Sobre el
universo y la fe
Frei Betto: «Le interesaba la
religión, la filosofía, la cosmología». En su último artículo,
el líder máximo hablaba sobre la importancia de los principios
religiosos
Frei Betto con Fidel Castro, durante
un encuentro en los años ochenta
Andrea Tornielli
Ciudad del Vaticano
«Hay muchas más cualidades en los
principios religiosos que los que son únicamente políticos, a pesar
de que estos se refieren a los ideales materiales y físicos de la
vida. También muchas de las obras artísticas más inspiradas
nacieron de manos de personas religiosas, un fenómeno de carácter
universal». ¿A
quién se le ocurriría que el líder máximo de la revolución
cubana, Fidel Castro, podría hablar de este modo?
El hombre que
simbolizó el socialismo real en América Latina, que abandonó la fe
cristiana para abrazar el ateísmo marxista volvió, de alguna
manera, sobre sus pasos. Pero no con una verdadera conversión,
dijo a Vatican Insider el dominico Frei Betto, teólogo brasileño
muy cercano a Castro, con quien el presidente cubano escribió un
libro dedicado a su relación con la religión.
«La última vez que encontré a
Fidel fue en agosto, en ocasión de sus noventa años —nos dijo—,
y manifestaba curiosidad e interés por la religión, aunque no
estuviera en acto, según lo que pude constatar, ninguna conversión.
Puedo excluir que en la última fase de su vida haya querido contar
con la asistencia de un sacerdote». Después de dejar clara esta
cuestión, para que no haya equívocos, Frei Betto explicó que la
atención de Fidel por la religión tiene un origen antiguo. «Estudió
con los jesuitas y con los hermanos de La Salle —añadió—,
como quiso recordar en su último artículo, que es casi un
testamento. Cuando era joven iba a misa pero después abandonó el
cristianismo porque la Iglesia de esa época apoyaba las dictaduras
de Salazar en Portugal y de Franco en España».
Después de volverse ateo y
de haber incluido el ateísmo en el estatuto del Partido Comunista
Cubano, «Fidel poco a poco se fue transformando en
un agnóstico —dijo Frei Betto—, así el ateísmo cayó
del estatuto y el Partido ahora es laico. En los últimos años,
Castro estaba muy interesado en la cosmología y en la astrofísica.
Un día le conté la frase que escuché en la película sobre el
astrofísico británico Stephen Hawking. El futuro
científico, en la universidad, se encuentra con una chica que
después se habría convertido en su esposa y a ella, que le
pregunta qué era la cosmología, le respondió: “una religión
para ateos inteligentes”. Le pregunté a Fidel si también era lo
mismo para él. Me sonrió y no dijo nada».
Lo que es cierto es que sorprenden
las palabras del artículo que publicó el periódico «Granma» el
pasado 9 de octubre de 2016, con ese elogio «de los principios
religiosos». Es el último artículo que escribió Castro antes de
fallecer, aunque en el texto, inmediatamente después de haber citado
la religión y específicamente el cristianismo, el autor prometía
transmitir «en otro momento algunas ideas más de este singular
problema».
Fidel expresa sorpresa y encanto
frente a la posibilidad de ver la luz de estrellas que ha viajado
doce mil millones de años, a una velocidad de 300 mil kilómetros al
segundo, antes de llegar a la tierra. «¡Una insólita medalla de
oro! ¿Cómo puede explicarse eso?», se pregunta, relacionando esta
mirada sobre el espacio y el misterio del universo con la religión.
«Más allá de esos límites —concluye el último artículo de
Castro—, lo que se conoce tiene sabor de añejas tradiciones que
distintos grupos humanos fueron forjando. De Cristo conozco bastante
por lo que he leído y me enseñaron en escuelas regidas por jesuitas
o hermanos de La Salle, a los que escuché muchas historias sobre
Adán y Eva; Caín y Abel; Noé y el diluvio universal y el maná que
caía del cielo cuando por sequía y otras causas había escasez de
alimentos».
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