Con los ojos fijos en El
en la realidad y la fe
en la realidad y la fe
carta No.8
febrero 2018
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La protección de los menores,
Derecho Irrenunciable de los Padres
Derecho Irrenunciable de los Padres
Las frías estadísticas, publicadas en la prensa[1] revelan
datos conmovedores en relación a la familia en el Ecuador, según la Fiscalía
“entre el 2015 y el 30 de septiembre de 2017 hubieron 94.864 casos de
delitos sexuales contra niños, niñas y adolescentes”, de ellos 919 se
cometieron en el sistema educativo. Y
otros muchos de estos abusos sexuales se dan al interior de las familias, y los
actores, frecuentemente son familiares de las víctimas.
Con mucha frecuencia, las conductas de los
agresores son resultado de patologías provocadas por abusos sufridos en la
infancia, prepotencia, afán de dominio, perversión, alcoholismo y consumo de
estupefacientes, entre otros, que terminan en violencia sexual e irrespeto a la
dignidad de las víctimas.
Frente a esta terrible realidad, el gran desafío
es involucrar a toda la sociedad: Iglesia, autoridades, organizaciones y
ciudadanía en general. Todos corremos el
riesgo de pecar por omisión frente a este terrible crimen y acuciante situación
que destruye la vida del ser humano-imagen de Dios, y que es más grave aun
cuando las víctimas son seres indefensos.
Miramos, además, que otra causa que origina estos
hechos y que bien podría ser la más importante es la crisis y destrucción de la
familia. San Juan Pablo II, en la
Exhortación Apostólica Familiaris
Consortio, nos invita a que “fieles a la enseñanza de Cristo miremos la
realidad de la familia hoy en toda su complejidad, en sus luces y sombras”.
Sombras que cubren a buena parte de las familias,
las que, envueltas en un frenético y despersonalizado ritmo de vida, sufren un
creciente individualismo en sus miembros.
Las relaciones familiares se han empobrecido por la pérdida del
horizonte de su naturaleza y función, y se han convertido simplemente en
proveedores económicos. Padres
desinteresados y sin autoridad que han delegado su función educativa que debe
ser impartida con diálogo y amor, a las instituciones educativas. Padres que, por su rigidez, en su momento,
seles tuvo miedo y que ahora ellos tienen miedo a sus hijos por sus
exigencias…. Padres ausentes e
indiferentes al empoderamiento de sus deberes y derechos.
Por supuesto hay otros factores que influyen
fuertemente en nuestra sociedad, como la difícil situación económica, la que
junto a elementos culturales lleva a los padres a cada vez más excesivas y
extenuantes jornadas de trabajo. La
tecnología imperante, aunque con ventajas, es absorbente y totalizante; el debilitamiento de la fe y las prácticas religiosas,
dando como resultado un número cada vez mayor de familias rotas o
disfuncionales y en las que fácilmente se destruyen con violencia… todas son
caldo de cultivo para fomentar nuevas formas de agresividad social.
Otra información de prensa alarmante[2] hace
referencia a una corriente de pensamiento en sectores gubernamentales de la
conveniencia de poner a libre disposición de los adolescentes cinco tipos de
anticonceptivos. Frente al gravísimo
problema de creciente índice de embarazos precoces sobre todo de adolescentes,
estas personas, seguramente piensan que la solución es simplemente facilitarles medios
anticonceptivos. Esta información debe
ponernos en alerta para afirmar la función original e insustituible que tiene
la familia en la educación integral de sus hijos, razón por la que “los padres
tienen una particular responsabilidad en la esfera de la educación
sexual”. Es de fundamental importancia,
para un crecimiento armónico, que los hijos aprendan de modo ordenado y
progresivo el significado de la sexualidad y aprendan a apreciar los valores
humanos y morales a ella asociados”, según el Compendio de la Doctrina Social
de la Iglesia (n. 243). Los padres
tienen la obligación de verificar la educación sexual que van recibiendo sus
hijos ya en las instituciones educativas, en los medios de comunicación social,
como también en las cada vez más influyentes redes sociales.
Adicionalmente, advertimos con tristeza, que un
número significativo de padres y madres de familia, no se atreven a dialogar
con claridad y franqueza con sus hijos e hijas sobre la sexualidad y los temas
relacionados. Al respecto, es importante
un cambio de mentalidad, nadie como los padres y madres para cumplir esta
tarea, y si el problema está en que los padres no se sienten preparados para
cumplir esta tarea, las parroquias, las escuelas y colegios, comités barriales
y de condominio, deben crear espacios de diálogo y de preparación de calidad
para que puedan hacerlo con criterios humanos y cristianos.
Estas reflexiones sobre la situación de la
familia, que se encuentra debilitada y a momentos amenazada y atacada por
algunos actores sociales, nos conducen a exhortar a nuestra Iglesia, Pueblo de
Dios, laicos y jerarquía, a asumir con valentía estos nuevos retos de la
sociedad y el mundo, para acoger y promover la defensa de los niños, niñas y
adolescentes, vulnerados en sus derechos a una vida sana y feliz. A mantener una postura recta, firme y
exigente con las autoridades civiles, para que la legislación respete el
derecho irrenunciable de los padres de familia a la educación de sus hijos.
El papa Francisco, fiel a su deber de Pastor, hace
un llamado a proteger y custodiar a la niñez y adolescencia y “un cero
tolerancia” para todos aquellos que no lo hagan. Que la Iglesia dé ejemplo y sea protagonista
en esta cruzada humanista y humanitaria.
Necesitamos y queremos una Iglesia de puertas
abiertas, donde con la motivación y animación de los clérigos, los laicos, con
una preparación adecuada y con voluntad de servicio, trabajen con las
familias. Pues “el amor vivido en las
familias es una fuerza constante para la vida de la Iglesia”, señala el Papa
Francisco en la Exhortación apostólica Amoris
Laetitia (El amor en la familia) No. 88.
Por lo que consideramos que las parroquias, los
movimientos, las instituciones educativas católicas deben intensificar acciones
concretas para ayudar a que la familia sea el mejor lugar de crecimiento en el
amor.
Creemos que esta es una tarea prioritaria para la
comunidad cristiana, la Exhortación Amoris
Laetitia, en el No. 85 señala que “la Iglesia está llamada a colaborar, con
una acción pastoral adecuada, para que los propios padres puedan cumplir con su
misión educativa”, sosteniendo que “las familias cristianas son los principales
sujetos de la pastoral familiar” a la que hay que alentarla prontamente.
Coordinador: Fernando Mora - Relatora: Martha Mora
Observatorio Eclesial
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia
y Paz, resultado de los Observatorios de Política y Eclesial, que
reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar
y proponer alternativas, a través de estas cartas.
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