Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe
Comisión ecuatoriana Justicia
y Paz
carta No. 274 – 2 de febrero 2024
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Las instituciones: base de la democracia
"La democracia
requiere la participación y la implicación de todos y, por tanto, exige
esfuerzo y paciencia; la democracia es compleja, mientras el autoritarismo es
expeditivo y las promesas fáciles propuestas por los populismos se muestran
atrayentes” Papa Francisco.
La
democracia representativa liberal se sustenta en los contrapesos de poder. Sin
embargo, en el país, las principales instituciones del Estado no operan bajo
las normas ni dentro de mecanismos de control cruzado.
Las
autoridades interpretan las leyes a su conveniencia, generando pugnas entre el
presidente y la vicepresidenta, mientras los organismos de control guardan un
silencio estremecedor. Así, se imponen políticas de hechos consumados: se
autoriza la entrada de barcos y aviones militares en la Isla San Cristóbal,
ignorando la prohibición constitucional de instalar bases extranjeras en
territorio nacional.
El
Consejo de Participación Ciudadana es un escenario permanente de disputas entre
polos de poder. Se producen remociones y cambios según las nuevas mayorías, lo
que impide la designación oportuna de vocales en el CNE, el Consejo de la
Judicatura y la Corte Nacional de Justicia, cuyos integrantes siguen en
funciones prorrogadas.
Algunas
fuerzas de seguridad actúan sin respetar derechos ni procedimientos legales,
mientras el silenciamiento cubre posibles abusos. Los casos Purga, Metástasis y
León de Troya evidencian los vínculos entre la justicia y el crimen organizado.
La
Constitución ha dejado de ser la “Carta Magna”, convertida en un texto evadido
con subterfugios. Las consultas populares han defendido el agua y la vida
frente a la minería y el extractivismo, pero su voluntad sigue siendo ignorada.
La justicia ordena apagar los mecheros en la Amazonía, pero estos continúan
contaminando y afectando la salud de sus habitantes.
No
se trata solo de la violación o relativización de normas constitucionales y
legales. Vivimos un proceso continuo de debilitamiento institucional que genera
inseguridad jurídica y abre la puerta a la vulneración de derechos. Los estados
de excepción no han logrado resolver la grave crisis de violencia e inseguridad
que padecemos.
Se
criminalizan las luchas sociales y se restringe el derecho a la protesta.
Después de la aprobación de la consulta popular, se han promovido diversas
leyes que refuerzan la “mano dura” para enfrentar el narcotráfico y el crimen
organizado.
Este
clima de inestabilidad y miedo cala en la sociedad, con el riesgo de que la
ciudadanía canjee su libertad por seguridad. El terror ante la inseguridad se
convierte en una estrategia de control que refuerza la exclusión, el racismo,
la homofobia y la xenofobia, donde el diferente es visto como una amenaza. No
podemos doblegarnos ante la destrucción y corrupción de nuestras instituciones,
pues sin ellas, la democracia será una farsa que nos dejará en total
indefensión.
La
falsa institucionalidad fue denunciada por el Señor contra los maestros de la
ley, a quienes llamó sepulcros blanqueados: “También ustedes parecen justos
ante los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía e iniquidad”
(Mateo 23,28). El mensaje evangélico nos llama a fortalecer la conciencia
ciudadana: “Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y me
dieron de beber; fui forastero y me dieron alojamiento; necesité ropa y me
vistieron; estuve enfermo y me atendieron; estuve en la cárcel y me visitaron”
(Mateo 25,35-36). #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una
publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones
periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer
alternativas, a través de estas cartas.
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