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miércoles, 14 de marzo de 2018

carta No. 9 - La Ética ciudadana en la Pos-Consulta



Con los ojos fijos en El 
en la realidad y la fe

carta No.9
marzo 2018
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La Ética ciudadana en la Pos-Consulta

El Ecuador ha protagonizado como ciudadanía un hecho histórico: La consulta popular del 4 de febrero.  Ahora, como ciudadanía nos toca, en consecuencia, aceptar nuestra responsabilidad ética y política y actuar en consecuencia.

El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio ha comenzado actuar y sus primeras acciones han sido recibidas con beneplácito; a futuro inmediato deberá realizar una evaluación de todas las autoridades de control para analizar su desempeño y en caso de ameritar, sustituirlas con otras personas.  La Asamblea Nacional ha iniciado un proceso organizativo que le permita ejecutar lo resuelto en la consulta, aunque también hemos presenciado bloqueos y enfrentamientos entre bandos de asambleístas.  También se han hecho graves denuncias cruzadas entre protagonistas del anterior gobierno, e incluso, por una de ellas, se ha destituido al Presidente de la Asamblea.  En medio de este panorama es necesario asumir la demanda de la ética y sus consecuencias.

La Ética ciudadana, nos exige generar como espacio de acción un ambiente sano y agradable, lejos de intereses personales y de grupo, buscando el bien común, donde todos seamos un equipo trabajando conjuntamente para alcanzar objetivos comunes, utilizando cada uno sus talentos y capacidades y aprendiendo unos de otros, sin egoísmos, en paz y armonía, utilizando los valores y aportes positivos de cada quien, solo así la Patria podrá crecer y enfrentar los graves desafíos que nos afectan a todos

Después de la Consulta bajo ningún punto de vista debemos ni podemos quedarnos inmovilizados por la indiferencia confiando que solamente las autoridades implementen nuestro pronunciamiento.  Los ecuatorianos por décadas hemos sido observadores lejanos a la administración de los bienes comunes, nos hemos desatendido de lo que es responsabilidad de todos, como si las autoridades, fueran las propietarias del presente y futuro de todos.  Hemos preferido olvidarnos que en una democracia los mandatarios son los ejecutores de la voluntad de los mandantes.  Y en muchos casos y en varias ocasiones los resultados han sido trágicos.  Es cuando, ante el mal producido, no nos queda otra cosa que lamentarnos y en el mejor de los casos, aunque tardíamente, revelarnos y protestar ante el desgobierno

Es que la corrupción, el abuso del poder para provecho personal o de grupo se ha dado por la apatía ciudadana que ha dejado toda la responsabilidad a los gobernantes de turno.  Si bien ha existido siempre la corrupción, en la actualidad, al parecer, es más generalizada, parece que lo importante es llegar a ser rico, aun a costo del robo y la falsedad, despojando a todos los que honradamente buscan con su trabajo, el pan de cada día.  Tenemos que reconocer, sin embargo, que no se roba exclusivamente desde el gobierno, hay también otras muchas formas de perjuicio y sinvergüencería, con un agravante, que, al parecer, estos otros tipos de robo nos parecen hasta comunes y normales.

Como ha dicho el Papa Francisco la corrupción es a los pueblos como una terrible peste que no solo empobrece y produce miseria y dolor, sino que mata.  Denunciar y luchar contra la corrupción es una obligación moral de toda persona.  Todos tenemos la obligación de cuidar de todos y todas, y una de las peores amenazas es la corrupción.

La corrupción la superaríamos cambiando las formas ciudadanas de actuar, recuperando los valores humanos y la responsabilidad social.  Responsabilidad social de los actos individuales y colectivos, todos hombres y mujeres comunes, tanto como las autoridades, debemos responder por nuestras acciones y decisiones conforme a los principios fundamentales de la ética política.

Las instituciones del Estado están obligadas a implementar y operativizar las decisiones ciudadanas expresadas en las urnas el 4 de febrero, pero también la ciudadanía debe asumir la responsabilidad que le corresponde, cumpliendo su tarea de participación y control social, solo así los gobernantes de turno no se olvidarán que la voluntad popular delegada a través del voto no es un cheque en blanco, sino una delegación de confianza y está enmarcada dentro de objetivos claros y precisos que deben ser cumplidos a raja tabla, sin desviarse de la orientación dada por el pueblo en las urnas.,

Para que esto sea realidad es necesario que la ciudadanía actúe y participe organizadamente, sin desmayar, con el fin de controlar a través de veedurías que exijan el cumplimiento de esas delegaciones confiadas tal cual como fueron concebidas.

Esta participación activa, en donde la ética ciudadana se convierte en el motor de la participación ciudadana:
  1. Da a las personas deberes, derechos y participación social.
  2. Permite cultivar y vivir virtudes como la lealtad, libertad, tolerancia y responsabilidad.
  3. La participación ciudadana organizada permite pertenecer a una comunidad y tener vida social, además se posee conciencia ciudadana.
  4. La conciencia ciudadana proyecta a la ciudadanía a otro estadio de comportamiento que implica cumplir responsabilidades y reclamar derechos.

Si nos enrumbamos en la lógica de la participación como una manifestación de nuestra ética ciudadana, los mandatarios tendrán que cumplir a raja tabla las decisiones expresadas por los mandantes en las urnas el pasado 4 de febrero, si sucede lo contrario, simplemente, pasará el fervor del momento y volveremos a lo mismo de siempre.

Coordinación: Andrés León
Observatorio Político

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Enrique Galarza para miembro del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio (carta al Presidente Lenín Moreno)


Este miércoles 14 de febrero del año en curso, la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, solicitó al Presidente Lenín Moreno, que dados los resultados de la reciente Consulta Popular, considere a Enrique Galarza, presidente de nuestra Comisión, para presidir una de las ternas que enviará a la Asamblea Nacional, para miembros de la Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio.  A continuación el texto completo de la carta:


Quito, 14 de febrero de 2018

Señor Licenciado
Lenín Moreno Garcés
Presidente Constitucional de la República del Ecuador
En su Despacho.-

La Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, fundada el 1 de noviembre de 1970, con el objetivo de promover la dignidad de la persona, la justicia y la paz, así como defender el respeto y la garantía de los derechos humanos, en sus 48 años de existencia se ha dedicado a hacer realidad estos grandes objetivos, por lo que hemos estado junto a los sectores marginales, intentando ser la voz de los que no tienen voz, generando opinión y proponiendo a la sociedad ecuatoriana alternativas orientadas a luchar y construir la paz y la justicia.

En éste momento histórico y de trascendencia para el presente y el futuro de nuestro país, la Comisión de Justicia y Paz, una vez que en la Consulta Popular del 4 de febrero del año en curso, el pueblo ecuatoriano se manifestó por la cesación del CPCCS y haciéndose eco de su llamado a que desde la sociedad civil presentemos candidatos para el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio ponemos en su consideración el nombre de nuestro Presidente:

Enrique Galarza Alarcón, hombre de vida intachable, moral y éticamente probado a lo largo de su dilatada vida pública y académica, identificado con las causas de la Justicia y la Paz, luchador incansable por la equidad, comprometido con la verdad, honestidad y la transparencia de las que ha hecho su norma de vida y actuación cotidiana en todas las instituciones que ha servido.

Enrique Galarza por su trabajo cercano a los más pobres se ha ganado la confianza, aprecio y respaldo de todo el Episcopado Ecuatoriano, razón por la cual le han confiado una serie de tareas muy especiales y delicadas que las ha cumplido a cabalidad y en estricto apego a los valores éticos.

Esperamos, señor Presidente, que considere a Enrique Galarza Alarcón como uno de los nombres que presida una de las ternas que Usted enviará a la Asamblea Nacional para la conformación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio, estamos seguros que el pueblo del Ecuador estará muy reconocido con usted por esta deferencia y verá este nombramiento como un mensaje y un signo de que la presencia de ciudadanos honestos en esta comisión, será un aporte fundamental para recuperar la confianza en este organismo.

Anhelamos que esta tarea de construir y forjar un país alejado de la corrupción y la componenda se haga realidad en atención al clamor ciudadano.


      Oswaldo Fierro             Isabel María Salazar              Serafín Ilvay
Primer Vicepresidente     Segunda Vicepresidente     Secretario Ejecutivo



miércoles, 7 de febrero de 2018

carta No. 8 - La protección de los menores, derecho irrenunciable de los Padres


Con los ojos fijos en El 
en la realidad y la fe

carta No.8
febrero 2018

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La protección de los menores,
Derecho Irrenunciable de los Padres

Las frías estadísticas, publicadas en la prensa[1] revelan datos conmovedores en relación a la familia en el Ecuador, según la Fiscalía “entre el 2015 y el 30 de septiembre de 2017 hubieron 94.864 casos de delitos sexuales contra niños, niñas y adolescentes”, de ellos 919 se cometieron en el sistema educativo.  Y otros muchos de estos abusos sexuales se dan al interior de las familias, y los actores, frecuentemente son familiares de las víctimas.

Con mucha frecuencia, las conductas de los agresores son resultado de patologías provocadas por abusos sufridos en la infancia, prepotencia, afán de dominio, perversión, alcoholismo y consumo de estupefacientes, entre otros, que terminan en violencia sexual e irrespeto a la dignidad de las víctimas.

Frente a esta terrible realidad, el gran desafío es involucrar a toda la sociedad: Iglesia, autoridades, organizaciones y ciudadanía en general.  Todos corremos el riesgo de pecar por omisión frente a este terrible crimen y acuciante situación que destruye la vida del ser humano-imagen de Dios, y que es más grave aun cuando las víctimas son seres indefensos.

Miramos, además, que otra causa que origina estos hechos y que bien podría ser la más importante es la crisis y destrucción de la familia.  San Juan Pablo II, en la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, nos invita a que “fieles a la enseñanza de Cristo miremos la realidad de la familia hoy en toda su complejidad, en sus luces y sombras”.

Sombras que cubren a buena parte de las familias, las que, envueltas en un frenético y despersonalizado ritmo de vida, sufren un creciente individualismo en sus miembros.  Las relaciones familiares se han empobrecido por la pérdida del horizonte de su naturaleza y función, y se han convertido simplemente en proveedores económicos.  Padres desinteresados y sin autoridad que han delegado su función educativa que debe ser impartida con diálogo y amor, a las instituciones educativas.  Padres que, por su rigidez, en su momento, seles tuvo miedo y que ahora ellos tienen miedo a sus hijos por sus exigencias….  Padres ausentes e indiferentes al empoderamiento de sus deberes y derechos.

Por supuesto hay otros factores que influyen fuertemente en nuestra sociedad, como la difícil situación económica, la que junto a elementos culturales lleva a los padres a cada vez más excesivas y extenuantes jornadas de trabajo.  La tecnología imperante, aunque con ventajas, es absorbente y totalizante; el debilitamiento de la fe y las prácticas religiosas, dando como resultado un número cada vez mayor de familias rotas o disfuncionales y en las que fácilmente se destruyen con violencia… todas son caldo de cultivo para fomentar nuevas formas de agresividad social.

Otra información de prensa alarmante[2] hace referencia a una corriente de pensamiento en sectores gubernamentales de la conveniencia de poner a libre disposición de los adolescentes cinco tipos de anticonceptivos.  Frente al gravísimo problema de creciente índice de embarazos precoces sobre todo de adolescentes, estas personas, seguramente piensan que la solución  es simplemente facilitarles medios anticonceptivos.  Esta información debe ponernos en alerta para afirmar la función original e insustituible que tiene la familia en la educación integral de sus hijos, razón por la que “los padres tienen una particular responsabilidad en la esfera de la educación sexual”.  Es de fundamental importancia, para un crecimiento armónico, que los hijos aprendan de modo ordenado y progresivo el significado de la sexualidad y aprendan a apreciar los valores humanos y morales a ella asociados”, según el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 243).  Los padres tienen la obligación de verificar la educación sexual que van recibiendo sus hijos ya en las instituciones educativas, en los medios de comunicación social, como también en las cada vez más influyentes redes sociales.

Adicionalmente, advertimos con tristeza, que un número significativo de padres y madres de familia, no se atreven a dialogar con claridad y franqueza con sus hijos e hijas sobre la sexualidad y los temas relacionados.  Al respecto, es importante un cambio de mentalidad, nadie como los padres y madres para cumplir esta tarea, y si el problema está en que los padres no se sienten preparados para cumplir esta tarea, las parroquias, las escuelas y colegios, comités barriales y de condominio, deben crear espacios de diálogo y de preparación de calidad para que puedan hacerlo con criterios humanos y cristianos.

Estas reflexiones sobre la situación de la familia, que se encuentra debilitada y a momentos amenazada y atacada por algunos actores sociales, nos conducen a exhortar a nuestra Iglesia, Pueblo de Dios, laicos y jerarquía, a asumir con valentía estos nuevos retos de la sociedad y el mundo, para acoger y promover la defensa de los niños, niñas y adolescentes, vulnerados en sus derechos a una vida sana y feliz.  A mantener una postura recta, firme y exigente con las autoridades civiles, para que la legislación respete el derecho irrenunciable de los padres de familia a la educación de sus hijos.

El papa Francisco, fiel a su deber de Pastor, hace un llamado a proteger y custodiar a la niñez y adolescencia y “un cero tolerancia” para todos aquellos que no lo hagan.  Que la Iglesia dé ejemplo y sea protagonista en esta cruzada humanista y humanitaria.

Necesitamos y queremos una Iglesia de puertas abiertas, donde con la motivación y animación de los clérigos, los laicos, con una preparación adecuada y con voluntad de servicio, trabajen con las familias.  Pues “el amor vivido en las familias es una fuerza constante para la vida de la Iglesia”, señala el Papa Francisco en la Exhortación apostólica Amoris Laetitia (El amor en la familia) No. 88.

Por lo que consideramos que las parroquias, los movimientos, las instituciones educativas católicas deben intensificar acciones concretas para ayudar a que la familia sea el mejor lugar de crecimiento en el amor.

Creemos que esta es una tarea prioritaria para la comunidad cristiana, la Exhortación Amoris Laetitia, en el No. 85 señala que “la Iglesia está llamada a colaborar, con una acción pastoral adecuada, para que los propios padres puedan cumplir con su misión educativa”, sosteniendo que “las familias cristianas son los principales sujetos de la pastoral familiar” a la que hay que alentarla prontamente.


Coordinador: Fernando Mora  -  Relatora: Martha Mora
Observatorio Eclesial

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.




[1]  El Telégrafo (31/12/2017),
[2]  El Comercio (09/01/2018)

domingo, 28 de enero de 2018

carta No.7 - La consulta: camino inconcluso hacia una sociedad más participativa



Con los ojos fijos en El 
en la realidad y la fe



carta No.7

enero 2018

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Obligación y responsabilidad del cristiano

La Consulta: Un camino inconcluso hacia una sociedad más participativa


«El Estado de Derecho es la condición necesaria para establecer una verdadera democracia».  Para que ésta se pueda desarrollar, se precisa la educación cívica así como la promoción del orden público y de la paz en la convivencia civil.  En efecto, «no hay una democracia verdadera y estable sin justicia social.»
Juan Pablo II
Ecclessia in America, No. 56


En carta abierta de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, en días pasados, se resalta la importancia de “considerar el momento en que nos encontramos como País de cara a la consulta popular en la que habríamos de ejercer nuestro derecho al voto que enrumbará la sociedad ecuatoriana por caminos de libertad, democracia e independencia de poderes”.



Oportuna recomendación cuando estamos a pocos días de que los ecuatorianos debamos acudir a las urnas para pronunciarnos sobre las siete preguntas propuestas por el presidente de la República.  Es necesario, entonces reflexionar sobre la responsabilidad que como cristianos tenemos de lograr una ciudadanía responsable, como condición sine qua non para alcanzar una verdadera democracia y una sociedad más participativa por lo que consideramos de enorme importancia la realización de la Consulta Popular, como una herramienta necesaria y válida para lograr estos objetivos.



La protección de los menores, el castigo a los corruptos, la regulación de la minería y la explotación petrolera en el Yasuni y la eliminación de una ley considerada confiscatoria, son temas de importancia, pero la ciudadanía se ha enfocado en dos de las preguntas, la que tiene que ver con la Comisión de Participación Ciudadana y Control Social - CPCCS y la que trata de la posibilidad de reelección indefinida.



La sociedad ecuatoriana vive un momento de transición luego de un período en que se impuso un modelo de estado totalitario, cuyo órgano ejecutor la CPCCS no respondió al espíritu constitucional de ser una instancia de participación ciudadana, que luche contra la corrupción y promueva la transparencia en el ejercicio de lo público.  Su conformación fue cooptada por amigos del gobierno de turno e hizo que uno de sus roles principales: la organización de los “procesos de designación de las autoridades” decisivas para que la diversas funciones del Estado actúen con independencia (Fiscal General, Procurador, Contralor, jueces para los tribunales de justicia y de control constitucional, Consejo Electoral, Superintendencias, entre otras autoridades) se realice designando a través de dudosos concursos a funcionarios que respondieron a la misma vertiente ideológica de quien ejercía el poder, que cerraron los ojos ante casos de corrupción y en algunos casos inclusive, probablemente, ocultaron y protegieron a sus autores.  Gracias a las investigaciones realizadas por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus iniciales en inglés) y las pruebas aportadas por la justicia brasileña y de los Estados Unidos, se destaparon estas situaciones y se está dando paso al juzgamiento de los responsables.



La necesidad de cambio estructural no deja de generar preocupación: la nueva Comisión de Participación Ciudadana y Control Social de transición, que se nombraría de ganar el SI en la pregunta 3, pudiera recaer también en amigos del poder de turno.  Lo peor que podría sucederle a nuestro país es que el remedio resulte peor que la enfermedad, como dice la sabiduría popular.



En cuanto a la reelección indefinida hay que recordar que la Constitución Ecuatoriana redactada en Montecristi y aprobada por la ciudadanía con alrededor del 80% de votos positivos, también en consulta popular (2008) estableció la posibilidad de reelección por una sola vez en razón del sano principio de la alternancia.  Este criterio constitucional fue alterado, no consultando al pueblo, sino por una enmienda aprobada por una mayoría de asambleístas afines al poder de turno.



La pregunta busca limitar la reelección de dignatarios a dos períodos de gobierno, de esta forma se preserva al país del caudillismo y un mayor número de personas tendrán la oportunidad de comandar las diferentes instancias de elección popular. 



Por lo dicho y más argumentos sobre las demás preguntas, en la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz consideramos que la Consulta Popular es un instrumento democrático y positivo, pero es incompleta, es un camino no concluido para alcanzar una sociedad democrática, que devuelva la confianza del pueblo, recupere la credibilidad en las instituciones públicas y ponga fin a la corrupción e impunidad.



Es urgente recuperar los valores de la democracia y una auténtica participación, y para ello es fundamental que los ciudadanos nos preocupemos cada vez más por la “salud de las instituciones de la sociedad civil” y que no releguemos la exigencia de opinar “sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos”, como recomienda el papa Francisco en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, No. 183.



Insistimos en la necesidad de que cuando sufraguemos el domingo 4 de febrero, lo hagamos a conciencia, sabiendo que el voto de cada quien, es de responsabilidad personal con el presente y futuro de nuestra Patria.  El criterio final no puede ser de apoyo o de rechazo a tal o cual actor político, no es una elección de personas, es un escogimiento de tesis, valores, decisiones que nos favorecen o perjudican a todos.  Más allá de la responsabilidad que cada uno tiene de votar conscientemente hay otra responsabilidad, esto es, ayudar a que los parientes, amigos, vecinos lo hagan también a conciencia y para ello es muy importante que provoquemos conversaciones, diálogos en casa, lugar de trabajo, barrio, parroquia.  Que todos sepamos cumplir con nuestra obligación con responsabilidad patriótica y de testigos de nuestra fe.





Coordinador: Carlos Larrea  -  Relator: José Mármol



Observatorio Político




Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.