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jueves, 8 de diciembre de 2016

Las preguntas de Fidel

Sobre el universo y la fe
Frei Betto: «Le interesaba la religión, la filosofía, la cosmología». En su último artículo, el líder máximo hablaba sobre la importancia de los principios religiosos
Frei Betto con Fidel Castro, durante un encuentro en los años ochenta

Andrea Tornielli
Ciudad del Vaticano
«Hay muchas más cualidades en los principios religiosos que los que son únicamente políticos, a pesar de que estos se refieren a los ideales materiales y físicos de la vida. También muchas de las obras artísticas más inspiradas nacieron de manos de personas religiosas, un fenómeno de carácter universal». ¿A quién se le ocurriría que el líder máximo de la revolución cubana, Fidel Castro, podría hablar de este modo?
El hombre que simbolizó el socialismo real en América Latina, que abandonó la fe cristiana para abrazar el ateísmo marxista volvió, de alguna manera, sobre sus pasos. Pero no con una verdadera conversión, dijo a Vatican Insider el dominico Frei Betto, teólogo brasileño muy cercano a Castro, con quien el presidente cubano escribió un libro dedicado a su relación con la religión.
«La última vez que encontré a Fidel fue en agosto, en ocasión de sus noventa años —nos dijo—, y manifestaba curiosidad e interés por la religión, aunque no estuviera en acto, según lo que pude constatar, ninguna conversión. Puedo excluir que en la última fase de su vida haya querido contar con la asistencia de un sacerdote». Después de dejar clara esta cuestión, para que no haya equívocos, Frei Betto explicó que la atención de Fidel por la religión tiene un origen antiguo. «Estudió con los jesuitas y con los hermanos de La Salle —añadió—, como quiso recordar en su último artículo, que es casi un testamento. Cuando era joven iba a misa pero después abandonó el cristianismo porque la Iglesia de esa época apoyaba las dictaduras de Salazar en Portugal y de Franco en España».
Después de volverse ateo y de haber incluido el ateísmo en el estatuto del Partido Comunista Cubano, «Fidel poco a poco se fue transformando en un agnóstico —dijo Frei Betto—, así el ateísmo cayó del estatuto y el Partido ahora es laico. En los últimos años, Castro estaba muy interesado en la cosmología y en la astrofísica. Un día le conté la frase que escuché en la película sobre el astrofísico británico Stephen Hawking. El futuro científico, en la universidad, se encuentra con una chica que después se habría convertido en su esposa y a ella, que le pregunta qué era la cosmología, le respondió: “una religión para ateos inteligentes”. Le pregunté a Fidel si también era lo mismo para él. Me sonrió y no dijo nada».
Lo que es cierto es que sorprenden las palabras del artículo que publicó el periódico «Granma» el pasado 9 de octubre de 2016, con ese elogio «de los principios religiosos». Es el último artículo que escribió Castro antes de fallecer, aunque en el texto, inmediatamente después de haber citado la religión y específicamente el cristianismo, el autor prometía transmitir «en otro momento algunas ideas más de este singular problema».

Fidel expresa sorpresa y encanto frente a la posibilidad de ver la luz de estrellas que ha viajado doce mil millones de años, a una velocidad de 300 mil kilómetros al segundo, antes de llegar a la tierra. «¡Una insólita medalla de oro! ¿Cómo puede explicarse eso?», se pregunta, relacionando esta mirada sobre el espacio y el misterio del universo con la religión. 
«Más allá de esos límites —concluye el último artículo de Castro—, lo que se conoce tiene sabor de añejas tradiciones que distintos grupos humanos fueron forjando. De Cristo conozco bastante por lo que he leído y me enseñaron en escuelas regidas por jesuitas o hermanos de La Salle, a los que escuché muchas historias sobre Adán y Eva; Caín y Abel; Noé y el diluvio universal y el maná que caía del cielo cuando por sequía y otras causas había escasez de alimentos».

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