Patriarca Sako: la intervención
contra Saddam Hussein del 2003 provocó el infierno que vivimos
La intervención militar liderada por
Occidente contra Saddam Hussein en 2003 «ha provocado el círculo
vicioso en el que estamos hoy».
Por ello el 'Informe Chilcot',
publicado en los últimos días, orientado a reconstruir los
escenarios y el origen de la participación del ejército de Londres
en esa guerra «es un paso positivo, ya que es importante reconocer
los errores del pasado, para no cometerlos de nuevo». Así lo
declara a la Agencia Fides el Patriarca Caldeo Louis Raphael I
El ex primer ministro británico,
ante los resultados de la investigación llevada a cabo por la
institución, después de un trabajo de casi siete años, se ha
defendido afirmando que ahora «estaríamos en una situación peor si
no hubiéramos intervenido». Pero según el primado de la
Iglesia caldea, basta con mirar la realidad sin necesidad de
gafas ideológicas para medir la falta de fiabilidad total de esta
declaración:
«Tenemos un país destruido, cuatro
millones de refugiados solo de Iraq, conflictos que perturban Siria y
Yemen. Los cristianos en Iraq antes de la guerra eran un
millón y medio, ahora son menos de medio millón, y muchos de
ellos viven como refugiados lejos de sus hogares. No hay trabajo, las
economías de países enteros se caen a pedazos, las instituciones
están paralizadas, el patrimonio cultural milenario ha sido
destruido. Me pregunto con qué cara se puede decir que la guerra ha
sido buena para Oriente Medio».
Según el patriarca caldeo, la
problemática yihadista que está perjudicando a pueblos enteros
también es de alguna manera un efecto colateral de la invasión
militar de Iraq del 2003. «En el vacío que se ha creado»
observa el primado de la Iglesia caldea «los yihadistas han
encontrado espacio para arraigar su propuesta ideológica aún más
aberrante, la del estado islámico. Se trata de una deriva sectaria
que también envenena toda la convivencia. Basta pensar que ahora,
las supuestas 'soluciones' a los conflictos en curso apuntan a
cantonizar Iraq y otras zonas del Oriente Medio sobre una base
sectaria».
Según el Patriarca Louis Raphael,
uno de los factores que alimentaron el conflicto de 2003 y la gestión
imprudente de la posguerra fue la abstracción ideológica con la que
se hacía propaganda a la guerra como matrona de la democracia:
«El camino hacia la
democracia, los derechos y las libertades es largo y cansado,
como se muestra con precisión en la historia de Europa y
Occidente. La pretensión de imponer estos valores de una manera
mecánica, sin respetar los tiempos y las características culturales
de nuestros pueblos, ha ayudado a alimentar el desastre en el que nos
encontramos».
En 2003 Papa Juan Pablo II y la Santa
Sede expresaron con fuerza su oposición a la intervención militar,
considerándolo como una decisión equivocada y cargada de
consecuencias devastadoras. «Los círculos occidentales», recuerda
hoy el Patriarca Louis Raphael «habían elogiado al Papa como su
'aliado' contra el comunismo, pero cuando dijo que la Guerra del
Golfo sólo traería desgracias no le escucharon. Es el destino de
las voces proféticas, que el poder busca suprimir, cuando no las
puede utilizar. Y de alguna manera es lo mismo que sucedió a Jesús.
Y, sin embargo escuchando esas voces, también podemos encontrar hoy
el camino perdido de la coexistencia pacífica, lo que ayuda a
preservar el bien de todos»
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