Con
los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe
Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 209 – 5 noviembre 2023
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Caminos de solidaridad y fraternidad
No puedes amar
seriamente a los demás si no tienes esta raíz, que es el amor de Dios, el amor
de Jesús. El segundo aspecto que se desprende del mandamiento del amor. Vincula
el amor a Dios al amor al prójimo y significa que, amando a los hermanos, nosotros
reflejamos, como espejos, el amor del Padre (Papa Francisco, 29 –11-2023, clausura
del Sínodo).
Estamos tan sufridos y angustiados, pero no reaccionamos ante
las situaciones de injusticia y las claras violaciones de los derechos de los
de los demás, incluso de los nuestros; rechazamos de boca lo que ocurre, pero
no actuamos ante las acciones de las mafias infiltradas en casi todas las
instituciones, mafias que han generado tantas muertes irracionales. Parecemos
resignados a esta situación y confiamos en librarnos pasando desapercibidos o,
como decimos vulgarmente, “de agache” ante tanto dolor y sufrimiento.
Desconfiamos que con el nuevo gobierno haya un cambio
positivo y que se eviten las estériles pugnas políticas entre los poderes del
Estado… Pareciera que estamos condenados
a ser “sangre de Caín”, donde se mata al hermano porque se le ignora o
desprecia y se le ve como un enemigo al que hay que destruir y exterminar.
Vivimos en un tiempo donde el “sálvese quien pueda” es la
norma de sobrevivencia, hay un clima de insolidaridad, incluso en muchas
ocasiones los lazos familiares se han debilitado, igual que en el barrio o en
la comunidad. El quemeimportismo e individualismo son normas muy aceptadas.
Si queremos salir de este pozo, donde al parecer aún no
terminamos de tocar fondo, tenemos que comprometernos a cambiar y el primer
paso es dialogar entre los que pensamos distinto. No es fácil escuchar ideas
diferentes, sin ceder a la tentación de replicar o descalificar al contrario;
hay que ofrecer la propia contribución como un don para los demás y no como una
certeza absoluta. Debemos caminar juntos, asumiendo las diferencias y la
diversidad de intereses y culturas para llegar al bien común.
Siguiendo el llamado del último sínodo de la Iglesia
Católica, es impostergable e imprescindible generar esperanza, sanación,
reconciliación y restauración de la confianza en nuestro Ecuador. El nuevo
gobierno tiene que aprovechar la oportunidad que ha ganado legítimamente en las
urnas y el poco tiempo del que dispone; tampoco debe olvidar al 48 % que no le
apoyó con su voto y que excluirlo ahondaría la división del país y las
perniciosas pugnas que nos han sumergido en la situación actual.
Es de vital importancia un auténtico diálogo nacional con
todos los sectores de la sociedad: comunidades, indígenas,
afroecuatorianos, sindicatos, sectores
urbanos y rurales, industriales, empresarios y financieros, las organizaciones
populares, las de economía popular y solidaria, las de mujeres, de jóvenes y
jubilados, gremios profesionales y artesanales, para que haya una amplia representación local y nacional
que exprese las distintas posiciones y necesidades para llegar a consensos
básicos y mínimos, los fundamentales para encontrar soluciones a los problemas
más álgidos y complejos . Sólo así podremos tener un proyecto de país que
apunte al bien común y comience a construirlo.
No es suficiente que haya diálogos de distintos sectores por
separado, ya hemos visto que no funcionan. Todos debemos colaborar, no solo los
políticos, para construir una cultura de paz, justicia y hermandad, restaurando
los lazos de solidaridad entre ecuatorianos.
Como señaló el papa Francisco, debemos redescubrir la
fraternidad de base que nos una a todos, sabiendo que somos los prójimos y que
juntos debemos encontrar los caminos que nos saquen del pozo y nos proyecten a
un futuro mejor.
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la
Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los
miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a
través de estas cartas.
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