Con los ojos
fijos en Él
en
la realidad y la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 144– 7 de agosto 2022
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Partidos políticos vacíos de
democracia
“… vivir el encuentro político como un encuentro fraterno,
especialmente con aquellos que están menos de acuerdo con nosotros. La política
es también reflexión, es decir, formulación de un proyecto común… la política
es acción, y no un mero espacio "de debate e intercambio". Por lo
tanto, es necesario que los mismos conduzcan a un “compromiso concreto”. La
política es 'la forma más elevada de caridad'” (Papa Francisco, mayo 2022).
La
Democracia pretende que las decisiones políticas se tomen en beneficio de las
mayorías que eligen a sus mandatarios. Sin embargo, en Ecuador como también en
otros países, gobiernos inclusive elegidos legalmente, concentran el poder en
un pequeño grupo social que favorece sus propios intereses, en perjuicio de la
mayoría de la población. Y esto se da en gobiernos de derechas como de izquierdas.
Los
grandes sectores e intereses sociales deben ser representados por los partidos
políticos, que con distintas visiones sobre la realidad aplican las políticas y
acciones necesarias para lograr el país propuesto en su plan de gobierno. Partidos
que conscientes de las necesidades populares y con soluciones eficaces y
factibles para esos problemas, deben proponer candidatos coherentes, sin rabo
de paja y con la capacidad necesaria para el cargo.
La
Democracia permite que la opinión del pueblo se oiga en los estamentos de
poder, razón por la cual se requiere de partidos políticos sólidos, coherentes,
transparentes y representativos. Ecuador, como otros países de América Latina,
va perdiendo el sentido de la Democracia, expresado, entre otras
manifestaciones, en la degradación de sus partidos políticos: la gran mayoría
son inestables, dependientes de un caudillo, huérfanos de una militancia activa,
sin formulaciones ideológicas claras y consistentes, carentes de
representatividad y legitimidad y muy dispersos, que buscan alcanzar alguna
dignidad eleccionaria para desde ahí gestionar sus propios intereses y
ambiciones.
Las
crisis económicas, la exclusión social y la corrupción, generadas y alimentadas
por los partidos y movimientos políticos, los han desprestigiado inmensamente. El
pueblo ha dejado de creer y confiar en su acción. Hoy son estructuras atomizadas, caudillistas,
poco representativas, frecuentemente sumergidas en corrupción, que a menudo
arriendan o compran candidaturas en tiempos electorales. La Democracia ha dejado de funcionar y la política
ha perdido prestigio y representatividad. La práctica política ha sido
desplazada por una enfermiza politiquería.
Para
las próximas elecciones seccionales (febrero 2023) se cuentan por cientos, y
las candidaturas por miles, con frecuencia poco calificadas y menos reconocidas
por su coherencia cívica y de servicio a la sociedad. Cuando son elegidos,
representan fracciones mínimas del electorado, debido a la gran dispersión
electoral existente, por lo que tienen una débil legitimidad.
Una
de las mayores amenazas a la supervivencia del Estado y de las instituciones
públicas es una Democracia vacía de ciudadanía, evidenciada en un sistema
decadente y carente de representatividad, que implementa mecanismos
clientelares proclives a la corrupción y que frustra las legítimas demandas
populares. La inestabilidad política, la inseguridad y el malestar ciudadano
son una mera fachada que esconde un vacío social.
La
responsabilidad política y el empoderamiento poblacional en la gestión de su
destino es condición histórica para la supervivencia institucional y el logro
del bien común.
El restablecimiento de un sistema
ético sólido y representativo de los partidos es una necesidad histórica e
ineludible por lo que, aunque su construcción puede tomar tiempo, deberíamos
mancomunadamente y como resultante de un pacto social, reformular la Ley de Partidos
Políticos y el Código de la Democracia. Decir basta a una farsa derivada de una
malsana politiquería que sacrifica al quehacer político. La auténtica política
propende el bien común y dignifica a sus actores, creando las condiciones para
el desarrollo integral de los pueblos. · #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos
fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros
de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de
estas cartas.
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