Con los ojos fijos en Él
en la realidad y
la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 153– 9 de octubre 2022
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La Palabra construye
o destruye un pueblo
“Jesús
les dijo: antes bien, sea el hablar de ustedes: 'Sí, sí' o 'No, no'; porque lo
que es más de esto, procede del mal” (Mateo 5, 37).
“La
credibilidad nace de la confianza, y la confianza nace del servicio sincero y
cotidiano” Papa Francisco, enero 2019.
Con
frecuencia las declaraciones de las autoridades parecen realizadas sin un
mínimo de conocimiento, análisis o reflexión.
Así
entendemos las expresiones del Presidente de la República, cuando anuncia la
destitución de dos generales de la Policía y el derrocamiento del ‘Castillo de
Greyskull’ en la Escuela de Formación de Oficiales. Ninguno se ejecutó ni parece que pueden ser
cumplidas. También ha dado muchas
declaraciones fallidas, relacionados a varios temas y situaciones, que han
minado su credibilidad y han perdido valor y fuerza por su incumplimiento. La duda en la palabra y acción presidencial
es notoria.
Lo
mismo ocurre con las declaraciones, afirmaciones y acciones de la Asamblea
Nacional, el Poder Judicial, la Fiscalía General del Estado, el Consejo de
Participación Ciudadana, la Corte Constitucional, la Contraloría General del
Estado y el Consejo Nacional Electoral, instituciones que han hecho lo posible
e imposible por devaluar la palabra y ganarse la desconfianza ciudadana.
Mientras
esto ocurre, los muertos en las cárceles siguen incrementándose, la violencia
en las calles y plazas hace que la población se siente desprotegida. No se pueden generalizar estas afirmaciones,
pues hay funcionarios y autoridades que cumplen a cabalidad sus tareas, pero la
impresión difundida, es que todas las instituciones están desprestigiadas.
Esta
situación delicada y compleja supone un hecho gravísimo que mina algunas de las
bases sobre las que se deben construir los consensos básicos y fundamentales
para el funcionamiento del Estado y de la sociedad en su conjunto. La confianza de la ciudadanía en
instituciones y autoridades genera seguridad y esperanza en el futuro, caso
contrario, hay el riesgo de que cunda el pánico en la población y sienta que el
país se hunde como un barco en una tormenta.
Es
necesario que la sociedad recupere la credibilidad y la confianza en sí misma y
las instituciones. Los gobernantes deben
asumir el valor y la seriedad de la palabra dada. Se deben cumplir las propuestas y las promesas,
para desterrar las palabras de mentiras y engaños, pronunciadas para salir del
paso, cuando se produce una crisis y demanda soluciones, esperando que
trascurra el tiempo y que aquello que se dijo se pierda en las sombras del
olvido.
Las
autoridades deben tener la valentía de explicar claramente los motivos y
razones del incumplimiento de planes y proyectos, y de otros ofrecimientos,
asumiendo su responsabilidad, en vez de guardar un silencio culpable o recurrir
a subterfugios como el de echar la culpa a otros.
Recuperar el valor de la palabra,
de la confianza y del prestigio de las instituciones también es deber y derecho
nuestro, a través de una activa y permanente participación ciudadana, que además
de estar en la Constitución, es nuestra obligación ética, entendida como una “tarea
de los individuos, los pueblos y las organizaciones, que pretenden con él
alcanzar su plenitud o, lo que es idéntico, su felicidad”. · #ComuniquemosEsperanza
Con
los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros
de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de
estas cartas.
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