Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe
Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 254– 15 septiembre 2024
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“Pienso en la parábola del Samaritano (cf. Lc 10,29-37), que se detiene con compasión ante el judío necesitado de ayuda. Sus culturas eran enemigas, sus historias diferentes, sus religiones hostiles entre sí, pero para aquel hombre la persona hallada en el camino y su necesidad estaban por encima de todo”. Papa Francisco
Entre
1789 y 1799 se dio la revolución francesa: los ideales que la guiaron fueron la
libertad, la igualdad y la fraternidad. Desde entonces mucho se ha hablado y
escrito sobre la libertad e igualdad, muy poco sobre la fraternidad.
Fraternidad
es equivalente a hermandad. Ser hermanos no implica uniformidad, pero si la
posibilidad de que pese a sus diferencias se puede vivir, compartir, cooperar,
asistir al que lo necesita, estar juntos en momentos difíciles, dialogar y
acordar.
A
la fraternidad se la ha vinculado más a lo social y cultural, pero debería ser
parte de todas las esferas vitales, especialmente la política. La “Política
Fraterna” va más allá de la política, busca el bien común basado en la
solidaridad, la empatía con todos, el respeto mutuo. Rompe con los intereses
partidistas, corporativos e individuales, promueve la convivencia armónica y el
bienestar común a través de valores humanos para una sociedad más inclusiva y
comprensiva.
La
Política Fraterna busca la justicia social para reducir las desigualdades y
garantizar el acceso a oportunidades y recursos básicos para lograr un
desarrollo equitativo; dialogar y consensuar para resolver cualquier tipo de
conflictos y tomar decisiones en base a ello, sin imponer criterios y
soluciones unilaterales. Es fundamental la participación ciudadana activa de
todos los sectores en la toma de decisiones y en la vida pública, asegurando
que se escuchen diversas voces y perspectivas. La política fraterna se basa en
el respeto y la protección de los derechos fundamentales de todos: personas,
sociedades y también de la Casa Común.
Para
implementar una Política Fraterna, es esencial una educación que fomente la
fraternidad y la solidaridad desde la infancia. La cultura debe crear una
mentalidad colectiva que favorezca el bienestar común. Las políticas públicas
deben impulsar la igualdad de oportunidades, el acceso a servicios básicos y la
protección social, abarcando la reducción de la pobreza, mejoras en salud,
educación y seguridad social. Es clave fortalecer las instituciones
democráticas para incluir a los ciudadanos en la toma de decisiones y la
supervisión pública. La cooperación entre gobierno, sector privado y sociedad
civil es fundamental para abordar problemas y promover el bien común. A nivel
político, se requieren partidos que adopten estos valores como principios y
busquen consensos en torno a la fraternidad y la solidaridad. La formación de
sus dirigentes y militantes debe centrarse en el diálogo, la negociación y la
resolución de conflictos para fomentar una política basada en el entendimiento
mutuo, siendo inclusivos y representativos de la diversidad social.
Un
vehículo adecuado para que la Política Fraterna empiece a implementarse a nivel
social es la convivencia, estrategia clave que enfatiza la armonía social y el
respeto mutuo entre los individuos dentro de una comunidad. Es una forma de
vida que valora y fomenta el entendimiento, la colaboración y la empatía,
promoviendo la cohesión social, el diálogo y la comunicación abierta, la
inclusión, la diversidad, la responsabilidad social y la solidaridad, la
resolución pacífica de conflictos, la participación activa y equitativa y el
bienestar comunitario.
Una
política fraterna es posible, viable y puede ser implementada en nuestro país,
siempre y cuando tenga y promueva un enfoque integral que incluya educación,
legislación, participación ciudadana y cooperación entre sectores. Los partidos
y movimientos políticos tienen un papel crucial en promover estos valores y
prácticas, actuando como mediadores y facilitadores del cambio hacia una
sociedad más solidaria y equitativa. #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la
fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz,
resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar,
reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
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