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martes, 20 de octubre de 2020

El Presidente que necesita Ecuador

 

¿Qué Presidente necesita Ecuador?*

Monseñor Néstor Herrera Heredia
9 septiembre 2020

Como ciudadano y pastor que soy no como académico voy a exponer mi criterio personal sobre asunto tan importante para la ciudadanía y el país.

Al interrogarme sobre ¿Qué Presidente necesita Ecuador?  Me parece necesario partir de la realidad que estamos viviendo.  Y no siendo yo un Sociólogo y no habiendo tiempo para hacer un diagnóstico pormenorizado de nuestra situación, voy a enumerar algunos rasgos de esta realidad y desde allí expresaré mis criterios y puntos de vista.

Rasgos de la realidad ecuatoriana

a)      Estamos inmersos en una corrupción a todo nivel.  Casi ha desaparecido de los ecuatorianos la honradez, el respeto a los bienes ajenos, la pulcritud y transparencia en el manejo de los fondos públicos.  La apropiación del dinero del Estado está a la orden del día, las coimas en los contratos, los sobreprecios en las obras públicas, el tráfico de influencias y hasta el trueque por beneficios políticos han acabado con la dignidad de personas y funcionarios a los que creíamos honorables y confiables.

-        Han vaciado las arcas fiscales, se han enriquecido unos cuantos vivos que el pueblo los ha calificado de pillos, y han echado por los suelos los presupuestos del Estado, de los Consejos provinciales, de las Alcaldías y hasta de las Juntas parroquiales.

-        El latrocinio ha encontrado carta de ciudadanía en la función pública y ha contaminado a las Instituciones, las familias y las personas.  Parece que ya no hay en quien confiar en este país.

b)      Hemos caído en un estado de pobreza impensado e imparable

Los ecuatorianos no solamente experimentamos la escasez de recursos y medios de subsistencia sino que lo vemos agravado por el sobreprecio de los productos de consumo y la disminución de la producción agrícola, la industria y la pesca.  Pero no solo se trata de la escasez de recursos y medios de subsistencia y del alto costo de la vida, sino que estamos endeudados hasta la coronilla de nuestra cabeza: Deudas con altos intereses, deudas a corto plazo, entrega anticipada de la producción del petróleo y la minería nos impiden reactivar la economía a corto y mediano plazo.

Si a esto añadimos la falta de fuentes de trabajo, el desempleo, el despido de miles de trabajadores, la reducción de los salarios, el cierre de muchas fábricas, de pequeñas industrias y numerosos negocios, se comienza a sentir el hambre, la imposibilidad de educar a los hijos, el acceso a una vivienda propia y a los servicios de salud y seguridad social cuya deficiencia hemos constatado durante esta pandemia, el peligro de supervivencia está en grave peligro para todos los ecuatorianos.

c)       La violencia generada por bandas criminales, el crimen organizado, la droga, la búsqueda de dinero fácil, la angustia de miles de ecuatorianos por falta de pan, techo y trabajo y que se debaten en formas denigrantes de supervivencia, nos enfrentan con la inseguridad imparable frente a la cual la fuerza pública se ve incapaz de controlar.

El sicariato, los asaltos, los homicidios y femicidios lo mismo que las violaciones, el abuso sexual y la violencia intrafamiliar son noticias de cada día.  Y cuando digo noticias de cada día creo que estoy coincidiendo con la mayoría de quienes nos siguen por estos medios virtuales.

d)      Los partidos políticos están en total decadencia

La proliferación de nuevos partidos y movimientos sin un ideario, sin un proyecto de gobierno, buscando el poder por el poder con claras intenciones de figurar, de saciar su vanidad, su codicia y de beneficiar a un sinnúmero de simpatizantes ingenuos o ambiciosos nos deja perplejos.

Las diversas candidaturas inscritas hasta hoy, con rarísimas excepciones, presentan a personas desconocidas, a personas neófitas en política, de honorabilidad cuestionada, faltos de preparación, de experiencia en el manejo de los asuntos públicos y en la capacidad de garantizar la gobernabilidad, el desarrollo y la recuperación de la economía.

Si a esto añadimos el populismo demagógico e inoperante, sin un programa serio y creíble de gobierno, llenos de promesas las más de ellas irrealizables y con un clientelismo barato y ciego, el panorama político se presenta sombrío.

e)      La desastrosa situación a la que nos ha llevado esta pandemia, todavía no controlada, no solo destrozando los avances iniciados en la educación y la salud, la confianza en la seguridad social, los pequeños emprendimientos sino cegando miles de vidas con la consiguiente inestabilidad familiar, la orfandad y la desocupación a todo lo cual hay que añadir la caída total del Turismo que empezaba a dar su fruto, el porvenir de la patria está seriamente amenazado en las actuales circunstancias.

Estos son, a mi modo de ver, unos pocos rasgos de la situación nacional y de la realidad que estamos viviendo. 

El Gobierno que necesita Ecuador

En este contexto nada halagador y al que solo enfrentamos con nuestra solidaridad, nuestra fe en Dios y nuestro esfuerzo mancomunado nos preguntamos ¿Qué Presidente necesita Ecuador? Justamente cuando se inicia la campaña electoral con una serie de candidatos, desconocidos unos, cuestionados otros y un electorado masivo, tal vez apasionado a ratos, pero en todo caso deseoso de conseguir una mejor situación para vivir con dignidad y bienestar.

Expresaré mi criterio en torno a la persona que necesita Ecuador para Presidente, a la orientación que deberá tener su Gobierno y a los principales retos que deberá enfrentar.

¿Qué persona necesita Ecuador para Presidente de la República?

-        Un ciudadano que acoja como propias las necesidades del pueblo ecuatoriano: sus angustias y esperanzas, con sinceridad y sin engaño alguno.

-        Una persona honesta, de probada honradez, que llegue al poder para servir a sus compatriotas y no para servirse de ellos en beneficio propio, de su partido o de su movimiento.  Y que haya demostrado la capacidad de colaborar con generosidad y desinterés por el bien común de todos los ecuatorianos.

-        Una persona que haya dado pruebas de poseer una conciencia acrisolada de la propia responsabilidad, que haya dado muestras de saber proceder con objetividad en la visión de la realidad económica y social, con laboriosidad, recta y honesta, con aquella incorruptibilidad que se requiere indispensablemente para que un gobierno democrático logre conquistar el respeto, la confianza y la aceptación si no de la totalidad siquiera de la mayor parte del pueblo ecuatoriano.

-        Un ciudadano penetrado de ideas rectas sobre el Estado y la Autoridad, que por su mentalidad y filiación política no haga del sistema democrático un puro y simple sistema de absolutismo dictatorial.

-        Un ciudadano que tenga bien claro que Ecuador es un país democrático, unitario, plurinacional y pluricultural con cuatro regiones geográficas que necesitan integrarse y complementarse y que por tanto está llamado a gobernar sin distinción de raza, lengua o estrato social.  Que sea realmente un gobierno de todos y para todos.

-        Una persona que por el conocimiento de las doctrinas social y política, por sus virtudes cívicas sea capaz de ser, en virtud de la autoridad que brota de una conducta incorruptible, guía y jefe del pueblo en tiempos convulsionados

-        Una persona amante del diálogo para no solo imponer sino consensuar en los asuntos delicados y de repercusión nacional para llegar a consensos de tal manera que sus decisiones no sean antipopulares

-        Un ciudadano que defienda la libertad religiosa, el respeto a la conciencia y el pensamiento de los demás y una moderna concepción del laicismo.

La orientación que deberá tener el próximo Gobierno

-        Un gobierno que crea y esté convencido que la democracia es el camino para gobernar a los ecuatorianos y alcanzar su progreso y bienestar.

-        Las dictaduras aunque se la haya calificado de blanda a alguna de ellas nunca satisficieron a los ecuatorianos por su carácter impositivo y por eso duraron poco tiempo

-        El caudillismo siempre fue repudiado y los caudillos siempre han tenido que huir del país porque el pueblo dividido y apasionado reaccionó con violencia a pesar del miedo y el terror que impusieron desde el poder.

-        Un gobierno de concertación nacional conformado con los mejores ciudadanos, personas eminentes, sin distinción ni prejuicios de partido o ideología que han demostrado amor al país y el deseo y la capacidad para conducirlo a su prosperidad

-        Un gobierno que no se deje encerrar en condicionamientos pasajeros o de personal conveniencia.  Ajeno a las consignas de grupos seudo reformistas y a las presiones internacionales, rarísimas veces orientadas al mejoramiento del país y más bien esclavizantes y aprovechadoras de nuestra débil personalidad.

-        Un gobierno con una clara visión del futuro para encaminarnos con políticas de Estado a largo plazo que propicien la estabilidad institucional, el autofinanciamiento fiscal, la inversión interna y externa, que contrarreste la fuga de capitales o su almacenamiento en paraísos fiscales que en nada benefician al país.

-        Un gobierno que superando las ideologías, consignas y compromisos, respete la libertad de expresión, los derechos individuales y colectivos que garantizan la convivencia pacífica.  Si no hay una convivencia pacífica todas las políticas caen por el suelo porque la división es el peor azote para sacar adelante un proyecto.

-        Finalmente un gobierno que si se profesa católico o creyente defienda estos cinco puntos que son como los pilares fundamentales de una política digna:

1.       La dignidad y los derechos de la persona humana, irrenunciables por su propia naturaleza.

2.       La unidad espiritual, moral, jurídica y económica de la familia, tutelando su indisolubilidad y el derecho a la vida desde su concepción hasta la muerte natural.  La polémica que ha desatado estos días la aprobación del Código Orgánico de la Salud (COS) lo dice todo.  En los artículos de opinión que se publican sobre él en los Medios de Comunicación, unos lo consideran efecto de la ignorancia de los Asambleístas que redactaron y aprobaron este Código; otros van más allá hacen notar que lo que en este Código se prescribe es contrario a la misma naturaleza humana en su condición biológica y orgánica y no faltan quienes dicen que simplemente es polémico.  Lo interesantes es que todos coinciden en que el Presidente de la República debería vetar totalmente este Código que en nada viene a ayudar al pueblo ecuatoriano sino que más bien viene a dividir, acentuar diferencias y suscitar discusiones.

3.       La defensa de la prerrogativa del trabajo y los derechos de los trabajadores.  Solamente con el trabajo y el sudor de la frente se gana honradamente el pan de cada día.  Y por eso , el trabajo hay que promoverlo, defenderlo y estimularlo.

4.       La libertad de educación basada en el derecho de los padres de familia a educar a sus hijos en centros de enseñanza conforme a sus convicciones religiosas.

Mucho tiempo la Iglesia luchó para que en Ecuador tuviéramos una ley de libertad religiosa para la educación.  Lamentablemente el Gobierno anterior echó al suelo esta ley conseguida con mucho esfuerzo en la nueva Constitución Política de la República.  Y ahora la misma concepción de la educación con templada en esta ley ha vuelto a ser motivo de discusión y serios cuestionamientos.

5.       La promoción de las Justicia Social que tienda a eliminar la violencia que tiene su origen sea en el liberalismo capitalista sea en el socialismo marxista.  Estos dos extremos no son los que espera y han de conducir al pueblo ecuatoriano a su desarrollo y su bienestar.  Por lo mismo, el nuevo Gobierno tiene que buscar una política que aliente y estimule al pueblo ecuatoriano no solamente para encontrar aceptación política sino también esfuerzo mancomunado en la búsqueda de fuentes de trabajo que vayan llevándolo mal progreso material.

Retos que debe afrontar el nuevo Gobierno

No siendo un entendido y menos un especialista en cuestiones sociales, solamente enumeraré algunos de los retos que el Presidente entrante deberá afrontar:

-        La pobreza y la crisis fiscal que es alarmante, como todos lo sentimos

-        La corrupción institucionalizada que últimamente parece entrar en jun camino de represión para contrarrestar tanto abuso y tanto latrocinio a fin de que si no se puede recuperar los dineros robados al Estado por lo menos vaya disminuyendo este camino deshonesto.

-        Una educación de calidad y calidez.

-        Todos los ecuatorianos estamos de acuerdo que una buena educación es el camino para el progreso y el desarrollo del país y, por esto, la educación debe ser uno de los primeros pasos a dar y uno de los planteamientos en los que se ha de apoyar el Gobierno entrante.

-        La salud y la seguridad social (IESS)

-        Todos conocemos el robo despiadado de los fondos de la salud durante esta pandemia como los descubiertos en la construcción de los hospitales y en el IESS al que se le ha despojado, entre otros, de los fondos para la jubilación, quitándoles esa fuente de esperanza a los trabajadores y empleados que habiendo hecho las aportaciones necesarias, a causa de invalidez, enfermedades crónicas o llegados a una edad avanzada no tienen oro recurso para la atención de su salud y/o para una subsistencia digna y honrada.

-        La violencia generalizada de múltiples y diversas maneras y a la cual tiene que afrontar el gobierno para dar seguridad a la ciudanía, tranquilidad al país, y para encontrar caminos de progreso y bienestar

Este es mi modesto aporte para este Conversatorio para el cual he querido dar mi aceptación por la cercanía que mantengo con el CELCA y para que en esta noche tengamos la oportunidad de intercambiar algunos criterios y puntos de vista que ayuden a prepararnos para elegir en conciencia y con responsabilidad a nuestros gobernantes.

+ Néstor Herrera Heredia

Setiembre 9 de 2020

 

* Intervención de Monseñor Néstor Herrera Heredia para CELCA

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