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domingo, 13 de julio de 2025

carta No. 297: El hambre: arma de guerra

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 297 – 13 de julio 2025
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El hambre: arma de guerra

“La tragedia constante del hambre y la malnutrición generalizadas, que persiste en muchos países hoy en día, es aún más triste y vergonzosa cuando nos damos cuenta de que, aunque la tierra es capaz de producir alimentos suficientes para todos los seres humanos, y a pesar de los compromisos internacionales en materia de seguridad alimentaria, es lamentable que tantos pobres del mundo sigan careciendo del pan nuestro de cada día”. Papa León XIV, 30/06/2025


El mensaje del papa León XIV a la FAO pone con crudeza el dedo en la llaga al denunciar la dolorosa realidad del hambre en el mundo. A continuación, compartimos algunas de sus frases más contundentes, aplicándolas a nuestra realidad ecuatoriana.

“En la actualidad asistimos desolados al inicuo uso del hambre como arma de guerra. Matar de hambre a la población es una forma muy barata de hacer la guerra. Por eso hoy, cuando la mayoría de los conflictos no los libran ejércitos regulares sino grupos de civiles armados con pocos recursos, quemar tierras, robar ganado, bloquear la ayuda son tácticas cada vez más utilizadas por quienes pretenden controlar a poblaciones enteras inermes.

Esto conduce a que ingentes cantidades de personas sucumban al flagelo de la inanición y perezcan, con el agravante de que, mientras los civiles enflaquecen por la miseria, las cúpulas políticas engordan con la corrupción y la impunidad. Por eso es hora de que el mundo adopte límites claros, reconocibles y consensuados para sancionar estos atropellos y perseguir a los causantes y ejecutores de estos.

Producir alimentos no es suficiente, también es importante garantizar que los sistemas alimentarios sean sostenibles y proporcionen dietas sanas y asequibles para todos. Se trata [...] de repensar y renovar nuestros sistemas alimentarios [...] superando la lógica de la explotación salvaje de la creación y orientando [...] nuestro compromiso de cultivar y cuidar el medio ambiente para garantizar la seguridad alimentaria y avanzar hacia una nutrición suficiente para todos.”

Las palabras del Papa León XIV no solo denuncian los genocidios actuales —como el de Gaza, donde se fuerza a toda una población a morir de inanición—, sino que reflejan también, en parte, lo que vivimos en Ecuador. La violencia estructural y la ausencia de políticas sociales efectivas han empujado a adolescentes y jóvenes hacia organizaciones delincuenciales como una vía desesperada para escapar del hambre.

A ello se suma la destrucción de la casa común: incendios forestales, derrames petroleros, minería irresponsable y contaminación ambiental afectan directamente a las comunidades rurales, agravando la inseguridad alimentaria en el país.

Garantizar la seguridad y soberanía alimentaria debe ser una prioridad nacional. La desnutrición crónica infantil alcanza niveles alarmantes, pese a las promesas de políticas públicas. Hoy, el 70 % de las familias no tiene ingresos suficientes para cubrir la canasta básica de 812 USD mensuales, y un 30 % no logra siquiera cubrir la canasta vital, estimada en 554 USD.

Es urgente apoyar y replicar las experiencias de agricultura familiar y comunitaria sostenible que ya existen en varias regiones del país, por ser justas, viables y respetuosas del ambiente.

Como ya decía el papa Francisco: el hambre no es solo una tragedia, es una vergüenza para la humanidad. Hoy, el papa León XIV nos recuerda que, frente al egoísmo, la alternativa es el compartir. Recordemos que, durante la pandemia del COVID, muchas comunidades del país compartieron solidariamente sus productos con los barrios más pobres de las ciudades. ¡Es urgente recuperar ese espíritu comunitario y solidario! #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas. 

sábado, 24 de mayo de 2025

carta No. 290: ¡Vencer el miedo dando Dignidad!

 

 

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. No. 290 – 25 de mayo de 2025
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¡Vencer el miedo dando Dignidad!

“La paz comienza con cada uno de nosotros: con la forma que miramos a los demás, escuchamos a los demás y hablamos de los demás. Por lo tanto, cada uno debe evitar el orgullo y medir también su lenguaje, para poder avanzar en esperanza”. S.S. León XIV.

La dignidad humana es un valor inherente, inalienable y universal, fundamento de la doctrina social del Evangelio. Todos, sin distinción, hemos sido creados a imagen de Dios, redimidos por Cristo y llamados a vivir en plenitud, en relación fraterna con los demás y con toda la creación.

Para alcanzar esa plenitud, los seres humanos debemos conquistar la libertad. Para ello hemos sido dotados de inteligencia, voluntad, cuerpo, emociones y afectividad. Pero la libertad no es algo dado ni hecho: es una construcción permanente, una tarea diaria. Y para que esa libertad sea auténtica, debe ser solidaria, generosa, austera y comunitaria.

Alguien podría pensar que el proyecto de Dios tuvo desde el inicio una “falla”: habernos dado la capacidad de buscar ser libres. Tal vez —dirían— todo habría sido más simple si nos hubiera creado “buenos” por defecto, sin posibilidad de elegir, hechos solo para hacer el bien. Pero como alguna vez dijo un joven frente a esa idea: “¡Qué aburrido vivir entre angelitos y ser uno de ellos!”. Dios nos dio la capacidad de equivocarnos y también de rectificar; de caer y volver a comenzar.

A lo largo de la historia, los seres humanos han cometido muchos errores, e incluso crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, grandes imperios, déspotas y tiranos han desaparecido con el tiempo. La experiencia cristiana nos enseña que, desde Jesús, la verdad, la justicia, la vida y la libertad sobreviven. Lo fundamental es que las víctimas puedan actuar con eficacia, sin perder la esperanza.

Hoy, en Ecuador como en otros países de América y del mundo, se viven tiempos marcados por el miedo y la incertidumbre. El poder responde con una estrategia de “guerra interna” que no ha logrado abrir salidas reales. Monseñor Antonio Crameri, obispo de Esmeraldas, lo expresó con fuerza en un reciente comunicado:

“Hoy, en las lágrimas de este pueblo… escucho un clamor grande por la paz y por la justicia social. Se escucha en nuestras calles y plazas, en nuestros campos, ríos y mares que están teñidos de luto y silenciados por el miedo, en el llanto de las familias que han perdido hijos e hijas, en el dolor de niñas y niños que buscan a sus padres, y en el clamor de una tierra fértil que solo ansía florecer en paz y que es constantemente arrasada por el extractivismo, la contaminación y promesas incumplidas…” (20 de mayo de 2025).

El miedo, la amenaza del criminal, del sicario o del secuestrador, acecha especialmente a los más pobres, a quienes ya están casi en total indefensión. Esto nos expone a riesgos aún mayores: la indiferencia general, la normalización de la violencia o la conversión del Estado en una máquina represiva y autoritaria. Como país, estamos heridos. Vivimos sumidos en el horror y el terror. La cultura del miedo está destruyendo los lazos de solidaridad. Aterrados, nos cerramos, cultivamos el individualismo, y dejamos de mirarnos como prójimos.

Por eso, en este contexto de dolor, hacemos nuestro el pedido de Monseñor Crameri:

“Pido que los puños cerrados por el odio y el resentimiento se abran para estrecharse las manos, que los gritos y llantos de dolor se transformen en memoriales de esperanza y de no repetición. Que con el dolor y la sangre derramada broten vástagos de un futuro compartido de justicia social y esperanza, de paz y armonía”. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.