Con los ojos fijos en Él
en la realidad y
la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 133– 22 de mayo 2022
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Para la sostenibilidad del
Estado…
El mundo reclama de todos
los gobernantes una voluntad efectiva, práctica, constante, de pasos concretos
y medidas inmediatas, para preservar y mejorar el ambiente natural y vencer
cuanto antes el fenómeno de la exclusión social y económica, con sus tristes
consecuencias (…). Debemos cuidar que
nuestras instituciones sean realmente efectivas en la lucha contra todos estos
flagelos. (Papa Francisco, ONU 2015).
Con frecuencia escuchamos
sobre el Estado fallido y de pérdida de institucionalidad… ¿a qué se debe tan
deplorable situación?: entre otras razones a la incoherencia ética y la
inobservancia de leyes y normas que garantizan la sostenibilidad institucional,
especialmente de estos tres pilares básicos:
1. Coherencia
con los principios, valores y objetivos institucionales: las entidades que
caminan sin rumbo fijo; sin objetivos claros de corto, mediano y largo plazo;
sin fijarse en principios y valores que guíen el día a día de la institución y
de sus actores. No hacen caso de la
misión y la visión para la que fueron creadas.
Tienen voluminosos planes estratégicos, que son archivados y olvidados.
2. Capacidad
de gestión: los funcionarios que asumen las jefaturas o direcciones -con
frecuencia desde la politiquería-, no poseen los conocimientos ni las pericias
de la gestión pública, por lo que no tienen la capacidad para planificar,
organizar, ejecutar -con solvencia-, ni monitorear, evaluar y rendir cuentas a
la sociedad -con transparencia y honradez-.
No hay capacidad de emprender y conducir procesos de negociación, que
permitan llegar al diseño de estrategias o preparar y ejecutar presupuestos
-que en el mejor de los casos son copias de ejercicios anteriores-.
3. Generar
credibilidad institucional: como consecuencia de las falencias antes
señaladas, la ciudadanía no cree y desconfía en las instituciones públicas. Múltiples testimonios y quejas se repiten y
los sondeos de opinión evidencian el descontento: 58% no cree en la
Procuraduría; 63% desconfía de la Defensoría del Pueblo; 66% no cree en la
Fiscalía; 69% desconfía de la Corte Constitucional; 72% no cree en el Consejo
de la Judicatura; 75% desconfía de la Corte Nacional de Justicia; 76% no cree
en la Contraloría; 82% desconfía de los jueces; y el 86% no cree en la Asamblea
Nacional.
Pero esta
situación no es exclusiva de las entidades públicas -a las que se les pone más
atención-, también el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil y
las que son sin fines de lucro, incumplen con estos pilares de la
sostenibilidad institucional.
¿Es posible salir
de este pantano? ¡Sí!, pero se requiere que las personas que asuman el
liderazgo de las instituciones lo hagan por y con principios, y con el
compromiso de servir a toda la sociedad.
Es indispensable que los funcionarios se revistan de una férrea voluntad
para provocar cambios y transformaciones que, con decisión no son difíciles,
pero demandan mucha voluntad política y arduo trabajo. Deben comprometerse en asumir procesos de
autoinducción para adentrarse en el conocimiento pleno de la entidad, así como
todo el personal, en las aplicaciones y exigencias que demanda la
sostenibilidad del Estado.
Para lograr la
eficiencia y eficacia de las instituciones, públicas y privadas, se debe
iniciar con la fundamental tarea de configurar verdaderos equipos de trabajo
con personas que cumplan con tres condiciones básicas: Poseer suficientes conocimientos
y destrezas para el desempeño de las funciones que se les encarga; voluntad
para adentrarse rápidamente en el conocimiento y práctica del marco orientador
de la institución; y evidenciar principios y valores éticos ampliamente
reconocidos y coherentemente demostrados en el día a día de su acción laboral.
En definitiva, trabajemos en conjunto -entidades estatales y
los sectores privados y sociales-, por el bienestar de todos, apostando por construir
un país de respeto, justicia y paz. · #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la
realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz,
resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar,
reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
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