Con los ojos fijos en Él
en la realidad y
la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 152– 2 de octubre 2022
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La Policía está para “proteger y servir”
Según la
Constitución, “La Policía Nacional es una institución estatal de carácter
civil, armada, técnica, jerarquizada, disciplinada, profesional y altamente
especializada, cuya misión es atender la seguridad ciudadana y el orden
público, y proteger el libre ejercicio de los derechos y la seguridad de las
personas dentro del territorio nacional.
(art. 163). “Proteger y servir”
es su lema y plan de acción institucional.
Al proteger cuida la vigencia y práctica de los derechos e intereses de
la comunidad y al servir atiende requerimientos ciudadanos a cualquier costo,
incluso en perjuicio de sus propios intereses. Tarea sublime y heroica. Algunos
policías han ofrendado su vida por servir y proteger a la ciudadanía.
“Los miembros de
la Policía Nacional tendrán una formación basada en derechos humanos, investigación
especializada, prevención, control y prevención del delito y utilización de
medios de disuasión y conciliación como alternativas al uso de la fuerza” (art
163), para ello, la selección, formación, acompañamiento, monitoreo y
desarrollo profesional de los policías es tarea trascendental, a sabiendas que
los futuros policías provienen de una sociedad compleja y difícil y ellos
reflejan las virtudes y los defectos del entorno social al que se pertenecen.
Algunas voces
advierten la existencia de fuerzas que pretenden acabar con la Policía para
dejar indefensa a la sociedad. Hay
múltiples formas de atentar contra su integridad institucional, como la
infiltración o contaminación de sus miembros, mediante la entrega de coimas y
prebendas o de amenazas y chantajes a ellos o a sus familiares. Igualmente la corrompen cuando los poderes
económicos, ideológicos o políticos pretenden ponerla a su servicio con
resultados que todos percibimos. También
existen personas e instituciones que buscan socavar la autoridad de la Policía
mediante el escándalo, con algunas acusaciones injustas y sin pruebas, como
cuando se universaliza una infracción o delito cometido por alguno de sus
miembros.
Es cierto que hay
abusos y atropellos de la Policía, como cuando violentan normas de convivencia,
irrespetan la dignidad y los derechos humanos. Uno de los desafíos es salvaguardar la institucionalidad policial por
encima de intereses particulares, ideológicos y de mafias. Éste es un objetivo fundamental. Hay que encontrar el camino para que sea
autónoma e independiente, particularmente en relación con el poder partidista.
Los cambios
sociales, comunicacionales, económicos, políticos, culturales que vivimos, exigen
fortalecer a la institución policial con leyes, recursos, medios materiales y
tecnológicos, pero principalmente asegurando un recurso humano sano, motivado,
decidido, formado y capacitado para cumplir su tarea con sentido ético,
patriótico, humanista, eficaz y siempre enmarcado en la Constitución y la ley.
El robustecimiento
de la Policía debe, entre otros elementos, contemplar:
1.- Una clara
línea de mando y responsabilidad jerárquica, que asegure eficacia y eficiencia
en su tarea constitucional. La
ciudadanía exige evidencias de que el Alto Mando y los policías sean honestos,
resultante de una carrera profesional limpia, transparente y sin influencias de
ningún tipo o naturaleza.
2.- La carrera
policial es de riesgo, sacrificio, solidaridad, de alta exigencia y superación,
por lo que la selección, formación, entrenamiento y desarrollo profesional debe
ser alentadora, axiológica, autoexigente.
Su vida profesional tiene que ser transparente y con una tutoría
profesional y técnica permanente.
3.- Una disciplina personal y profesional que desarrolle
hábitos de integridad ética y superación humana, táctica y estratégica que le
conduzca a ser una Policía altamente calificada y respaldada por la ley. La disciplina y calidad dan seguridad,
autoridad y jerarquía institucional. · #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
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