Con los ojos fijos en
Él
en la realidad y la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 89 – 18 de julio 2021
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Delincuencia y miedo social
“En cualquier caso, esta violencia que se comete «por
partes», en modos y niveles diversos, provoca un enorme sufrimiento que
conocemos bien: guerras en diferentes países y continentes; terrorismo,
criminalidad y ataques armados impredecibles; abusos contra los emigrantes y
las víctimas de la trata; devastación del medio ambiente”. Papa Francisco, 50 Jornada Mundial de la
Paz, 1 de enero de 2017.
Los medios de comunicación presentan cotidianamente un panorama de miedo debido al incremento constante de la delincuencia. En los últimos cinco años, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos - INEC, los homicidios por año crecieron: 2017: 972 casos; 2018: 994 casos; 2019: 1188 casos; 2020: 1372 casos; 2021 (hasta mayo): 860 casos.
Los asaltos a
personas, sea en casas, calles, plazas, parques, vehículos o locales
comerciales son cotidianos, cada vez con más peligrosidad y alevosía. Ya no
solo amenazan y someten con arma blanca o de fuego, ahora los delincuentes
utilizan otros elementos tan o más peligrosos, como rosear gasolina a la
víctima o a quien pretenda defenderlo.
La delincuencia
llena de miedo a la sociedad y paraliza cualquier acción de la ciudadanía. Los asaltantes son hombres, mujeres y ahora
también niños. Sí, niños, a quienes los padres o quienes los manejan, les
enseñan mecanismos para robar, asaltar, agredir y hasta matar. Estas escuelas
del delito callejero abren un itinerario de perfeccionamiento hacia el crimen
mayor. Algunos adolescentes y jóvenes, convertidos en sicarios, cometen
asesinatos violentos a cambio de dinero.
Es necesario
aclarar que no se es criminal debido a la pobreza. No confundamos pobre con
delincuente, el pobre trabaja para ganar su sustento y el de su familia, en
cambio el delincuente perjudica y daña de forma premeditada y violenta a otros.
El malhechor olvida el valor de la vida y ataca a mansalva, sin medir
consecuencias. La pobreza o desigualdad jamás justifica el robo, asalto,
secuestro o asesinato.
La ganancia
rápida y fácil se ha convertido en el objetivo principal para muchos, de allí
que el narcotráfico, sin importar el daño y muerte que genere, tiene muchos
adeptos y tentáculos. La prueba está en la actuación de las mafias que dominan
y asesinan a quienes se les oponen, dentro o fuera de los recintos carcelarios.
La corrupción en
la política es otra forma de delinquir y es el termómetro para la delincuencia
común, ante lo cual, cualquier ciudadano puede pensar que, si los líderes roban
y se aprovechan –hasta de la pandemia– para enriquecerse, por qué no hacerlo,
aunque sean pequeños objetos como un celular o una billetera.
También vemos
como en la protesta social, que es justa y necesaria, se infiltran quienes
distorsionan su propósito original y realizan acciones de vandalismo, saqueo,
destrucción y hasta crimen. Los casos son más que conocidos en nuestro país, en
América Latina y el mundo.
Es imperativa
una justicia seria que cumpla con sus deberes y facilite las causas, en lugar
de complicarlas y hacerlas impracticables, ya que "a ustedes, jueces,
corresponde hacer justicia, y les pido una especial atención en hacer justicia
en el campo de la trata y del tráfico de personas y, frente a esto y al crimen
organizado, les pido que se defiendan de caer en la telaraña de las corrupciones",
señaló el Papa Francisco a la Cumbre internacional de jueces y magistrados
contra el tráfico de personas y el crimen organizado, en el 2016.
El país demanda
seguridad para desterrar el miedo, tarea prioritaria de las autoridades
pertinentes. También es hora para que, desde la educación, recuperemos los
valores familiares para construir una sociedad justa, solidaria, inclusiva y
equitativa. · #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El,
en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y
Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para
analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
Esta carta me pareció muy interesante ya que habla lo que estamos viviendo como país. Hoy en día hay tanta violencia y muertes, que siembra miedo a todos los ciudadanos, no hay como salir de paseo en familia, porque uno no sabe lo que puede pasar. Lo peor es que los gobiernos no hacen nada al respecto, solo queda acercarnos más a Dios y entregar nuestra vida a él.
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