en
la realidad y la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 32 – 14 de junio 2020
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Aún tenemos
la esperanza de que algo cambiará, que la nueva normalidad, impregnará la recuperación de los valores que nos
definen como cristianos: restaurar el
concepto de comunidad, vivir y
practicar el Amor -con mayúscula-, la fraternidad, la solidaridad, la
responsabilidad, la entrega, la honestidad, la humildad, la sencillez, la
condescendencia, la honradez, la confianza, la gratitud, la coherencia... Una
sociedad nueva en ciernes, que cuide a los demás mientras se cuida a sí
misma.
Coherencia ética para ser mejores
Conforme
cambia el color del semáforo, la gente sale a las calles y trata de retomar la
convivencia diaria... y de repente, aparece el 'hombre viejo', el aprovechado y aprovechador, que irrespeta el
distanciamiento social en las necesarias y molestosas filas. Se aglomera en las ventas callejeras, en
buses, en el ingreso a locales. Nuevamente
comprar sin planificar, endeudarse sin respaldo, pues hay que aparentar y 'quedar bien', eso en lo pequeño, en
nuestro medio, con nuestros vecinos, con los ciudadanos de a pie.
¿Qué
decir de aquellos que tienen poder e influencias políticas, sociales,
económicas y hasta religiosas?, siguen con el 'negocio' ilícito, con el dar y recibir coimas, con la
especulación, con el vender y comprar con sobreprecios, sin importar ni la
salud ni la vida de los afectados por la pandemia o por la pobreza.
La
falta de coherencia como sociedad vuelve a tomarse la cotidianidad. Por un lado, la esperanza de un mundo mejor!,
por otro -en la práctica-, lo más negativo del ser humano y la sociedad
relativista, pragmática, utilitarista, inmediatista y con un grosero
materialismo, donde 'al final, la vida
sigue igual'.
Algo
similar pasa con el medio ambiente: los cielos límpidos, azules, brillantes...
de nuevo contaminados, los ríos recibiendo los desechos de las industrias, los
campos absorbiendo químicos para intensificar la producción...
Si no
hay formación de las conciencias desde niños y por el resto de la vida, más una
constante actitud crítica para una reconstitución ética permanente... no habrán
personas con principios, valores ni una práctica coherente con lo que dicen. Entonces, la sociedad se pervierte e incluso
inconscientemente se convierte en 'escuela
de corrupción, impunidad, mentira y muerte'.
'La
ética es la medida universal del auténtico bien humano', por lo que los individuos en
uso de su libertad, somos responsables de nuestras acciones y de las
consecuencias que generen. El ser
humano, por naturaleza, origen y definición es un ser en sociedad, al actuar en
forma libre, sin presiones o coacciones que tuerzan sus objetivos, hábitos,
costumbres e ideologías, debe responder por todo aquello que hace o que ha
dejado de hacer y su impacto, en mayor o menor grado en su entorno, comunidad,
en su relación con los demás.
“Necesitamos
interrogarnos profundamente sobre el destino final de la vida, capaz de
restaurar dignidad y significado al misterio de sus afectos más profundos y
sagrados. La vida del hombre, hermosa de
maravillar y frágil de morir, va más allá de sí misma: somos infinitamente más de lo que podemos hacer por nosotros mismos” (Papa
Francisco, 2018).
Justicia y Paz llama la atención de todos y
especialmente de los cristianos y solicita, pide, ruega, coherencia en la
actitud de los ciudadanos. Coherencia
para ser mejores, para lograr una sociedad más humana, justa, solidaria,
distinta de aquella que con la pandemia, se supone, debió quedar en el pasado.
Que la esperanza
nos motive y anime cada día a superar nuestras debilidades, para recuperar
nuestros valores éticos y vivir en el futuro inmediato, días mejores para
todos. · #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la
Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los Observatorios de Política
y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para
analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
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