Con los ojos fijos en
Él
en
la realidad y la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 118– 6 de febrero 2022
------------------------------------------------
“Que nadie se sienta tranquilo…”
"Exhorto
a las instituciones y a cuantos tienen responsabilidad pública y social a que
promuevan cada vez más una cultura cuyo objetivo sea la reducción de la
exposición a los riesgos y peligros naturales… ¡Que las acciones concretas,
encaminadas al estudio y a la defensa de la casa común, reduzcan
progresivamente los riesgos para las poblaciones más vulnerables!" (Papa Francisco, 2017).
Es
frustrante no tener vivienda ni trabajo ni tierra para cultivar… en esas
condiciones, no se tiene ingresos suficientes ni paz ni seguridad, no se puede
planificar el presente y menos el futuro.
Solo hay espacio para la angustia, el engaño, la explotación…. Los carroñeros de la pobreza se aprovechan de
esas necesidades insatisfechas para 'vender humo'; los traficantes de tierras
les 'organizan' para invadir terrenos en lugares peligrosos, sin ninguna
infraestructura básica…. Ellos saben que el pueblo 'sufrido y aguantador' lo
único que quiere es tener algo propio donde guarecerse. Así, desde hace décadas, nuestras ciudades se
han expandido sin ningún control por cualquier lugar, desafiando a la
naturaleza y en sitios que nunca debieron poblarse.
Las
tragedias de La Comuna y La Gasca en Quito; El Palmar, Pucayacu y Guasaganda en
Cotopaxi; las inundaciones y deslaves por las crecientes de los ríos; la
deforestación, el relleno de las quebradas de manera indiscriminada y
antitécnica, afectan directa y principalmente a sectores populares de las
ciudades y poblaciones en todo el país. Son manifestaciones de la geoeconomía
de la inequidad, de la politiquería, del clientelismo, del tráfico de
influencias y de tierras, de la corrupción sistemática en instituciones
encargadas del ordenamiento territorial y del uso del suelo. La improvisación,
las invasiones, los riesgos inminentes son el denominador común de estos
desajustes urbanísticos que crean peligro y generan riesgo e inseguridad.
Las
áreas de protección (bosques, laderas, quebradas, riberas, esteros, etc.) son
espacios para la invasión, donde las políticas municipales están ausentes, por
lo que 'viven a la buena de Dios', pero en un estado de vulnerabilidad
permanente. Cuando la desgracia llega, provocada
por algún "fenómeno natural", según las autoridades, pero también generada
por irresponsabilidades institucionales históricas, la factura es alta y quedan
en evidencia todas las anomalías estructurales.
Millones
de ecuatorianos viven en esta incertidumbre, tanto que la sociedad ve estas
disfuncionalidades como algo normal. Cuando hay tragedias como las mencionadas,
nos escandalizamos y solidarizamos con las víctimas, pero la manipulación de la
información y la corrupción de las autoridades de turno, producen impunidad y a
corto plazo se cometen los mismos errores, a veces criminales.
Estamos
sumergidos en un caos de proporciones inimaginables, tropezamos en la misma
piedra una y mil veces, la historia la repetimos, las equivocaciones las
multiplicamos, estamos en una desbandada nacional, cada uno agarra por su
lado. Nada nos identifica ni nos une. A pesar de estar sumidos en la incertidumbre,
trabajar para superarla es una consideración ausente del imaginario social.
Frente
a esta situación, vale recordar las palabras de Juan Pablo II en el Guasmo
(Guayaquil, 1985): "Que nadie se sienta tranquilo mientras haya en el
Ecuador un niño sin escuela, una familia sin vivienda, un obrero sin trabajo,
un enfermo o un anciano sin adecuada atención".
La realidad
exige superar, como sociedad, la incertidumbre y el individualismo, para construir
un país que se identifique con un proyecto común, integral e inclusivo. Que se consolide y venza, de a poco, todos
estos acontecimientos que estremecen al país, que lo desangran, que lo mutilan. Y lo más importante, que no perdamos la
memoria, para que sancionemos a los culpables, rectifiquemos lo que hicimos mal
y todos cuidémonos de no cometer a futuro los mismos errores que incluso
costaron vidas y reclaman justicia. · #ComuniquemosEsperanza
Con
los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros
de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de
estas cartas.
Me ha dolido esta verdad "Es frustrante no tener vivienda ni trabajo ni tierra para cultivar… en esas condiciones, no se tiene ingresos suficientes ni paz ni seguridad, no se puede planificar el presente y menos el futuro", así expresa también la señora Esmeralda mientras recicla en las calles de Quito por las noches. Su mayor deseo, después de tener comida cada día y salud, es tener una casa propia...
ResponderEliminar