Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe
Comisión ecuatoriana Justicia
y Paz
carta No. 310
– 12 de octubre de 2025
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Racismo y xenofobia: antítesis del Amor
"La comunidad internacional considera
injustificable y rechaza como inadmisible la tendencia a mantener o introducir
leyes o comportamientos inspirados sistemáticamente en prejuicios
racistas…Todos deben tener igual acceso a la vida económica, cultural, cívica y
social y beneficiarse de la distribución equitativa de la riqueza de la nación,
mientras son tratados por igual ante la ley… El racismo conduce a "una
mentalidad xenófoba", ya que las personas se encierran en sí mismas por
miedo al otro”. Papa León XIV.
Ecuador se encuentra en la tercera semana del paro iniciado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), tras la eliminación del subsidio al diésel. Como mencionó el cardenal Luis Cabrera: “el alza del combustible no es más que un detonante de toda una realidad llamada pobreza”. A pesar del pedido de la Iglesia y de tantos actores sociales para resolver esta crisis por medio del diálogo —que no ha tenido acogida—, no se anticipa una solución pronta.
La polarización entre posturas contrapuestas se ha exacerbado
y ha puesto en vigencia una lacra social que creíamos superada: el racismo. El
levantamiento indígena ha provocado campañas de desprestigio, acusaciones e
insultos recurrentes desde sectores de poder político, económico e ideológico,
llamándolos “indios vagos”, “delincuentes”, “terroristas”, “cómplices del
narcotráfico”. Estos improperios se difunden en redes sociales y medios de
comunicación masivos. Similares acusaciones y actos de marginación sufren
afrodescendientes, montubios y mestizos de algunos sectores populares.
Las actitudes de racismo y xenofobia reflejan miedo,
inseguridad y falta de empatía hacia el diferente, mientras la pobreza refuerza
la exclusión y la deshumanización. Un indígena o migrante con recursos enfrenta
menos discriminación, evidenciando la aporofobia como raíz del rechazo social.
Pretender una falsa superioridad por raza, religión o condición económica
perpetúa privilegios injustos; por ello, el racismo, la xenofobia y la
aporofobia son pecados sociales intolerables desde la fe cristiana.
Lamentablemente, el racismo tiene siglos de historia. La
explotación y marginación de los pueblos indígenas y afrodescendientes se ha
basado en mecanismos de opresión que históricamente les negaron equidad y
acceso a oportunidades mínimas. Sin embargo, esta situación es insostenible,
porque las personas vulneradas han tomado conciencia de sus derechos y de las
condiciones injustas que aún soportan en muchas de sus comunidades y
territorios.
Las nacionalidades y pueblos poseen una fuerza esencial en su
espíritu comunitario, que les permite unirse para defender sus derechos. Aunque
esto genera temor en una sociedad individualista que busca dividirlos y
desprestigiarlos, sus valores colectivos resisten y permanecen firmes.
Paradójicamente, a pesar de que miles de ecuatorianos han
emigrado al mundo, el país tampoco está exento de actitudes xenofóbicas. Estas
se inscriben en una corriente internacional donde las políticas de algunos
países buscan limitar, rechazar o expulsar a los migrantes, aunque dependan de
ellos como mano de obra barata para sostener su nivel de vida. Es fundamental
valorar la riqueza que aportan a nuestra patria las diferentes nacionalidades y
pueblos ecuatorianos, así como los hermanos migrantes, que con su trabajo y su
cultura nos hacen crecer en humanidad y solidaridad.
Desde la fe cristiana sabemos que los seres humanos y la
naturaleza poseen una dignidad que proviene de Dios y no puede ser atropellada.
En el Antiguo Testamento se insiste en el respeto al extranjero: “El Señor
protege al extranjero, sostiene al huérfano y a la viuda” (Salmo 146, 9). Y en
Lucas 10, 25-37, Jesús pone al samaritano —una persona despreciada y víctima de
racismo por parte de los judíos puros— como ejemplo de amor al prójimo.
Si no logramos comprender esto, quizá debamos replantearnos,
una vez más, la naturaleza de nuestra fe. #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas ca
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