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domingo, 22 de septiembre de 2024

carta No. 255: “Patadas en el Alma”

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 255– 22 de septiembre 2024
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“Patadas en el Alma”

“Me dolió la escena. Sentía las patadas en el alma. Era un muchacho de nuestro pueblo; es verdad, era un delincuente. Y me acordé de Jesús; ¿Qué diría si estuviera de árbitro allí?: el que esté sin pecado que dé la primera patada. Me dolía todo, me dolía el cuerpo del pibe, me dolía el corazón de los que le pateaban. ¿Qué cosa falló?. Papa Francisco (carta ante el linchamiento de un joven en Argentina, abril 2024).

El domingo 15 de septiembre de 2024 todo el Ecuador se conmocionó al conocer los durísimos acontecimientos del linchamiento en Cayambe de uno de los presuntos asesinos de un chofer. El cuerpo desnudo y colgado en el parque central fue una imagen desgarradora. El supuesto criminal había sido capturado y retenido por la comunidad que le aplicó los castigos previstos en la justicia indígena para posteriormente entregarlo a las autoridades, sin embargo, antes de que esto ocurriera, una multitud continuó con el castigo hasta matarlo y colgarlo. Este ajusticiamiento debe ser rechazado y condenado y no puede ser tomado como un caso de justicia indígena.

Este no es el único caso, en septiembre se han registrado otros 10 casos en distintas poblaciones. Ante esta situación nos debemos preguntar: ¿qué está ocurriendo en nuestro país? ¿Estamos llegando al límite y nos genera estos niveles de inhumanidad? Es importante que analicemos las causas que provocan estas reacciones masivas de un pueblo dolido y enardecido.

La inseguridad en nuestro país es incontrolable. El gobierno no da respuesta ni soluciones concretas ante la delincuencia organizada y común. El anunciado “Plan Fénix”, más que un plan de seguridad parece un eslogan que adorna la inacción y los espectáculos propagandísticos de un gobierno que trata de imponer relatos que no corresponden con la realidad. Los casos de sicariato, extorsión, secuestros y delincuencia no cesan y en varias regiones han aumentado. El gobierno debe garantizar el buen vivir, lejos del “ojo por ojo y diente por diente”.

La imagen del sistema judicial es horrorosa, los delincuentes apresados salen libres a los pocos días, listos para reincidir y vengarse de sus posibles acusadores. Por otra parte, la función judicial se ha visto empañada por tantos funcionarios judiciales y fiscales que son vinculados a actos de corrupción.

Muchos agentes de la policía nacional y de las fuerzas armadas han sido permeados por el crimen organizado y el ansia de dinero, por lo que se ha vuelto común los casos en que algunos de sus miembros son vinculados a delitos perpetrados por las mafias.

El miedo, el terror, la indefensión y la ira hacen que muchas personas piensen que, ante la ausencia y desinstitucionalización del Estado, la única solución es tomarse la justicia por mano propia. Son las multitudes las que en un estado de furia colectiva, donde desaparecen la conciencia personal, cometen estos hechos.

Aunque la justicia indígena es reconocida en el art. 171 de nuestra constitución, donde se señala: “se aplicarán normas y procedimientos propios para la solución de sus conflictos internos, y que no sean contrarios a la Constitución y a los derechos humanos reconocidos en instrumentos internacionales”, teniendo un procedimiento breve, a diferencia de la justicia estatal, en ningún momento es una autorización para dar muerte a los delincuentes violando los derechos humanos.

Por más graves que sean sus crímenes, tienen derechos como tener un juicio justo con el debido proceso y la debida sanción. La justicia por mano propia no es justicia, es un crimen. No podemos validar la ley del talión, la del ojo por ojo, diente por diente.

Como sociedad debemos exigir al Estado y al gobierno actuar de forma eficaz, transparente, que garantice el buen vivir, atacando las raíces de la inseguridad, la inequidad, el desempleo, la corrupción, la pobreza, etc. con una justicia eficiente y respetuosa que nos ofrezca respuestas concretas. Debemos promover la justicia en paz, sin violencia, para evitar acciones que provoquen linchamientos. Es  una acción conjunta de autoridades y sociedad.

Como creyentes, recordemos el mandamiento: “no matar”, no atentar contra la vida, evitar todo cuanto pone en peligro la integridad de cada ser humano. Debe dolernos la muerte de cualquier persona, víctima o victimario y resonar en nuestra conciencia la voz de Dios interrogándonos ¿Dónde está tu hermano? Evitemos estas “patadas en el alma”. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

 


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