Con los ojos
fijos en Él
en
la realidad y la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 143– 31 de julio 2022
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Vamos
a arriesgar la Vida
En verdad les digo: Si el grano de trigo no cae en tierra y
muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. (Juan 12,24).
Nadie tiene
amor más grande que quien da la vida por sus amigos. (Juan 15, 13).
El
martes 21 de julio de 1987, la Hna. Inés Arango y Mons. Alejandro Labaka
entregaron su vida al intentar contactar con los Tagaeri. Eran tiempos difíciles en los que se valoraba
más, como hoy, el beneficio económico sobre la vida de los pobres y
marginados. Una compañía petrolera se acercaba
peligrosamente a esa comunidad y había amenaza de violencia. Sabían de los riesgos, días antes al
encuentro con los Tagaeri, Mons. Alejandro dijo que “si no vamos
nosotros, los matan a ellos”.
La
espiritualidad de estos grandes misioneros se nota en que “Dios quiere que
entremos hasta espiritualmente desnudos.
Nuestra tarea fundamental y prioritaria es descubrir las ‘semillas del
Verbo’ en las costumbres, cultura y acción del pueblo Huaorani”, escribió Mons.
Alejandro; “Si muero me voy feliz y ojalá nadie sepa nada de mí. No busco nombre… ni fama. Dios lo sabe” escribió en su Testamento la
Hna. Inés. Juan Pablo II, en 1997,
reconoció a Inés y Alejandro como "testigos de la fe". Actualmente se sigue la causa para su
beatificación.
En
la selva eran caminantes de mochila y botas, y navegantes en los caudalosos
ríos de Orellana. Como buenos pastores,
dieron la vida por su rebaño, ejemplo de una Iglesia en salida, en busca de
marginados y descartados, como pide el Papa Francisco.
Han
pasado 35 años y su ejemplo sigue vivo e inspira a muchas personas. Cada año se realizan caminatas hasta el Coca para
celebrar su martirio, partiendo desde Orellana, Sucumbíos y Quito. Caminan en un ambiente de alegría y de
hermandad, también con botas y mochila. Son días de reflexión sobre Inés y Alejando, de oración a Dios y de
defensa y celebración de la vida. Auténticas
peregrinaciones en las que se establecen compromisos para continuar con la
lucha en defensa de los derechos humanos, de las nacionalidades y pueblos, de
las familias mestizas y de la naturaleza.
Los
tiempos han cambiado y algunas amenazas siguen presentes: el extractivismo
descontrolado aún es una opción inevitable para asegurar el sostenimiento de la
economía nacional, por eso se priorizan los intereses de las multinacionales
antes que el derecho de nuestra casa común.
Los
ejemplos de vida de Inés y Alejandro han cambiado conciencias. Hoy sigue retando y dando frutos: los pueblos
y nacionalidades indígenas hacen oír su propia voz y junto con las comunidades
mestizas defienden sus derechos, el pueblo se moviliza para lograr una mayor
justicia y equidad, las mujeres y jóvenes reclaman igualdad y la Iglesia de
Aguarico es referente para esta esperanza. Las compañías ya no tienen carta blanca para hacer lo que quieran sin
rendir cuentas a nadie. Con los años, se ha configurado una espiritualidad muy
particular y fuerte alrededor del legado dejado por Alejando e Inés. Niños, jóvenes y adultos conocen de cerca y
siguen los pasos de estos dos grandes misioneros.
Muchas
instituciones siguen a Inés y Alejandro, algunas de inspiración cristiana,
otras desde los derechos humanos, de los pueblos y el cuidado y preservación de
la naturaleza. Hay organizaciones
indígenas y populares creadas con el apoyo de la Iglesia, y que, poco a poco,
van conquistando sus propias reivindicaciones.
Nos hacemos eco del himno de la
caminata:“Hoy nuestro camino no tiene fronteras, ni de tiempo ni
lugar. Somos caminantes, somos
misioneros, mensajeros de Jesús. ¡Vamos
a arriesgar la vida por el Evangelio, sin reservas ni temor, Con Cristo! hoy es
nuestro reto: construir un mundo de justicia e igualdad, es nuestro destino: la
misión. Somos de esa gente que no
tiene miedo a la muerte y al dolor.
Somos los profetas de los nuevos tiempos, mensajeros de la paz. Somos muy conscientes de lo que implica ser
testigos de Jesús. No queremos nunca ser
indiferentes al dolor de los demás”. · #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos
fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros
de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de
estas cartas.
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