Con los ojos fijos en El
en la realidad y la fe
Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 26 - 29 abril 2020
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La
primera y más inmediata obligación del Estado es proteger la vida. Para lograrlo deben fortalecerse el sistema
de salud pública y su capacidad de gestión.
Es prioritario la provisión de tests
y equipos protectores para el personal de salud y de vigilancia, el equipamiento
de los hospitales, principalmente en cuidados intensivos y el apoyo a las
fuerzas de seguridad para implementar el control de la movilidad.
¿Qué Hacer Ante la Crisis?
La pandemia
del Covid-19 es la tragedia humana
más dramática que ha enfrentado la humanidad en el siglo XXI y ha conllevado a
una enorme crisis económica y social mundial.
Luego de cuatro meses de expansión, el mundo supera los 3 millones de
casos, con más de 200 mil muertes confirmadas.
Las cifras reales son notablemente superiores, ya que muchos se enferman
o fallecen sin llegar a los hospitales ni someterse a pruebas clínicas.
Para reducir la propagación del virus, aproximadamente
un tercio de la población mundial debe permanecer en sus casas. Como resultado, la economía mundial enfrenta
la mayor depresión en muchas décadas: El producto mundial caerá en aproximadamente
3% en 2020, América Latina sufrirá un golpe mayor, con una pérdida del 5.2%, y
Ecuador será afectado duramente, con una declinación del 6.3%. Los efectos sociales de la crisis se
proyectan devastadores: este año pueden caer en la pobreza 420 millones de
personas, y 195 millones perderán su empleo.
Ecuador se ha convertido en uno de los países
latinoamericanos más afectados por la pandemia, con miles de casos confirmados
y de fallecidos, principalmente en Guayaquil.
El sistema de salud pública, tradicionalmente débil y afectado por
décadas de políticas de ajuste y una deficiente gestión, ha sido rebasado en su
capacidad de control y respuesta. Muchos
hogares han visto enfermar y morir a sus seres queridos sin obtener atención
médica adecuada.
Los impactos del colapso del precio del
petróleo, la ruptura de los oleoductos y la caída de los precios de otros
productos de exportación, conducen al país a una situación extremadamente
difícil, agravada por una deuda externa de 41 mil millones de dólares. El Estado enfrenta la peor crisis, sin
reservas, con mínimos recursos y con una economía rígida y dolarizada.
Nuestro deber como cristianos es proteger la
vida y evitar, en lo posible, los efectos dramáticos de la crisis sobre lo más
vulnerables, los más pobres y los sectores tradicionalmente excluidos de
nuestra sociedad.
En Ecuador el 40% de los trabajadores laboran en
condiciones de subempleo, sin seguridad social y con ingresos mínimos,
sobreviven con al diario, y el confinamiento prolongado en sus hogares puede
ser devastador. El estado debe proteger
la alimentación y adecuada nutrición de los hogares pobres en forma urgente
y masiva.
La tercera prioridad es la protección del
empleo. Es indispensable canalizar
recursos para los trabajadores autónomos y las micro, pequeñas y medianas
empresas.
Otras políticas, como el rescate a las grandes
empresas o el pago de la deuda externa, deben posponerse. La situación no puede tomarse como una
oportunidad para retornar a “lo normal”, porque la gran inequidad y exclusión,
el debilitamiento de los servicios sociales, el endeudamiento abultado y
depredación de la naturaleza han generado la crisis y la propagación excesiva
de la pandemia.
Ante la ausencia de recursos, la vía más urgente
es la renegociación de la deuda pública y de las ventas anticipadas de
petróleo. Se pueden promover canjes de
deuda por conservación y canjes de deuda para inversión social. Es indispensable el financiamiento
internacional por organismos multilaterales sin condicionalidad.
Los sectores más pudientes de la sociedad tienen la obligación de aportar
mayoritariamente recursos para superar la emergencia, porque solo con la unidad
y la convergencia de toda la sociedad podremos superar la crisis. · #ComuniquemosEsperanza.
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado
de los Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los
miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a
través de estas cartas.
Bueno parece que sera muy dura esta prueba, todos tenemos que ser silidarios y ayudarnos entre nosotros. Me pregunto que haran las Iglesias, el Papa deberia ordenar se vendan propiedades y yodos los tesoros que tienen para ayudar a los mas pobres. Yo no quiero ser Cristiana sabiendo que la Iglesia no hace nada mas que rezar, con eso no se come con eso no se viste, con eso no se tiene vivienda
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