Con
los ojos fijos en El
en
la realidad y la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta
No. 41 – 16 de agosto 2020
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Así como “la fe sin obras
está muerta”, la Esperanza es concreta, es de todos los días porque es
un encuentro con los más pobres, con la comunidad. Es memoria, utopía, acción. Es creíble, testificada por la vida
coherente, por la praxis eficaz, por la aunque lenta, a nuestro parecer,
transformación como proceso.
Los
rostros de la esperanza
Globalizar la esperanza, mundializarla, será
ir haciendo que todos/as, sobre todo los excluidos, los
"ninguneados"…, aquellos que más tienen por esperar, puedan esperar
"razonablemente", sin sarcasmos por delante. Pedro
Casaldáliga
Sin embargo, al encontrarnos casi al límite de la existencia, tras la tormenta de angustias, vuelve a renacer siempre, como suave brisa, 'algo' que nos levanta y nos mantiene en pie; 'algo' que brota de lo más íntimo del corazón y que al pronunciarlo dibuja una sonrisa amplia. Como si nos volviera invencibles, como el mismo oxígeno que nos revitaliza, vuelve a aparecer 'algo' llamado 'Esperanza', con mayúscula, no solo por tratarse de una virtud divina, sino porque es presencia real del Espíritu en tantos hombres y mujeres que transitan por la historia dejando huellas indelebles de amor y coherencia.
Esperanza
que se distingue al cruzar la mirada con el médico o la enfermera que, tras su
visor y mascarilla, hacen de su profesión símbolo de auténtica vocación de
servicio sin afán de lucro; en los maestros que, a pesar de las dificultades
tecnológicas y los atrasos en el pago de sus sueldos, encuentran medios para
continuar con su labor educativa; en los chicos humildes y sencillos que hacen
grandes esfuerzos para educarse y superarse.
La descubrimos también en talleres de mujeres que elaboran trajes y
mascarillas para quienes carecen de la posibilidad de adquirirlos.
Algunos la
muestran cultivando la tierra, otros preparando alimentos para los más
necesitados, gestionando donaciones y compartiendo lo mucho o lo poco que
tienen. La descubrimos en pequeños
gestos tangibles de vecinos que nos enseñan que todos somos hermanos; sintiendo
el dolor, el abandono, el hambre, el frío, la soledad del otro: del pobre, del
mendigo, del drogadicto, del migrante, del desempleado, tratando de solventar
en algo la situación de al menos uno de ellos.
En América
Latina florecen semillas de esperanza, surgidas de la vida misma de San Oscar
Romero, Leonidas Proaño, Gonzalo López, Alejandro Labaka, Hna. Inés Arango,
entre otros, que sembraron con su testimonio, valores humanos y cristianos que
nos falta practicar. Ellos nos recuerdan
que debemos vivir la esperanza con hechos, siendo auténticos, honestos, éticos…
Cuando todo parezca sombrío, revivamos nuestra esperanza en el
encuentro con Aquél que es camino, verdad y vida y que, al final, solo nos
preguntará cuánto hemos amado. La
esperanza es inseparable del amor solidario.
Abracemos a la esperanza como Dom Pedro Casaldáliga, “con los pies
descalzos y el corazón lleno de nombres”.
Y es que la esperanza, nunca se cansa. · #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos
en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana
Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la
Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas
cartas.
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