Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. No. 290 – 25 de mayo
de 2025
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¡Vencer el miedo dando Dignidad!
“La paz comienza con cada uno
de nosotros: con la forma que miramos a los demás, escuchamos a los demás y
hablamos de los demás. Por lo tanto, cada uno debe evitar el orgullo y medir
también su lenguaje, para poder avanzar en esperanza”. S.S. León XIV.
La dignidad humana es un valor inherente, inalienable y
universal, fundamento de la doctrina social del Evangelio. Todos, sin
distinción, hemos sido creados a imagen de Dios, redimidos por Cristo y
llamados a vivir en plenitud, en relación fraterna con los demás y con toda la
creación.
Para alcanzar esa plenitud, los seres humanos debemos
conquistar la libertad. Para ello hemos sido dotados de inteligencia, voluntad,
cuerpo, emociones y afectividad. Pero la libertad no es algo dado ni hecho: es
una construcción permanente, una tarea diaria. Y para que esa libertad sea
auténtica, debe ser solidaria, generosa, austera y comunitaria.
Alguien podría pensar que el proyecto de Dios tuvo desde
el inicio una “falla”: habernos dado la capacidad de buscar ser libres. Tal vez
—dirían— todo habría sido más simple si nos hubiera creado “buenos” por
defecto, sin posibilidad de elegir, hechos solo para hacer el bien. Pero como
alguna vez dijo un joven frente a esa idea: “¡Qué aburrido vivir entre
angelitos y ser uno de ellos!”. Dios nos dio la capacidad de equivocarnos y
también de rectificar; de caer y volver a comenzar.
A lo largo de la historia, los seres humanos han cometido
muchos errores, e incluso crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, grandes
imperios, déspotas y tiranos han desaparecido con el tiempo. La experiencia
cristiana nos enseña que, desde Jesús, la verdad, la justicia, la vida y la
libertad sobreviven. Lo fundamental es que las víctimas puedan actuar con
eficacia, sin perder la esperanza.
Hoy, en Ecuador como en otros países de América y del
mundo, se viven tiempos marcados por el miedo y la incertidumbre. El poder
responde con una estrategia de “guerra interna” que no ha logrado abrir salidas
reales. Monseñor Antonio Crameri, obispo de Esmeraldas, lo expresó con fuerza
en un reciente comunicado:
“Hoy, en las lágrimas de este pueblo… escucho un clamor
grande por la paz y por la justicia social. Se escucha en nuestras calles y
plazas, en nuestros campos, ríos y mares que están teñidos de luto y
silenciados por el miedo, en el llanto de las familias que han perdido hijos e
hijas, en el dolor de niñas y niños que buscan a sus padres, y en el clamor de
una tierra fértil que solo ansía florecer en paz y que es constantemente
arrasada por el extractivismo, la contaminación y promesas incumplidas…” (20
de mayo de 2025).
El miedo, la amenaza del criminal, del sicario o del
secuestrador, acecha especialmente a los más pobres, a quienes ya están casi en
total indefensión. Esto nos expone a riesgos aún mayores: la indiferencia
general, la normalización de la violencia o la conversión del Estado en una
máquina represiva y autoritaria. Como país, estamos heridos. Vivimos sumidos en
el horror y el terror. La cultura del miedo está destruyendo los lazos de
solidaridad. Aterrados, nos cerramos, cultivamos el individualismo, y dejamos
de mirarnos como prójimos.
Por eso, en este contexto de dolor, hacemos nuestro el
pedido de Monseñor Crameri:
“Pido
que los puños cerrados por el odio y el resentimiento se abran para estrecharse
las manos, que los gritos y llantos de dolor se transformen en memoriales de
esperanza y de no repetición. Que con el dolor y la sangre derramada broten
vástagos de un futuro compartido de justicia social y esperanza, de paz y
armonía”. #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la
fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz,
resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar,
reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
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