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viernes, 20 de marzo de 2020

Carta No. 21: Amar al prójimo es… ¡Quedarse en casa!


Con los ojos fijos en El
en la realidad y la fe


Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 21 - 20 marzo 2020
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Es momento de la disciplina.  Debemos acatar todas las medidas que nuestras autoridades están siguiendo de los protocolos que dicta la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de los expertos, que ya han manejado la crisis en China, Corea del Sur o Taiwán, que recomiendan acoger ordenadamente las disposiciones gubernamentales.  Es momento de la responsabilidad compartida, de informarnos adecuadamente - solamente de fuentes oficiales y calificadas, y NO difundamos noticias falsas.

Amar al prójimo es… ¡Quedarse en casa! 


El Coronavirus llegó y probablemente para quedarse y poner a prueba nuestra capacidad de unirnos para vencer un enemigo común, el COVID-19.
En esta primera etapa de contagio, es fundamental que como sociedad actuemos unidos, si no colapsará al sistema sanitario y hospitalario.  Tenemos la oportunidad de demostrar, con acciones concretas, nuestro amor al prójimo.  Simplemente si nos quedamos en casa estamos amando al prójimo, protegiendo al hermano de aquí y de allá, y de paso nos estamos protegiendo nosotros mismos.  Además, como dice Francisco: En estos días difíciles podemos volver a descubrir aquellos pequeños gestos concretos de proximidad hacia las personas más cercanas a nosotros… Son gestos importantes, decisivos.  Si sabemos vivir así estos días no se desperdiciarán (18/03/2020).
Es momento de Quedarnos en casa, con la familia y sus valores, de encontrarnos en los ojos del que vive conmigo, de volver a conversar franca y largamente, de fortalecer nuestra mente, nuestro corazón y nuestro cuerpo al calor de la alegría y la comunicación familiar para enfocarnos en aquello que es verdaderamente importante: compartir el amor.
Quedándonos en casa, cuidamos y protegemos a los más vulnerables: nuestros padres y abuelos, así como a las personas con patologías subyacentes, para quienes debemos orientar nuestra atención y preocupación.  Es el momento de la solidaridad efectiva y concreta.
Con nuestra profunda vocación humana y cristiana, debemos velar por aquellos hermanos que están enfermos y sus familias, los desprotegidos por la inequidad y la injusticia, debemos organizarnos para cuidar a los indigentes, a los desempleados, a los migrantes, a los que carecen de un centro de salud cercano... a todos quienes por nuestro descuido les puede costar la vida.
En esta batalla, que solamente juntos la venceremos, nuestra primera línea de defensa son los médicos, enfermeras y servidores de la salud: el ejército que nos está atendiendo y a quienes debemos reconocer, apoyar y agradecer.
Los hospitales son más importantes que cualquier poder, tecnología o arma de guerra de última generación, por lo que debemos apoyarles y dotarles de todo lo necesario para que atiendan pronta y eficientemente a los enfermos.
Como hijos de Dios, como creyentes, como cristianos, como hermanos en Cristo Jesús, estamos para amarnos incondicionalmente, para cuidarnos mutuamente, para apoyarnos y protegernos, para solidarizarnos, para unirnos y respaldarnos.
Al quedarnos en casa en esta cuarentena, vivimos los grandes valores humanos y cristianos.  Al quedarnos en casa nos solidarizamos con los más débiles y vulnerables.  Al quedarnos en casa amamos al prójimo como el Señor Jesús nos ama.
Recuerde que somos gente buena, valiente, luchadora y solidaria, y nos llegará, sin duda alguna, el día en que nos abracemos con alegría y sencillez de corazón.  Saldremos adelante, fortalecidos en los principios y valores que nos servirán para cambiar las inequidades existentes y convivir con más justicia que antes en un país colmado de Paz. ·

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.