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domingo, 31 de agosto de 2025

carta No. 304: ¿NUESTRA DEMOCRACIA NOS REPRESENTA?

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 304 – 31 de agosto 2025
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¿NUESTRA DEMOCRACIA NOS REPRESENTA?

“La democracia tiene inherente un gran e indudable valor: el de estar "juntos", el de que el ejercicio del gobierno tenga lugar en el contexto de una comunidad que se confronta libre y secularmente en el arte del bien común, que no es sino un nombre diferente de lo que llamamos política”. Papa Francisco, En el corazón de la democracia.

La democracia representativa es un sistema de gobierno en el que el poder reside en el pueblo, pero se ejerce a través de representantes electos en elecciones libres y periódicas. Se sustenta en cuatro pilares fundamentales: la independencia de las funciones del Estado, el respeto pleno a los derechos humanos, la escucha de la voz del pueblo y la vigencia del Estado de derecho. En teoría, en el Ecuador vivimos en una democracia representativa.

Las características de este modelo son claras: voto popular mediante el cual los ciudadanos eligen a sus representantes; autoridades electas —ejecutivo y legislativo— que toman decisiones en favor del bien común; participación electoral en comicios libres y competitivos; elecciones periódicas en los plazos establecidos; igualdad de todos los electores; y la garantía de derechos y libertades como la expresión, la asociación y el acceso a la información. Todo esto debería cumplirse en nuestra democracia. La pregunta es: ¿ocurre realmente en la práctica?

El primer pilar, la independencia de las funciones del Estado, debería permitir un contrapeso de poderes. Sin embargo, el carácter hiperpresidencialista de nuestra Constitución otorga atribuciones excesivas al Ejecutivo en detrimento de las demás funciones. Los sucesivos gobiernos han aprovechado esta concentración de poder para ejercer control total. La paradoja es evidente: quienes critican esta práctica desde la oposición, al llegar al poder la repiten y profundizan.

El segundo pilar es el respeto a los derechos humanos, comenzando por el derecho a la vida. En nombre de la “guerra interna” contra las bandas criminales y el narcotráfico, el Gobierno impulsa una estrategia de choque que busca canjear libertad por seguridad. Al mismo tiempo, el derecho a la salud se ve desmantelado: el presupuesto se redujo en 1.200 millones de dólares y apenas se ejecutó el 20%, con el resultado de hospitales deteriorados, falta de medicinas y corrupción que persiste. El derecho al trabajo se erosiona con despidos masivos y propuestas de precarización.

El tercer pilar es escuchar la voz del pueblo. Sin embargo, el Gobierno ha ignorado los resultados de consultas populares como la del Yasuní, la defensa del agua en Cuenca o la protección del Chocó Andino. Del mismo modo, incumple mandatos judiciales como la eliminación de los mecheros de gas en la Amazonía. La participación ciudadana y el derecho a la resistencia se perciben como amenazas, y el Consejo de Participación Ciudadana —espacio de representación directa— ha sido convertido en botín político, con intentos actuales de eliminarlo para regresar a mecanismos controlados por los gobiernos de turno.

El cuarto pilar es la vigencia del Estado de derecho. En lugar de ello, prevalece la imposición de la voluntad del Ejecutivo, ignorando leyes y tratados. Si se requiere cambiar la Constitución, existen mecanismos establecidos para hacerlo. Sin embargo, la tendencia apunta hacia un Estado policial y autoritario, donde la verdad jurídica se sustituye por hechos consumados y discrecionalidad, otorgando carta blanca a los aparatos represivos.

Frente a este escenario, cabe preguntarse: ¿cómo romper el círculo vicioso de regímenes que hablan de democracia, pero consolidan modelos autoritarios? La respuesta está en los pueblos y comunidades que, pese a las amenazas, la inseguridad y la violencia, continúan organizándose para defender la vida y la Pacha Mama. Todavía es posible una democracia basada en el principio de “mandar obedeciendo”: “quien quiera ser primero, que sea el último y el servidor de todos” (Mc 9,15). ¿Será una utopía irrealizable? #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 18 de mayo de 2025

carta No. 289: ¡La Asamblea que necesitamos!

 

 

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 289– 18 de mayo 2025
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¡La Asamblea que necesitamos!

La democracia tiene inherente un gran e indudable valor: el de estar "juntos", el de que el ejercicio del gobierno tenga lugar en el contexto de una comunidad que se confronta libre y secularmente en el arte del bien común, que no es sino un nombre diferente de lo que llamamos política. Papa Francisco.



La función legislativa en Ecuador ha sido, desde sus inicios, un actor central en la vida política, espacio de debate y búsqueda de consensos. Pero también ha caído en prácticas de componenda, incoherencia y uso indebido del poder, favoreciendo intereses particulares y aprobando leyes a conveniencia.

Por el Parlamento han pasado destacados ecuatorianos en la agitada historia nacional: los próceres que se reunieron en la sala Capitular de San Agustín el 10 de agosto de 1809, quienes proclamaron la independencia de Guayaquil en 1820, y los legisladores que fundaron la República en 1830. Pero también han pasado personajes que han esquilmado y vilipendiado el prestigio de la legislatura, al punto de convertirla en una de las instituciones más desacreditadas y rechazadas por la ciudadanía.

Desde 1979, el Congreso —hoy Asamblea Nacional— ha decaído notablemente, debido a la “calidad” de muchos de sus integrantes, los constantes “camisetazos”, la ineficiencia, los escándalos, los pactos, los amarres. El “toma y daca” se volvió, en muchos casos, el método de trabajo de numerosos legisladores. Antes que el interés nacional, prevalecieron los intereses partidistas o grupales.

La Asamblea Nacional que inició funciones el 14 de mayo (período 2025–2029), conformada por 151 asambleístas y ahora bajo mayoría del partido de gobierno, hereda más de 1.500 proyectos de ley —algunos desde 2009— de diversa índole. En sus 18 meses de funcionamiento, la anterior Asamblea (2023–2025) presentó 554 proyectos de ley; 472 siguen en trámite, 58 fueron aprobados: 14 propuestos por el presidente Noboa, 38 de períodos anteriores y solo 6 nacidos de la propia Asamblea saliente.
La Asamblea Nacional es el reflejo del país: muestra lo que somos, con nuestras virtudes, defectos y contradicciones. En ella se expresa nuestra diversidad, exclusiones, lealtades y aspiraciones. Sus integrantes son fruto de la misma sociedad que los elige: su formación, sueños y ambiciones nacieron de ella.

Pero la realidad y las urgencias nacionales superan ampliamente la capacidad de respuesta del Legislativo. A pesar de contar con presupuesto, asesores, personal administrativo y todos los recursos, muchos asambleístas se ven atrapados en discusiones espurias, declaraciones estériles, exhortaciones improcedentes o debates vacíos, amplificados solo para responder a consignas o retaliaciones políticas.

En 2023, la confrontación parlamentaria llegó a tal punto que el expresidente Guillermo Lasso optó por aplicar la muerte cruzada, como único recurso para destrabar esa expresión de la barbarie politiquera nacional.

Esperamos que la nueva Asamblea rompa con esa “hoja de ruta” que ha desacreditado al Parlamento y ha sumido al país en enfrentamientos, bloqueos y obstáculos que han imposibilitado una gobernanza conjunta, articulada y estructurada entre el Ejecutivo y el Legislativo. Los problemas graves del país exigen consensos y acuerdos mínimos que permitan adoptar soluciones reales para los 18 millones de ecuatorianos.

Los asambleístas electos deben dejar de ser “adalides” de partidos o intereses particulares, y asumir con integridad su compromiso con el país: legislar y fiscalizar con responsabilidad, pensando en las múltiples necesidades que requieren un marco legal oportuno, viable, pertinente y justo. #ComuniquemosEsperanza

 

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

 

sábado, 15 de febrero de 2025

carta No. 276: El Pueblo habla…

 

 

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 276– 16 de febrero 2025
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El Pueblo habla…


“La democracia, en cambio, exige la participación, la exigencia de poner el propio esfuerzo, de arriesgarse a la confrontación, de aportar los propios ideales, las propias razones. Arriesgar. Pero el riesgo es la tierra fértil en la que germina la libertad. Mientras que balconear, quedarse en la ventana ante lo que ocurre a nuestro alrededor, no sólo no es éticamente aceptable, sino que, egoístamente, tampoco es sabio ni conveniente.”. Papa Francisco.

 

"Vox Populi, Vox Dei", que significa "La voz del pueblo es la voz de Dios", ha sido clave en la historia política, especialmente en la lucha contra el absolutismo. Esta idea reafirma la democracia como el sistema menos imperfecto, constituyendo una mejor opción frente a cualquier forma de autoritarismo o dictadura.

Más allá de su dimensión política, "Vox Populi, Vox Dei" nos invita a reconocer la manifestación de Dios en la realidad. Si Dios se expresa en la historia y la vida cotidiana, debemos estar atentos a los signos de los tiempos para discernir su voluntad en nuestras decisiones individuales y colectivas.

"Vox Populi, Vox Dei" resalta la importancia de la voz del pueblo tanto en la gobernanza como en la interpretación de la voluntad divina. Afirma los principios democráticos y promueve la construcción del Reino de Dios en la historia humana.

Este principio adquiere mayor relevancia para quienes aspiran a la representación popular. Si buscan ejercer un poder que pertenece a todos, deben comprender las realidades del pueblo: sus problemas, sufrimientos, desafíos y aspiraciones, especialmente las de los más pobres y vulnerables. A partir de esta escucha, deben formular proyectos que respondan genuinamente a ese clamor, ofreciendo soluciones objetivas, viables y eficaces.

Concluyó la primera vuelta electoral de 2025 y la campaña volvió a incumplir principios esenciales de la democracia: escuchar a la ciudadanía y proponer respuestas viables. Con 16 candidatos en disputa, pero polarizada en dos opciones, la contienda estuvo marcada por promesas sin sustento, impidiendo un debate profundo.

Se repitió la democracia convertida en espectáculo, dominada por el marketing político. Otra vez, las encuestadoras fallaron al anticipar un triunfo claro. El resultado fue un empate entre Daniel Noboa y Luisa González, evidenciando no solo el peso del anticorreísmo, sino también el surgimiento del antinoboísmo. Este equilibrio de fuerzas se refleja en la Asamblea Nacional, generando un escenario de posible ingobernabilidad. Destaca el tercer lugar de Pachakutik, que podría definir el rumbo de la segunda vuelta.

Por nuestro presente y futuro, el estrecho margen entre los finalistas debe trascender la confrontación y las acusaciones. Es necesario superar estereotipos, abandonar estigmas y evitar descalificaciones que degradan el debate democrático. La ciudadanía exige propuestas claras, viables y con financiamiento definido. Los candidatos deben comprometerse a convertirlas en políticas de Estado.

Desde la sociedad, debemos advertir sobre los peligros que acechan al Ecuador y plantear preguntas clave: ¿Cómo enfrentarán la violencia tras el fracaso de la estrategia de guerra interna? ¿Cumplirán los mandatos de las consultas populares? ¿Cómo mejorarán la salud pública? ¿Cómo reactivarán la economía para generar empleo y reducir la pobreza? ¿Defenderán la soberanía y protegerán la seguridad social? ¿Respetarán la vida y los derechos humanos? Exijamos respuestas concretas: qué harán, cómo lo harán y con qué recursos. En las elecciones, el pueblo habla fuerte y claro a través de su voto. #ComuniquemosEsperanza

 

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

 

domingo, 2 de febrero de 2025

carta No. 274: Las instituciones: base de la democracia

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 274 – 2 de febrero 2024
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Las instituciones: base de la democracia

"La democracia requiere la participación y la implicación de todos y, por tanto, exige esfuerzo y paciencia; la democracia es compleja, mientras el autoritarismo es expeditivo y las promesas fáciles propuestas por los populismos se muestran atrayentes” Papa Francisco.

La democracia representativa liberal se sustenta en los contrapesos de poder. Sin embargo, en el país, las principales instituciones del Estado no operan bajo las normas ni dentro de mecanismos de control cruzado.

Las autoridades interpretan las leyes a su conveniencia, generando pugnas entre el presidente y la vicepresidenta, mientras los organismos de control guardan un silencio estremecedor. Así, se imponen políticas de hechos consumados: se autoriza la entrada de barcos y aviones militares en la Isla San Cristóbal, ignorando la prohibición constitucional de instalar bases extranjeras en territorio nacional.

El Consejo de Participación Ciudadana es un escenario permanente de disputas entre polos de poder. Se producen remociones y cambios según las nuevas mayorías, lo que impide la designación oportuna de vocales en el CNE, el Consejo de la Judicatura y la Corte Nacional de Justicia, cuyos integrantes siguen en funciones prorrogadas.

Algunas fuerzas de seguridad actúan sin respetar derechos ni procedimientos legales, mientras el silenciamiento cubre posibles abusos. Los casos Purga, Metástasis y León de Troya evidencian los vínculos entre la justicia y el crimen organizado.

La Constitución ha dejado de ser la “Carta Magna”, convertida en un texto evadido con subterfugios. Las consultas populares han defendido el agua y la vida frente a la minería y el extractivismo, pero su voluntad sigue siendo ignorada. La justicia ordena apagar los mecheros en la Amazonía, pero estos continúan contaminando y afectando la salud de sus habitantes.

No se trata solo de la violación o relativización de normas constitucionales y legales. Vivimos un proceso continuo de debilitamiento institucional que genera inseguridad jurídica y abre la puerta a la vulneración de derechos. Los estados de excepción no han logrado resolver la grave crisis de violencia e inseguridad que padecemos.

Se criminalizan las luchas sociales y se restringe el derecho a la protesta. Después de la aprobación de la consulta popular, se han promovido diversas leyes que refuerzan la “mano dura” para enfrentar el narcotráfico y el crimen organizado.

Este clima de inestabilidad y miedo cala en la sociedad, con el riesgo de que la ciudadanía canjee su libertad por seguridad. El terror ante la inseguridad se convierte en una estrategia de control que refuerza la exclusión, el racismo, la homofobia y la xenofobia, donde el diferente es visto como una amenaza. No podemos doblegarnos ante la destrucción y corrupción de nuestras instituciones, pues sin ellas, la democracia será una farsa que nos dejará en total indefensión.

La falsa institucionalidad fue denunciada por el Señor contra los maestros de la ley, a quienes llamó sepulcros blanqueados: “También ustedes parecen justos ante los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía e iniquidad” (Mateo 23,28). El mensaje evangélico nos llama a fortalecer la conciencia ciudadana: “Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; fui forastero y me dieron alojamiento; necesité ropa y me vistieron; estuve enfermo y me atendieron; estuve en la cárcel y me visitaron” (Mateo 25,35-36). #ComuniquemosEsperanza

 


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domingo, 1 de septiembre de 2024

carta No. 252: Democracia en terapia intensiva

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 252– 1 septiembre 2024
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Democracia en terapia intensiva 

“Seamos honestos, en el mundo de hoy la democracia no goza de buena salud.”… “los dos grandes enemigos que acechan a la democracia son la indiferencia y el populismo” (Papa Francisco).


El gran problema de nuestro sistema democrático es que permite hacer cosas "nada democráticas democráticamente" (José Saramago). Las elecciones han perdido su sentido ritual de renovación. Con 16 binomios presidenciales, 17 listas para asambleístas nacionales, 12 para representantes en el exterior, 12 para asambleístas andinos y alrededor de 70 para asambleístas provinciales; un total de 2.350 candidatos principales y 4.600 en total, se evidencia la devaluación de los partidos y movimientos políticos, la dispersión de la representación política, y la ausencia de proyectos de país que unifiquen las propuestas políticas.

La proliferación de partidos, movimientos y candidatos comenzó a mediados de los ochenta. Hoy existen 7 partidos y 10 movimientos nacionales, 61 movimientos provinciales, 139 cantonales y 15 parroquiales, sumando 232 en total.

A pesar de las denuncias, persisten los viejos problemas del sistema electoral: padrones inflados, sistemas de conteo sin revisión, partidos y movimientos con dueños, pero sin programas, financiamiento sin control y con la presencia de poderes oscuros, continuidad de normas electorales deficientes, mismas autoridades prorrogadas, y el gobierno de turno junto con otras fuerzas antagónicas buscando controlar al CNE y al TCE. El sistema es propenso a todo tipo de trampas que socavan la transparencia y la voluntad popular. El fraude es una amenaza constante.

Detrás de la dispersión electorera se ocultan los dispositivos del poder. Las elecciones han sido vaciadas de su contenido; la posibilidad de que la ciudadanía elija entre diversas propuestas programáticas se ha convertido en un juego de mercadeo y espectáculo para promover candidatos. En el mercado electoral participan grupos de poder y también mafias vinculadas al capital criminal. La decisión del voto está sometida a un bombardeo de propaganda, bajo el control de los algoritmos y el big data, se multiplica la reproducción viral de fake news y posverdades, lo que impide una elección crítica e informada. La información se manipula y se presenta a priori como un score de ganadores y perdedores.

La tendencia del poder es fomentar una polarización binaria: la disputa gobierno-correísmo, presentada como la lucha derecha-izquierda; la política reducida al juego amigo-enemigo. Se bloquea la posibilidad de voces autónomas.

Es importante diferenciar entre partidos y movimientos electorales; hay fuerzas que tienen una representación orgánica de sectores y grupos de poder, manteniendo las fuerzas que los han dominado.

En una estrategia de shock blando, la violencia y la inseguridad se utilizan como claves para captar el voto mediante tácticas de guerra. Así, se silencian los problemas y las necesidades básicas que enfrenta la mayoría de la población.

La democracia no se reduce a lo que sucede arriba o en el escenario político. También depende de la participación y la voz de la sociedad, desde abajo. En lugar de esperar las ofertas de los candidatos, que después en el poder serán olvidadas, debemos unirnos en una comunidad crítica para discernir, a la luz del evangelio, sobre la situación que vivimos, analizar las opciones que ofrezcan alguna salida a los problemas fundamentales, bloquear el acceso de los candidatos involucrados en la corrupción o vinculados al capital criminal, y presentar nuestro propio programa para interpelar a los candidatos. En comunidad, podemos desmontar la seducción de las ofertas electorales y sentar las bases para una participación crítica e informada. #ComuniquemosEsperanza

  

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domingo, 25 de febrero de 2024

carta No. 225: Democracia real con control eficaz

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 225 – 25 febrero 2024
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Democracia real con control eficaz

“Los bienes de la creación se ofrecen a todos y cada uno en proporción a sus necesidades, para que nadie acumule lo superfluo ni le falte lo necesario. Por el contrario, cuando la posesión egoísta llena los corazones, las relaciones y las estructuras políticas y sociales, entonces se envenena la esencia de la democracia. Y se convierte en una democracia formal, no real” (Papa Francisco 18-3-2024).

¿Por qué no se aplica en el país los principios básicos de la democracia representativa liberal, para garantizar su buen funcionamiento y fortaleza?

Mencionemos tres principios básicos. Una democracia representativa se asienta en la autonomía y contrapeso de las funciones del Estado, dispone un control institucional. La Contraloría ejerce el control administrativo; el Parlamento, el control político; la Justicia, el control jurídico; el Consejo de Participación, el control social, a más de otros organismos y superintendencias. Sin embargo, hay el riesgo de acostumbrarnos a una democracia de espectáculo, no real, se denuncian casos de corrupción y de injusticia, y no operan los controles institucionales.


La ministra Andrea Arrobo denunció que hay un maquillaje de cifras de la producción de crudo; lo que implicaría un perjuicio grave contra la economía del país, la Contraloría y la Fiscalía deben indagar esta acusación y determinar responsables. De otra forma, la denuncia se diluirá, como ha sucedido con diversos casos “emblemáticos”, que quedan en el olvido después del escándalo.

En una democracia representativa se debe legislar y decidir en sentido universal, en beneficio del país; sin parcializaciones a favor o en contra de un interés particular o individual. Entre los “incentivos tributarios” de la Ley Orgánica de Eficiencia Económica y Generación de Empleo, aparece el perdón de intereses para los grandes deudores del SRI, lo que representa una donación de centenas de millones de dólares para ciertos grupos, mientras se traslada el peso de la crisis a toda la población con el aumento del IVA del 12 al 15%. La Asamblea Nacional al discutir las reformas al COIP estuvo abocada a favorecer estos privilegios particulares político-partidistas.

La democracia se asienta en la voluntad soberana del pueblo. Se cumplen seis meses del pronunciamiento mayoritario por el SI al Yasuní y a Quito sin minería. Decisiones que no pueden ser incumplidas, de hacerlo, el funcionario responsable está penado por la ley.

La responsabilidad no es sólo de los gobernantes y representantes, sino también de la sociedad, de los ciudadanos, que miramos el espectáculo, comentamos en las redes, pero no ejercemos una contraloría social dejamos pasar las responsabilidades del bando político con el cual nos identificamos. “Debemos aprender a desenmascarar las diversas formas en donde la verdad es manipulada, distorsionada y oculta en el discurso público y privado” (Fratelli tutti, n. 208).

La corrupción se combatirá solamente con la participación de la sociedad civil, cuando todos los ecuatorianos valoremos la honestidad y exijamos su cumplimiento, pero especialmente por las autoridades y funcionarios públicos, solo así el país cambiará, caso contrario, es como si camináramos todos al borde de un precipicio. La comunidad tiene el derecho y la obligación de ejercer el control del gasto público desde los GADs cantonales y parroquiales hasta el gobierno nacional pasando por alcaldías, consejos provinciales, etc.

El Estado Ecuatoriano a inicios de año, no tenía dinero para pagar sueldos a sus funcionarios. En este sentido, el Papa Francisco advierte: “El Evangelio sólo nos pide que no miremos para otro lado, que es precisamente la actitud más pagana de los cristianos: cuando un cristiano se acostumbra a mirar para otro lado, se convierte poco a poco en un pagano disfrazado de cristiano” (Papa Francisco18-3-2022). •#ComuniquemosEsperanza
 

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lunes, 17 de julio de 2023

carta No.193: La demagogia decapita la democracia

 

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en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 193 – 16 julio 2023
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La demagogia decapita la democracia

“El servicio que prestan [los líderes políticos], aglutinando y conduciendo, puede ser la base para un proyecto duradero de transformación y crecimiento, que implica también la capacidad de ceder lugar a otros en pos del bien común.  Pero deriva en insano populismo cuando se convierte en la habilidad de alguien para cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder.  Otras veces busca sumar popularidad exacerbando las inclinaciones más bajas y egoístas de algunos sectores de la población.  Esto se agrava cuando se convierte, con formas groseras o sutiles, en un avasallamiento de las instituciones y de la legalidad”.  Papa Francisco

La demagogia es la forma de gobierno que deriva de la degradación y corrupción de la democracia y el surgimiento de la figura del demagogo es lo que propicia la caída de la democracia (Aristóteles).  Es también la ausencia de valores éticos y morales.  El demagogo se enquista en el engaño, la mentira, la trampa, la artimaña, la treta, la argucia.  Sabe y está muy consciente de sus falacias, pero las suelta sin tapujos con el único fin de cautivar, complacer y manipular a sus potenciales electores para conquistar el voto tan anhelado, haciendo promesas que no serán cumplidas.

Los candidatos en campaña salen a la palestra pública cual mercachifles de feria de pueblo a ofrecer la ‘cura para todos los males’ que le afectan al país.  Sacan de una espacie de ‘sombrero de mago’ las recetas para solucionar los más agobiantes problemas.  De sopetón se convierten en mesías de pacotilla que discursean sobre los más diversos temas y ofrecen soluciones inverosímiles.  Ellos tienen la ‘varita mágica’, son los brujos del engaño, dicen que van a hacer un sin fin de cosas, pero curiosamente jamás precisan cómo, cuándo y con qué recursos lo van a hacer.  Si su mensaje llega al pueblo logran su objetivo, si ven que no es efectivo, junto con sus asesores, buscan nuevas mentiras y engaños.

La ausencia de verdad o las verdades a medias son instrumentos que utilizan de manera recurrente durante la campaña o en el en ejercicio de sus funciones.  La demagogia y los demagogos están vigentes y se reactivan con más fuerza durante las campañas electorales con una clara falta de coherencia política.  En estas elecciones, hay partidos y movimientos que han buscado candidatos de ocasión que no obedecen a un pensamiento político claro, sino que precisamente desde su indefinición cultivan la demagogia.

Los candidatos exacerban las mentiras, ‘venden humo al pueblo’ a sabiendas de que jamás van a cumplir lo que ofrecen en sus efusivos discursos, en los spots de televisión, en los mensajes tiktokeros, en redes sociales, con eslóganes que buscan posicionar por todos los medios.  Es una conducta y comportamiento reprochable que está sostenido por una especulación inventada, mentirosa, alejada de toda objetividad y realidad.  La demagogia se identifica con el discurso barato, de barricada, de regalos, bailes, abrazos, besos, caminatas...  Gran parte de las frustraciones y del rechazo que posteriormente siente el pueblo, respecto a los gobernantes, es cuando se les cae la máscara y se muestran como son.

Como cristianos, nos corresponde denunciar y rechazar esas demagogias falaces y esas propuestas engañosas, puesto que toda afirmación falsa implica una violación a los derechos humanos.  Los discursos de la campaña política deben exponer verdades y acciones realizables, deben dar información correcta que garantice la ‘salud democrática’ y respete profundamente a los más pobres y vulnerables, que, por múltiples causas, son víctimas de estos desafueros politiqueros.

Es urgente un cambio en la mente y el corazón de cada persona, en las costumbres, hábitos y estilos de vida.  Si hay demagogos es porque hay un pueblo que les cree y sigue sus ofertas.  Debemos construir, desde abajo, una cultura democrática y comunitaria en la que seamos protagonistas y estemos implicados en el quehacer político cotidiano, con el fin de bloquear la politiquería demagógica.

Los problemas socioeconómicos, políticos y culturales no se solucionarán con mesías de bambalina ni salvadores de plastilina, sino con una participación permanente, consciente, participativa y cotidiana de todos para lo cual es determinante la educación popular, la organización comunitaria, la responsabilidad integral y la exigencia de nuestros derechos.  ¡A trabajar para evitar que la demagogia decapite a la democracia!  ·  #ComuniquemosEsperanza

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domingo, 25 de junio de 2023

carta No.190: La razón de ser del Estado ecuatoriano

 

Con los ojos fijos en Él
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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 190 – 25 junio 2023
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La razón de ser del Estado ecuatoriano

“Todo ser humano tiene derecho a la existencia, a la integridad corporal, a los medios indispensables y suficientes para un nivel de vida digno, especialmente en lo que se refiere a la alimentación, el vestido, la vivienda, el descanso, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; y, por tanto, tiene derecho a la seguridad en caso de enfermedad, invalidez, viudez, vejez, desempleo y en cualquier otro caso de pérdida de los medios de subsistencia por circunstancias ajenas a su voluntad”.  Papa Juan XXIII, Pacem in Terris n.6, 1963. 

El art. 3 de la Constitución del Estado ecuatoriano establece sus deberes esenciales: “Garantizar sin discriminación… en particular la educación, la salud, la alimentación, la seguridad social y el agua para sus habitantes” (# 1), también debe “Planificar el desarrollo nacional, erradicar la pobreza, promover el desarrollo sustentable y la redistribución equitativa de los recursos y la riqueza, para acceder al buen vivir (# 5).

Estos deberes deben ser los fundamentos de toda propuesta y plan de gobierno que se proponga y ejecute en nuestro país, independientemente de la ideología del gobierno de turno.  Concretarlo es responsabilidad del Estado, que a través de los distintos poderes –ejecutivo, legislativo, judicial, electoral y participación ciudadana– debe movilizar las instituciones pertinentes e impulsar las políticas que garanticen el ‘buen vivir’ de todo el pueblo ecuatoriano con el presupuesto suficiente para financiarlo.  La realidad demuestra que estas tareas fundamentales han quedado solo en el papel, como buenos deseos, sin hacerse realidad.

Históricamente el Estado ha sido incapaz de garantizar educación, salud, seguridad y alimentación de las grandes mayorías.  Al contrario, con las políticas implementadas ha generado la desinstitucionalización progresiva, la politiquería, la incapacidad, la corrupción e impunidad han hecho que la falta de educación, la ausencia de un sistema de salud eficiente y oportuno, el desempleo y subempleo sean las compañeras inseparables de la cotidianidad ciudadana.  Esto se agrava por los desastres naturales.  Inclusive hay sectores rurales totalmente abandonados y carentes de todo tipo de servicio o atención.  Simplemente el Estado nunca llegó.

El Estado debe trabajar incansablemente por los derechos y garantías del pueblo, lamentablemente en esa tarea ha fallado, en el mejor de los casos se ha convertido en un Estado caritativo, que da lo mínimo a los más vulnerables, de ahí la vigencia de los diferentes bonos, de los subsidios, etc.  Las autoridades olvidan que el “Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico…” (art. 1, Constitución).

Queda por delante mucho trabajo para que el Estado cumpla su tarea fundamental, incluyendo un compromiso político y legislativo serio, eficaz, efectivo y contundente, que supere las limitaciones y los fracasos de su propia inactividad e incompetencia para servir al bien común.  Aquí también tiene validez la solidaridad y subsidiaridad de miles de ciudadanos que creen en valores éticos y morales y que desde su cotidianidad trabajan por los más pobres y vulnerables haciendo las veces del Estado.

En un Estado democrático la iniciativa privada es corresponsable del alcance del bien común y del desarrollo del país.  Es por eso que la ‘solidaridad’ obliga al compromiso y compartir los bienes, generar empleo, promover empresas y emprendimientos que mejoren las condiciones de vida de la población y renueven el acceso a la salud, la educación de los hijos, las viviendas dignas y el bienestar de los menos favorecidos.

La ciudadanía y las organizaciones sociales debemos estimular y presionar a las instituciones públicas a que cumplan el mandato constitucional.  Hay que movilizarse y no esperar que todo lo solucionen desde arriba.  Convoquemos una minga nacional con responsabilidad, asumiendo tareas específicas que incidan para que el Estado cumpla su deber.  Caso contrario continuará débil, ineficiente e incapaz… una carga costosa e inútil que no justifica su razón de ser.  ·  #ComuniquemosEsperanza 

"Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.