Con los ojos fijos en
Él
en
la realidad y la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 167– 15 de enero 2023
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Políticos y ciudadanos conscientes y responsables
“Tomar en serio la política en sus diversos niveles –local,
regional, nacional y mundial– es afirmar el deber de cada persona, de toda
persona, de conocer cuál es el contenido y el valor de la opción que se le
presenta y según la cual se busca realizar colectivamente el bien de la ciudad,
de la nación, de la humanidad” (Pablo VI).
En
un proceso electoral como el actual se pretende un encuentro o desencuentro
entre los candidatos que se presentan a los comicios para ser elegidos con base
a las propuestas que presentan y los electores que, de acuerdo con las ofertas
inteligenciadas, consignan su voto. Es una relación intrínseca que implica
responsabilidades y derechos mutuos, los unos siendo auténticos y veraces, en
lo que dicen y proponen y los electores buscando la verdad y la mejor opción de
servicio eficaz al bien común.
Sin
embargo, la elección no garantiza que el político “profesional” actúe
correctamente, razón por la cual debemos implementar herramientas legales y
tecnológicas que generen una mayor participación ciudadana, con el fin de que
cumpla sus ofrecimientos, escuche la voz de los ciudadanos, eluda la tentación
de servirse del poder que se le ha dado y rechace todo tipo de corrupción. Como
ciudadanos no podemos ser indiferentes y decir “es que todos son iguales”, caer
en el quemeimportismo solo permite que sigan los abusos y la corrupción. Si les
dejamos “libres” a los políticos, para que ejerzan como quieran el poder
después de ser elegidos, nos faltará fuerza y control que les obligue a
responder por sus acciones y omisiones. Es muy difícil confiar en su conciencia
moral que muchas veces ha demostrado ser muy débil y voluble.
El
desafío impostergable es qué y cómo hacer para que el político elegido no se
burle del ciudadano que lo eligió. Deben implementarse contralorías ciudadanas
a través de mecanismos idóneos, que ya existen en nuestra constitución y en las
leyes, para reducir significativa y efectivamente la presencia de la mentira y
la corrupción en la política, tan enquistadas en los diferentes niveles de la
administración pública. La ciudadanía
debe exigir cuentas de las inversiones realizadas y de los contratos firmados o
aplicar la alternativa de destituirle del poder con una revocatoria del mandato
entregado.
Nuestro
modelo político es el de una República Democrática, que exige libertad,
participación ciudadana, legalidad, vigencia de los derechos humanos, y
búsqueda del bien común. En nuestro país se han incumplido muchos de estos
requerimientos debido a taras sociales y mentales que dominan la cotidianidad
como la pobreza, la exclusión, el desempleo, la falta de servicios básicos,
salud, educación y la presencia de corrupción, inseguridad, debilitamiento
institucional, demagogia, populismo, caciquismo…
Está
pendiente construir un destino colectivo en el que haya “vida digna” para todos
y no solo para unos pocos privilegiados. Vivir con dignidad es un derecho que
nos corresponde, para ello debemos, además de elegir con responsabilidad,
actuar solidariamente y participar responsablemente en la construcción de
nuestro propio destino, que es el de todos. Entre ceja y ceja debe estar
siempre presente nuestra obligación y derecho de elegir y de participar en los
procesos sociales para lograr el bienestar y desarrollo integral de nuestro
país.
En
esta lógica debemos evolucionar como ciudadanos: dejar de ser ingenuos, donde
no analizamos ni nos comprometemos y solo votamos porque es obligatorio, dando
un voto cada cierto tiempo... Debemos dejar atrás esta práctica, superarla,
para convertirnos en ciudadanos responsables que, racionalmente, comprendemos,
estudiamos y analizamos los contextos, intereses y compromisos que hay detrás
de cada candidato y autoridad elegida. Debemos tener muy claro que por encima
de todo interés personal o de grupo están los intereses nacionales, de la
provincia, cantón o parroquia, es decir, el destino del país en el que su fin
orientador, es el bien común. · #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la
realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz,
resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar,
reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
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