Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe
Comisión ecuatoriana Justicia
y Paz
carta No. 248 – 4 de agosto
2024
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¡Resolver juntos nuestros
problemas!
La democracia tiene
inherente un gran e indudable valor: el de estar "juntos", el de que
el ejercicio del gobierno tenga lugar en el contexto de una comunidad que se
confronta libre y secularmente en el arte del bien común, que no es sino un nombre
diferente de lo que llamamos política. Democracia es resolver juntos los
problemas de todos. Papa Francisco, En el Corazón de la Democracia, 2023.
En
Ecuador en febrero de 2025 acudiremos a las urnas, pero de hecho ya estamos
asistiendo a una campaña anticipada, no oficial de los diversos actores
políticos que se aprestan a una lucha por llegar al poder en esas elecciones.
En la población ecuatoriana hay cierto hastío, decepción y cansancio
electorero, estamos cayendo en lo que Papa Francisco llama el "escepticismo
democrático".
Más
grave aún, hay sectores políticos que promueven la polarización y confrontación
en la ciudadanía que pueden generar, en casos extremos, algunos hechos de
violencia. Esto no ocurre solo en nuestra patria, lo vemos, quizás con mayor
virulencia, en países hermanos como Venezuela o Perú, incluso esto mismo se da
en los Estados Unidos de Norteamérica.
Es
claro que en política es legítimo el deseo de acceder al poder, lo que no es
lícito ni democrático es pretender adueñarse de todas las instancias del
Estado, buscando un poder casi absoluto y quebrando los necesarios equilibrios
que establecen la constitución y las leyes. Para conseguir esos fines utilizan
diversas estrategias como la intimidación, la confrontación o la contaminación
de la opinión pública con la complicidad de algunos medios y las novedosas
redes sociales.
En
muchas ocasiones son los poderes en la sombra, a los que nadie ha elegido ni
conoce, los que definen y marcan las políticas públicas, defendiendo y
fortaleciendo sus intereses sectoriales y olvidándose del pueblo y del bien
común. Esto obedece también a que la gran mayoría de nuestros partidos o
movimientos políticos carecen de una ideología que responda a un plan de
gobierno consistente y concreto para el desarrollo del país. Así vemos que
aparecen candidatos totalmente advenedizos, oportunistas, improvisados, cuya
principal carta de presentación es su ambición personal de poder y su deseo de
figurar para lo cual encuentran con facilidad tiendas políticas de alquiler,
presta nombres y que se ofrecen al mejor postor.
Sin
duda en este momento que se están estableciéndose 'las candidaturas’, es
posible que fluyan pugnas internas en los partidos y aparezcan candidatos y
candidatas sin ideología ni pensamiento consistente y coherencia en sus
acciones.
Tenemos
claro que una auténtica democracia es más que el mero ejercicio de sufragar. En
campaña vemos a los políticos que ofrecen maravillas y, cuando ganan las
elecciones y acceden al poder, se olvidan de sus mandantes, de sus ofertas, de
sus necesidades y esperanzas e incumplen sus promesas, pero promueven y apoyan
los intereses concretos de ciertos grupos económicos y/o financieros.
Tenemos
una democracia formal, representativa, ejercida con el voto, pero no es
realmente participativa ni da respuesta a las necesidades de empleo, salud,
educación y seguridad de las grandes mayorías. Sin duda, como pueblo,
necesitamos formación política que nos permita superar ese escepticismo,
confusión y anomia, para superar las dolorosas situaciones y generar cambios
necesarios y urgentes.
Solo
con educación cívica y política permanente romperemos la actual inercia
frustrante y paralizante, ese círculo vicioso de promesas incumplidas. Debemos asumir, con actitud
participativa y activa, desde nuestras familias, en los barrios y comunidades,
en los centros de educación, ante nuestros gobiernos autónomos descentralizados
y el gobierno nacional un compromiso que rompa con el engaño, la alienación y
el desinterés. Las quejas y los lamentos se diluyen y se pierden.
La
utopía del Señor Jesús: “Si alguno quiere ser el primero, que se haga el último
y el servidor de todos” (Marcos 9;35,) es un reto vigente, el poder de los
políticos es efímero. Ellos se sirven del pueblo, no le sirven. Solo
organizándonos y trabajando “juntos” construiremos un sistema democrático
participativo, diferente al que tenemos, enfocado al bien común y mediante el
esfuerzo conjunto, entre autoridades y pueblo, resolveremos los problemas que
nos aquejan a todos. #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la
fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz,
resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar,
reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
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