Al dolor causado por el terremoto?
Cuando un acto de la naturaleza como
el terremoto ocurrido en nuestra querida costa ecuatoriana causa
tanta destrucción, no sólo son los edificios, las casas y los
caminos en los que se puede ver el impacto de su fuerza, sino sobre
todo en las personas afectadas por este evento.
La perspectiva de la Justicia
Restaurativa, basada en la satisfacción de las necesidades humanas,
nos guía a posar nuestros ojos en la urgencia de suplir las
necesidades que emergen de los cuatro aspectos de nuestro ser
mencionados arriba. El cuerpo necesita lo material, tal como agua
pura para beber, techo para guarecerse y comida para sostenerse.
La mayoría de los esfuerzos se
centran en este aspecto fundamental, ya que los humanos necesitamos
comer y descansar para mantenernos con energía suficiente. Empero,
lo que ayuda a los sobrevivientes de este acto de la naturaleza va
más allá de lo material es el cariño y la preocupación genuina de
aquellos que aúnan sus esfuerzos para su bienestar.
El corazón siente el amor, la
compasión y la solidaridad. Basada en esas emociones que ayudan a
recuperar la confianza en la vida, la mente empieza a recuperarse del
choque, de la ruptura con lo normal, e inicia el proceso de
adaptación y creación de algo nuevo lidiando con las nuevas
circunstancias. El espíritu fortalece en cada instante y guía e
inspira a que la resiliencia total se fortifique.
Cuando tenemos claro nuestras
diversas necesidades, aquellos que desean ayudar se vuelven más
eficientes. Las/os ecuatorianas/os tienen una sensibilidad innata
para apoyar y lo han hecho y lo seguirán haciendo maravillosamente.
Y lo más importante es que lo estamos haciendo juntos. Esa es la
riqueza de los procesos restaurativos: todos colaboran, cada uno
proporciona lo mejor de si. No todos tienen que hacer todo, sino cada
uno su parte.
Pero el sendero a caminar para la
restauración es largo y se beneficia de la constancia. Al elegir dar
de lo poco o mucho que tenemos o de los poco o mucho que somos, las
vicisitudes se hacen más llevaderas y eventualmente todos
encontraremos el significado más profundo a este acto de la
naturaleza que nos recuerda lo que es verdaderamente importante en la
vida: la totalidad humana en su hermandad.
Charito Calvachi-Mateyko
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