Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe
Comisión ecuatoriana Justicia
y Paz
carta No. 236 – 12 mayo 2024
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¡Vino nuevo en odres
nuevos!
“Ciertamente que, en
la vida, como en sus diferentes configuraciones y estructuraciones, hay mucho
que mantener, por esa ley humana de la estabilidad y continuidad que le da
sentido a la armonía básica de todo crecimiento, pero no es menos cierto que la
auténtica humanidad crece y se desarrolla, como tal, por osados saltos de
novedad, por el bienaventurarse detrás de alternativas inéditas”. Papa
Francisco.
El
presente tiene raíces en el pasado, el no tener conciencia de los errores pone
en riesgo volverlos a cometer. Así también, los esfuerzos
y logros del pasado explican muchos de los aciertos del presente. La historia
de nuestros pueblos y naciones es como un cordel de muchos colores, con nudos,
quiebres vueltos a unir, a veces figuras desconocidas y otras muchas que vienen
desde siempre. Una constante en la historia es el afán de la mayoría de construir
días mejores para todos. Es común, por ejemplo, escuchar a personas que dicen
“yo hago cualquier cosa, con tal que mis hijos no tengan que pasar por lo que
yo he pasado”. Esta frase parece ser la semilla del desarrollo.
Lo
más importante de este proceso es coincidir todos, o al menos la mayoría, a una
visión común de a dónde queremos llegar. Esto se conoce como una “visión de
futuro”.
Hay
formas distintas de ver el futuro. Para los cristianos, el futuro compromete la
realidad del aquí y ahora, así como la esperanza de creer firmemente en lo que
construimos cotidianamente de manera colectiva y solidaria para hacer realidad
el Reino de Dios. La visión de futuro debe ser formulada y aprobada mediante el
diálogo, el debate, la inclusión sin exclusiones de ningún tipo. Tampoco caben
los mesianismos, ni los populismos de derechas ni de izquierdas.
La
mayoría de las personas están convencidas que la visión de futuro está asociada
al poder, al tener y al aparecer. Socialmente nos hemos olvidado del servicio,
del compartir y de ser auténticos. Queremos que cambie el tejido social sin iniciar
con un cambio personal. Seguimos colocando porfiadamente el vino nuevo en odres
viejos, y el vino nuevo revienta los odres viejos. Para construir el futuro “no debemos
tener miedo de dejar los "odres viejos": es decir, de renovar los
hábitos y las estructuras… que ya no responden a lo que Dios nos pide hoy para
que su Reino avance en el mundo…" (Papa Francisco).
Los
partidos políticos y las instituciones gubernamentales son esos odres viejos
que evitan renovarse. Están fatigados, desconectados, por eso son incapaces de
sintonizar y procesar la realidad socioeconómica, política, cultural, que es el
vino nuevo, por ello no proponen, ni impulsan, ni garantizan procesos que
respondan a la gravísima situación en la que viven las personas más pobres y
vulnerables. La visión de futuro que tienen es pacata, excluyente y al margen
de los intereses colectivos.
El
Ecuador está todavía lejos de vivir una democracia real; los partidos políticos
no practican la democracia que dicen propugnar, se han convertido en tiendas
electoreras, no presentan proyectos políticos, les interesa el triunfo de sus
candidatos, allegados al cacique del grupo, muchos sin identificación
partidaria y peor aún, sin cualificación moral y administrativa. Los gobiernos
elegidos en este sistema irregular y tramposo llegan a apoderarse del poder
como que les perteneciera en propiedad, olvidando a sus mandantes y ejerciendo
las diversas funciones del Estado a su capricho y beneficio. La consecuencia ha
sido una dramática situación de corrupción e impunidad.
Es
inminente construir y consolidar una visión de futuro, saber qué queremos para
nosotros y para nuestros hijos. Hay numerosas experiencias exitosas de
autogestión, sobre todo en sectores rurales y urbano marginales que son ejemplo
de productividad, cooperación, eco-calidad, cuidado del medio ambiente,
ocupación de mano de obra, abaratamiento de costos de producción, empleo de
energías alternativas, valoración e igualdad de oportunidades para hombres y
mujeres. Allí están las semillas de futuro que buscamos. Vino nuevo en odres
nuevos. #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la
fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz,
resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar,
reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
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