una persona seria, honrada, lo más hermoso que se puede decir es: ‘Es un trabajador’; se trata precisamente de alguien que trabaja, que en la comunidad no vive a expensas de los demás”.

El Papa Francisco ha resaltado cuatro características fundamentales del trabajo digno: que sea libre, creativo, participativo y solidario. Libre, porque el trabajo debe ser una elección voluntaria, no forzado o impuesto. Los trabajadores deben tener la libertad de elegir su profesión y las condiciones laborales. Creativo, porque el trabajo debe permitir la expresión de la creatividad y el desarrollo de las habilidades individuales. Los empleos deben ser desafiantes y los trabajadores deben tener la oportunidad de innovar y crecer. Participativo, porque el trabajo debe involucrar a los trabajadores en la toma de decisiones y en la gestión de las organizaciones. Esto implica que los empleados deben tener voz y voto en las decisiones que afectan su trabajo y su entorno laboral. Solidario, porque el trabajo debe promover la solidaridad entre los trabajadores y entre los miembros de la comunidad. Esto implica que los empleos deben generar oportunidades de colaboración y apoyo mutuo.

Sin embargo, según el Papa Francisco, “el trabajo está bajo la opresión a diferentes niveles: muchos niños y muchas mujeres sufren una economía que obliga a un trabajo indigno que contradice la creación en su belleza y en su armonía”. Por tanto, “debemos hacer que el trabajo no sea instrumento de alienación, sino de esperanza y de vida nueva”.

El Día de los Trabajadores, según Francisco, es una oportunidad para reflexionar sobre el papel del trabajo en nuestras vidas y nos invita a valorar el trabajo como algo sagrado, como un puente hacia la justicia social, la igualdad y la fraternidad.   #ComuniquemosEsperanza

 

 

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sábado, 26 de abril de 2025

carta No. 286: FRANCISCO: fiel testigo del Evangelio

  

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 286– 27 de abril 2025
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FRANCISCO: fiel testigo del Evangelio

 

“Dios de infinita misericordia, confiamos a tu inmensa bondad a cuantos han dejado este mundo para la eternidad, donde tú esperas a toda la humanidad, redimida por la sangre preciosa de Jesucristo, muerto en rescate por nuestros pecados”. Papa Francisco, Oración por los Difuntos.


 

El lunes de Pascua despertamos con la triste noticia de la partida de nuestro querido Papa Francisco. Sentimos una inmensa pérdida que llenó nuestros corazones de pesar. Sabíamos de su frágil salud, pero manteníamos la esperanza de que Dios le permitiría quedarse más tiempo con nosotros, para seguir iluminándonos con su palabra y su ejemplo.

Desde todo el mundo llegaron mensajes de gratitud y reconocimiento, destacando su compromiso por renovar la Iglesia: su lucha contra los abusos, su opción por los pobres, la defensa de migrantes y de la casa común, y sus críticas al descarte, la corrupción y el capitalismo salvaje. Un Papa diferente, humilde, coherente, fiel testigo del Evangelio.

Su profundo mensaje pastoral se fundamentó en la fidelidad al Señor y al Evangelio. Sus encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti, sus cartas apostólicas, exhortaciones y homilías transmitieron siempre un aire fresco y renovador, con respuestas necesarias, desde la fe, la esperanza y el amor, a los desafíos del siglo XXI. El Sínodo Amazónico (2019) y el de la Sinodalidad (2021-2024), liderados por Francisco, abrieron caminos para promover una Iglesia participativa, abierta al diálogo y a la misión. Con el jubileo del 2025, nos invitó a ser “Peregrinos de la Esperanza”, dejando una Iglesia en camino, comprometida con el Pueblo de Dios y con la humanidad. Su talante empático y comprensivo abrió las puertas de la Iglesia a todas las personas: “Dios nunca rechaza a nadie, y tampoco la Iglesia debe hacerlo”. Francisco fue la conciencia del mundo.

Tuvimos la gracia de contar con su presencia en Ecuador, del 5 al 8 de julio de 2015. En su visita a Ecuador, el Papa Francisco habló de la familia como “la Iglesia doméstica”, mostró su humanidad al reencontrarse con su amigo el padre Paquito, bendijo al pueblo en la Plaza Grande y animó a la evangelización y la paz en la misa del Parque Bicentenario. En la Universidad Católica, destacó que un maestro enseña con el ejemplo; en la casa de acogida de las Hermanas de la Caridad, priorizó a los descartados, y en el santuario de la Virgen del Quinche, reafirmó su confianza en María. En pocas horas, fue una gran luz. Luego partió hacia Bolivia, donde reconoció en los movimientos populares una verdadera expresión de soberanía y esperanza.

De esa histórica visita, recordamos especialmente estas palabras: “Nunca pierdan la capacidad de dar gracias a Dios por lo que hizo y hace por ustedes; la capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo, de cuidar a sus niños y ancianos, de confiar en la juventud y de maravillarse por la nobleza de su gente y la belleza singular de su país”.

Gracias, Señor, por la vida y el testimonio del Papa Francisco, pastor cercano, valiente, profundamente humano y cristiano. Su legado permanece en sus palabras y gestos, que nos invitan a vivir con gratitud, cuidar de la familia, valorar la educación, caminar juntos, orar unos por otros, “hacer lío” por las causas justas, defender la Amazonía, las periferias, los migrantes, la paz y la justicia. Nos deja frases que iluminan nuestro camino: “Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”, “Una persona que piensa en construir muros y no puentes no es cristiano”. Su memoria espiritual nos inspira a fortalecer la hermandad, proteger a los más vulnerables, cuidar de la naturaleza y mantener viva nuestra fe con esperanza. Oremos para que el Espíritu Santo ilumine al próximo cónclave en la elección del nuevo Papa.  #ComuniquemosEsperanza

  

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.