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lunes, 6 de julio de 2020

Carta No. 35: “Dolor y cercanía para con nuestro pueblo”


Con los ojos fijos en El
en la realidad y la fe


Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 35 – 5 de julio 2020
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Ante la realidad lacerante, la Conferencia Episcopal ha puesto el dedo en la llaga. 

Ese mensaje está dirigido al pueblo y es necesario escucharlo detenidamente para procesarlo y visualizar la responsabilidad ética y cristiana, de todos, para enfrentar y desterrar la corrupción de nuestra vida y entorno.  Todos somos responsables, todos debemos atender la llamada de atención de nuestra Iglesia que nos recuerda que “Desde el punto de vista religioso, la corrupción, por los males que promueve, es un gravísimo pecado, un desorden moral incompatible con la fe cristiana”.

“Dolor y cercanía para con nuestro pueblo”

Históricamente vivimos un momento de los más duros de nuestra vida republicana.  Todas las calamidades, una más fuerte que otra, han caído sobre Ecuador.  Todas a la vez.

La pandemia del coronavirus, la baja violenta de los precios del petróleo, el derramamiento del crudo en importantes ríos de la Amazonía, la erupción del Sangay; la disminución de las exportaciones y del ingreso de divisas por la crisis económica mundial, casi 200 mil despidos y tantas otras cosas que nos afectan, todo ello agravado por una corrupción agravada, cuyos niveles causan escándalo, tanto por los involucrados, por las asombrosas cantidades robadas, como por las víctimas directas de esos atracos: los más pobres, vulnerables y necesitados de la sociedad.

En medio de este oscuro y doloroso panorama es necesario levantar la voz con firmeza, claridad y valentía para decir basta, basta de tanto oprobio que humilla y martiriza a nuestro país.

Ante esta realidad lacerante, la Conferencia Episcopal, en carta (bit.ly/38uAuvJ) al pueblo de Ecuador ha puesto el dedo en la llaga.  Con valentía evangélica se pronuncia y dice “El derecho a la vida, don de Dios, y la obligación de preservarla, se ha convertido en un miserable negocio.  La salud, igualmente, es un derecho humano irrenunciable, del cual todos somos corresponsables.  ¡Cuántas cosas buenas se podrían hacer con el dinero de la corrupción!  El dinero que se va y que nunca vuelve… el dinero con el que los pillos financian sus lujos, mientras el pueblo empobrecido pasa necesidad”.

Palabras duras, ásperas, severas, pero ciertas.  Palabras que enjuician y que reclaman, que desnudan una verdad incuestionable cuando ante la desgracia nacional los corruptos y corruptores roban descaradamente, impidiendo que se hagan obras vitales: que se construyan e implementes hospitales; que se los dote de medicinas, que se entreguen ayudas alimentarias a los más empobrecidos, que se impulsen empresas, desde las artesanales y familiares hasta las más grandes, para crear fuentes de trabajo que aseguren ingresos.

Pero no, se han robado los recursos y eso ha enardecido a nuestros obispos para que con razón denuncien y reclamen afirmando que “Éticamente, la corrupción es un crimen que condena a muerte a muchas personas necesitadas, hoy más que nunca, de vida, trabajo y oportunidades; pues promueve el “descarte” de los más vulnerables y la falta de sensibilidad por los necesitados, además de fomentar la injusticia, la impunidad y el irrespeto a la ley”.

Los obispos nos recuerdan que “Desde el punto de vista religioso, la corrupción, por los males que promueve, es un gravísimo pecado, un desorden moral incompatible con la fe cristiana”.  Si somos cristianos y católicos, bajo ningún punto de vista podemos ser corruptos.

La Comisión ecuatoriana Justicia y Paz comparte y apoya plenamente el contenido del mensaje.  Como creyentes sabemos que debemos rendir cuentas de nuestras acciones y nuestras omisiones ante el Señor, ante la humanidad, ante la sociedad, ante las leyes.  ·  #ComuniquemosEsperanza



Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.


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