Con los ojos
fijos en Él
en la realidad y la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 83 – 6 de junio 2021
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Entre la resistencia civil y la
protesta
"…si
la voluntad de los gobernantes contradice a la voluntad y a las leyes de Dios,
los gobernantes rebasan el campo de su poder y pervierten la justicia. Ni en este caso puede valer su autoridad,
porque esta autoridad, sin justicia, es nula" (León XI, Diuturnum lllud, 11).
La principal
misión del poder es el bien común, hacia el que debe orientarse toda acción
política de gobernantes y gobernados.
Vivir dentro del marco de la Constitución y la Ley demanda y exige que
todos, sin excepción, las cumplamos sin pretextos ni privilegios. El momento
que se fractura esta dinámica, nacen las injusticias, los desencuentros, las
insatisfacciones, los reclamos… y pueden generarse circunstancias que motiven
la desobediencia civil o popular, pero es conveniente analizar y evaluar hasta
qué punto o en qué medida es justa, pertinente, viable…
La desobediencia civil es cualquier acto o proceso de oposición pública a una ley o una política adoptada, cuando quienes desobedecen tienen conciencia de la ilegalidad de lo dispuesto o de su inconveniencia para la búsqueda del bien común.
El derecho a la
resistencia es un conjunto de conductas que se expresan en el enfrentamiento
con el poder, bien con la protesta en las calles, o también jurídico, como el desconocimiento
o negación de la legitimidad de quien gobierna o de la emisión de disposiciones
arbitrarias desde el poder ejecutivo, legislativo o judicial, que son contrarias
a la Constitución y leyes, en contra de la dignidad humana. La obligación del
ciudadano, del cristiano en particular, es obedecer a Dios antes que a los
hombres.
Hay un deber
ético del poder, potenciar los pensamientos y acciones de los 'otros',
especialmente de los más débiles y que deben ser tomados en cuenta por quienes
ejercen ese poder. Si son ignorados o engañados, paulatinamente se generan una
serie de descontentos que van perfilando manifestaciones, al comienzo mínimas
pero que van creciendo como una bola de nieve.
Si se las desconocen se pueden volver incontrolables y con consecuencias
demasiado graves.
Las
manifestaciones, huelgas, paros son estrategias de desobediencia que utilizan
los sectores que se sienten ignorados, perjudicados o despreciados por medidas
económicas, políticas, sociales que golpean directamente su cotidianidad y que
son tomadas a sus espaldas y sin consideración alguna a su realidad.
Cuando el poder
es ejercido sin tomar en cuenta al pueblo y se implementan medidas sin dialogar
ni consensuar acuerdos que permitan ejecutarlas con impactos mínimos para los
sectores más vulnerables, surge una resistencia pasiva que se niega a
aceptarlas; si esas medidas se sostienen a pesar del reclamo pacífico, el nivel
de protesta se incrementa y se estructuran otras formas de desobediencia,
generalmente más violentas.
Sin embargo, también
se pueden manipular los instrumentos de la resistencia civil cuando se
promueven protestas, paros y otras acciones injustificadas, con el objetivo de
crear el caos y se abran las puertas para acciones que se definen como
revolucionarias en busca de transformar la situación y el orden actuales. El
abuso de la protesta es tan o más nocivo que la imposición injustificada del
poder.
Mientras haya una perspectiva de
entendimiento para tender puentes y derribar muros entre el poder y el pueblo,
las predisposiciones a la desobediencia se minimizan y se generan alternativas
de encuentro para juntos encontrar soluciones y salidas a la complicadísima
crisis social, política, económica, ética y sanitaria en la que estamos
sumergidos como país. · #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
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