Sobre
Deuda y Derechos Humanos destinado a la Asamblea Mundial de la red
del CADTM
(Túnez, del 26 al 30 de abril de 2016)
En primer lugar, quiero subrayar la importancia de que la sociedad
civil pueda trabajar libremente sobre cuestiones relativas a la
deuda, incluso que pueda tomar
posición y organizar reuniones, independientemente de que las
autoridades compartan o no sus posiciones.
Ustedes saben muy bien por qué y de qué forma la deuda
continúa representando un inmenso obstáculo a la realización de
los derechos económicos, sociales y culturales, en particular en el
marco de las políticas de austeridad. Apoyo vuestro trabajo sobre
este tema, y el vuestro enriquece el mío.
Hoy quiero congregar vuestra atención sobre
dos aspectos del problema de la deuda que son, en mi opinión, tan
esenciales como ignorados. Ambos nos obligan a dar varios pasos hacia
atrás para rastrear algunas de las - creo- raíces de los problemas
financieros.
El primer aspecto es la definición misma del dinero sobre la que
se funda el crédito en las sociedades modernas. Si el dinero es una
relación de fuerza social que evoluciona en el marco del sistema de
servicios sociales, debemos estudiar y establecer cómo debería ser
el dinero y cómo debería usarse desde un enfoque de derechos
humanos. En otros términos, no se trata solo de los efectos de las
obligaciones financieras sino también de las instituciones que
determinan sus condiciones.
Resulta esencial una adecuada comprensión de las funciones del
dinero para abogar por políticas monetarias dirigidas a la
consecución de importantes objetivos sociales, incluyendo la
realización de los derechos humanos. Debemos reflexionar sobre las
implicaciones del dinero en los planos social, político y de los
derechos humanos, incluso antes de enfrentarnos a los problemas
típicos de la deuda. Debemos plantear cuestiones sobre la noción
del dinero, que no solo facilita y exacerba el sobre-endeudamiento y
los cracks financieros, sino que también determina que relaciones
sociales y políticas cruciales sean gobernadas por la deuda. Esto
es, en mi opinión, un vacío que debe ser colmado.
Este trabajo ayudaría, por ejemplo, a comprender las
implicaciones prácticas del artículo 21.3 de la Convención
Americana de Derechos Humanos, que dispone que “tanto la usura como
cualquier otra forma de explotación del hombre por el hombre, deben
ser prohibidas por ley.”
La otra dimensión que requiere más estudio es la dimensión
psicológica de la deuda. Complementa la perspectiva de poder que
acabo de presentar. Tiene que ver con nuestra singularidad y nuestra
responsabilidad como individuos. ¿Por qué tantos individuos y
familias toman prestado mucho más allá de su capacidad de
reembolso? ¿Cuál es la fuerza que los empuja? Creo que debemos
reflexionar críticamente sobre las sociedades modernas construidas
en el sobreconsumo, y cómo el consumo y los símbolos de estatus
están ligados a las relaciones de poder fuerzas y al deseo de
alcanzar el nivel de vida del que otros gozan. Esto es
particularmente cierto para los países en los que la deuda, las
desigualdades económicas y el consumo no dejan de aumentar, todas a
la vez. Paradójicamente, numerosos países con bajos ingresos no
tienen acceso a fondos esenciales para superar la exclusión social y
concretar derechos humanos básicos.
El trabajo de Jacques Lacan podría ser un buen punto de partida
para el estudio de las relaciones entre el crecimiento no inclusivo y
no sostenible, el sobreendeudamiento y la búsqueda desesperada de la
felicidad mediante la compra de bienes a un altísimo costo
individual, social y medioambiental. Como señalé en Reykiavik en
diciembre de 2014 tras una misión en Islandia:
“Sistemas financieros legítimos necesitan regulaciones e
instituciones adecuadas dirigidas a asegurar que sirven a la economía
real. Aun así, también es necesario reflexionar sobre las fuerzas
morales del sobreendeudamiento colosal que llevó a un país entero
al crack financiero. ¿En qué medida, y bajo qué circunstancias,
las estrategias de crecimiento basadas en la deuda resultan
necesarias y consistentes con el pleno disfrute de los derechos
humanos y la felicidad? El caso islandés demuestra que estas
preguntas se encuentran en el núcleo del rol que actualmente juegan
los mercados financieros en las sociedades modernas”. |
Estas ideas tienen implicaciones muy prácticas. Permítanme
ofrecer un ejemplo: las semillas de un endeudamiento privado excesivo
son sembradas a menudo en la niñez temprana. En muchos países ya
los niños y niñas están expuestos más y más a una industria
publicitaria cada vez más inescrupulosa y penetrante que sugiere que
el consumo y la posesión de ciertos productos llevarían a la
felicidad o a una vida agradable y plena. Los niños y niñas no
pueden escapar: están expuestos a la publicidad y a la aparición de
productos en los programas de televisión para niños, en internet y,
a menudo, incluso en la escuela. En mi opinión, debemos reglamentar
de forma apropiada la publicidad dirigida a los niños y niñas y
prohibir ciertas prácticas problemáticas para contrarrestar la
cultura del sobre-endeudamiento. Esto también sería un elemento
importante para minimizar los riesgos de crisis financieras en el
futuro.
Por supuesto, existen otras razones por las que los Estados toman
prestado de forma excesiva, pero quisiera invitarlos a reflexionar
igualmente sobre la dimensión psicológica del endeudamiento,
Muchas gracias,
Juan Pablo Bohoslavsky
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