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martes, 7 de noviembre de 2023

carta No. 209: Caminos de solidaridad y fraternidad

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 209 – 5 noviembre 2023
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Caminos de solidaridad y fraternidad

No puedes amar seriamente a los demás si no tienes esta raíz, que es el amor de Dios, el amor de Jesús. El segundo aspecto que se desprende del mandamiento del amor. Vincula el amor a Dios al amor al prójimo y significa que, amando a los hermanos, nosotros reflejamos, como espejos, el amor del Padre (Papa Francisco, 29 –11-2023, clausura del Sínodo).


En Ecuador nos empeñamos en mirar hacia el pasado y en lamentarnos por las gravísimas circunstancias que padecemos en el presente. Estamos sumidos en las tinieblas, ahora no sólo metafóricamente por los apagones; sino por la violencia incesante, el temor y la inseguridad que atenazan nuestras vidas. La desconfianza y desesperación nos hacen timoratos y hasta cobardes.

Estamos tan sufridos y angustiados, pero no reaccionamos ante las situaciones de injusticia y las claras violaciones de los derechos de los de los demás, incluso de los nuestros; rechazamos de boca lo que ocurre, pero no actuamos ante las acciones de las mafias infiltradas en casi todas las instituciones, mafias que han generado tantas muertes irracionales. Parecemos resignados a esta situación y confiamos en librarnos pasando desapercibidos o, como decimos vulgarmente, “de agache” ante tanto dolor y sufrimiento.

Desconfiamos que con el nuevo gobierno haya un cambio positivo y que se eviten las estériles pugnas políticas entre los poderes del Estado…  Pareciera que estamos condenados a ser “sangre de Caín”, donde se mata al hermano porque se le ignora o desprecia y se le ve como un enemigo al que hay que destruir y exterminar.

Vivimos en un tiempo donde el “sálvese quien pueda” es la norma de sobrevivencia, hay un clima de insolidaridad, incluso en muchas ocasiones los lazos familiares se han debilitado, igual que en el barrio o en la comunidad. El quemeimportismo e individualismo son normas muy aceptadas.

Si queremos salir de este pozo, donde al parecer aún no terminamos de tocar fondo, tenemos que comprometernos a cambiar y el primer paso es dialogar entre los que pensamos distinto. No es fácil escuchar ideas diferentes, sin ceder a la tentación de replicar o descalificar al contrario; hay que ofrecer la propia contribución como un don para los demás y no como una certeza absoluta. Debemos caminar juntos, asumiendo las diferencias y la diversidad de intereses y culturas para llegar al bien común.

Siguiendo el llamado del último sínodo de la Iglesia Católica, es impostergable e imprescindible generar esperanza, sanación, reconciliación y restauración de la confianza en nuestro Ecuador. El nuevo gobierno tiene que aprovechar la oportunidad que ha ganado legítimamente en las urnas y el poco tiempo del que dispone; tampoco debe olvidar al 48 % que no le apoyó con su voto y que excluirlo ahondaría la división del país y las perniciosas pugnas que nos han sumergido en la situación actual.

Es de vital importancia un auténtico diálogo nacional con todos los sectores de la sociedad: comunidades, indígenas, afroecuatorianos,  sindicatos, sectores urbanos y rurales, industriales, empresarios y financieros, las organizaciones populares, las de economía popular y solidaria, las de mujeres, de jóvenes y jubilados, gremios profesionales y artesanales, para que haya  una amplia representación local y nacional que exprese las distintas posiciones y necesidades para llegar a consensos básicos y mínimos, los fundamentales para encontrar soluciones a los problemas más álgidos y complejos . Sólo así podremos tener un proyecto de país que apunte al bien común y comience a construirlo.

No es suficiente que haya diálogos de distintos sectores por separado, ya hemos visto que no funcionan. Todos debemos colaborar, no solo los políticos, para construir una cultura de paz, justicia y hermandad, restaurando los lazos de solidaridad entre ecuatorianos.

Como señaló el papa Francisco, debemos redescubrir la fraternidad de base que nos una a todos, sabiendo que somos los prójimos y que juntos debemos encontrar los caminos que nos saquen del pozo y nos proyecten a un futuro mejor.

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.




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